Vallejo, Juan de. ¿Burgos?, ú. t.. s. xv – c. 1555. Arquitecto.
Pocas noticias hay sobre la vida de este arquitecto, que la historiografía ha descrito como burgalés, fundamentalmente porque todavía no se ha realizado un estudio monográfico sobre su obra y sus importantes aportaciones a la arquitectura de la ciudad castellana durante el primer Renacimiento. En este sentido, Marcos Rico Santamaría, arquitecto jefe de las obras de restauración de la Catedral de Burgos durante las décadas de 1970 y 1980, ha sido el único que se ha ocupado del estudio de su trayectoria, especialmente en el período en el que dirigió la rehabilitación del hermoso cimborrio del templo. Esta intervención es quizás la más importante de Vallejo, a quien le encargaron las obras de reconstrucción del cimborrio en el año 1539, con posterioridad al derrumbamiento de la construcción original que había ideado Juan de Colonia en el año 1489. Los canónigos de la Catedral expresaron su satisfacción por la brillantez del conjunto, una vez que éste se finalizó, en el año 1545, puesto que uno de los méritos más destacados de su creador fue la idea de reforzar las cuatro columnas sustentantes.
Asimismo, Juan de Vallejo construyó cuatro arcos y las pechinas, las cuales, en combinación con otros cuatro arcos, reconstruyen visualmente el octógono que soporta la carga. Los cuatro pilares cilíndricos diseñados en el interior del cimborrio fueron creados para fortalecer la estabilidad, y además los prolongó al exterior en cuatro torres puntiagudas de perfil gótico.
En cuanto a las ventanas, también ideadas por el arquitecto, fueron realizados utilizando como base constructiva una serie de arcos rebajados o escarzones, decorados en su interior con todo tipo de motivos florales, y que constituyen el mejor exponente del gótico florido o del estilo plateresco. A la esbeltez del conjunto contribuyeron también la construcción de balconadas en dos alturas formadas a través de líneas curvas perimetrales, mientras que los antepechos renacentistas y otras partes fueron decoradas con atlantes, cariátides y telamones. La bóveda del cimborrio situado en el crucero tiene una estrella de ocho puntas y es de influencia musulmana.
Juan de Vallejo denominó su cimborrio como “una catedral sobre otra catedral”, una afirmación sincera que revela también la magnitud de una obra que no se concluyó hasta el año 1568, y en cuya decoración trabajaron algunos escultores de la ciudad, como Juan
de Colindres. Además, bajo la delicada linterna del crucero diseñado por este arquitecto fueron depositados los cuerpos de Rodrigo Díaz de Vivar, “El Cid” y su esposa Jimena.
El estilo de Vallejo refleja su predilección por el estilo ojival, el que predominaba en la época, aunque trató siempre de establecer una unidad entre las proporciones arquitectónicas y las decoraciones periféricas. Esta característica parece ser una constante en toda su producción, como evidencia el mausoleo que construyó para la capilla de Santiago, en la misma Catedral, una obra destinada al enterramiento de canónigo Juan Ortega Velasco, abad de San Quirce o la capilla de San Jerónimo de Mena, situada junto a la puerta procesional del claustro. En cuanto a la primera capilla mencionada, ésta había sido la parroquia de la catedral desde el siglo XVI, pero Juan de Vallejo, entre 1524 y 1534, llevó a cabo una labor de ampliación de la misma así como la creación de la bóveda, en la cual las bellas nervaduras confluyen en rosetones cargados de ornamentos.
En cambio, para el sepulcro del abad, elaboró un excelente juego de proporciones a través de la elevación del lucillo con una moldura a modo de plinto, hecho que posibilitó la colocación de la imagen yacente del religioso bajo un gran arco que cobija un relieve, posiblemente también esculpido por Vallejo. Se trataba, sin duda, de una visión muy arquitectónica de la escultura que repitió en otras ocasiones a lo largo de su trayectoria profesional. Una de las primeras ocasiones en las que tuvo oportunidad de repetir este modelo fue en los sepulcros realizados para la iglesia de San Gil, una de las obras emblemáticas de la arquitectura gótica de esta época. De hecho, se tienen noticias sobre el trabajo de restauración llevado a cabo por el cantero en la puerta de la Iglesia de San Gil Abad, en la capital burgalesa, hacia 1537 así como la relación que mantuvo con la familia de los Astudillo, quienes le encargaron la realización tanto del mausoleo familiar en la capilla de Santiago de la Catedral como el diseño de la escalera helicoidal del palacete familiar. En la iglesia de San Gil la crítica más reciente le ha atribuido otras obras, como el sepulcro del canónigo Jerónimo de Castro, patrono de una de las capillas; el diseño de la capilla del Santísimo Cristo o el enterramiento de Lorenzo de Lerma y su esposa en la capilla de Nuestra Señora de la Buena Mañana. Éstas no fueron las únicas intervenciones en el patrimonio religioso puesto que también realizó la portada renacentista de la iglesia de San Cosme y San Damián, varias sepulturas en Covarrubias.
Posteriormente, en la década de 1550, colaboró en la realización de la capilla de la Piedad, un pequeño oratorio situado en el Monasterio de San Agustín. Menos conocidas resultan sus intervenciones en el urbanismo de la ciudad castellana, fundamentalmente la reconstrucción del Arco de Santa María, una obra en la que trabajó junto a Francisco de Colonia y que constituía una de las construcciones más emblemáticas porque en su interior se encontraba la Sala del Secreto o de la Paridad, el lugar de reunión del Consejo de Burgos hasta el siglo XVII.
Obras de ~: Rehabilitación del cimborrio, Catedral, Burgos, 1539-1545; Mausoleo en la capilla de Santiago, Catedral, Burgos; Capilla de San Jerónimo de Mena, Catedral, Burgos; Sepulcros en la iglesia de San Gil, Burgos; Portada de la iglesia de San Cosme y San Damián, Burgos; Capilla de la Piedad, Monasterio de San Agustín, Burgos, 1550; con F. de Colonia, Reconstrucción del Arco de Santa María, Burgos.
Bibl.: C. Ibáñez Pérez, Arquitectura civil del siglo XVI en Burgos, Burgos, Caja de Ahorros Municipal de Burgos, 1977; M. Rico Santamaría, La Catedral de Burgos: patrimonio del mundo, Vitoria, H. Fournier, 1985; “Juan de Vallejo: cantero burgalés”, en Academia. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, n.º 77 (2.º semestre de 1993), págs. 173-186; VV. AA., Historia del templo-catedral de Burgos, Burgos, Aldecoa, 1997; P. Orcajo y R. J. Payo, Historia de la Catedral de Burgos, Burgos, Aldecoa, 1997; A. C. Ibáñez Pérez, “La primera capilla de Santiago en la Catedral de Burgos”, en Imágenes y promotores en el arte medieval: Miscelánea en homenaje al profesor Joaquín Yarza Luaces, Barcelona, Universidad Autónoma, 2001, págs. 457-463.
Macarena Moralejo Ortega
