García Espín, Fernando. Granada, 1883 - Turón (Granada), 1938. Empresario y abogado.
Adornado de excepcionales cualidades creativas y organizativas, proyectó toda su inquietud emprendedora en la provincia de Almería. Contrajo matrimonio con la vecina de Canjáyar (Almería) Isabel Esteban Romera y en este pueblo, y en el también municipio almeriense de Adra, radicó durante la mayor parte de su vida.
Su obra magna, en la primera etapa iniciada sobre 1918, fue sacar de la atonía, desidia e individualismo al sector agrícola de Canjáyar y pueblos colindantes, propiciando un movimiento asociativo cristalizado en la Sociedad Anónima Productores y Exportadores de Frutas Frescas. Su liderazgo como emprendedor encontró la acogida de la totalidad de los labradores de la comarca andareña dedicados al monocultivo de la parra. La Sociedad se constituyó el día 28 de mayo de 1919, y entre los medios y fines señalados en sus estatutos figuraban: una mejor producción -cuantitativa y cualitativa–, la canalización de la exportación, ayudarse por rigurosos y seguros sistemas financieros, así como la formación agraria y cultural de socios y familiares. Objetivos que fueron cumplidos con la creación asimismo de un centro de formación. Se obtuvieron óptimos resultados en el mercado exterior los años que tuvo existencia la Sociedad.
Al margen de ello, pero en el marco de los propios objetivos agroalimentarios, fundó también la Fábrica de Conservas Vegetales Santa Isabel. El reconocimiento de los vecinos quedó patente en el nombramiento que se le hizo de Hijo Adoptivo en el pueblo cabecera, Canjáyar, el día 22 de abril 1922.
Posteriormente, ante la limitada capacidad de medios y recursos del municipio canjilón, en 1930 trasladó la Fábrica Conservera a Adra. Narró el hecho el escritor abderitano José Sedano Moreno: “el empresario Fernando García Espín se trajo a Adra una pequeña fábrica que tenía en la ciudad alpujarreña de Canjáyar, con su personal más cualificado, para poner en funcionamiento y a pleno rendimiento esta fábrica”. Los resultados positivos del cambio de ubicación se dejaron notar desde el inicio y socios y vecinos se beneficiaron altamente del nuevo negocio.
Su incansable actividad creativa le llevó a fundar simultáneamente en la misma localidad de Adra la Sociedad Anónima, Aguas y Cauce de San Fernando, realizando la obra ingente de la construcción del Canal del mismo nombre que amplió exponencialmente las tierras de regadío. Adquirió para este fin un gran volumen de agua de la entidad Azucarera de Adra y la canalizó desde el Río de Adra a la zona de Poniente almeriense, Balerma y Guardias Viejas, en una longitud superior a 30 kilómetros; quedando amparadas más de 750 hectáreas de secano convertidas, tras la irrigación, en feraces y muy rentables parcelas de labor.
También la población de Adra le tributó reconocimiento por la riqueza creada ante el ampliado volumen de producción y el alto índice de empleo asumido, principalmente por personal del municipio. El Diario almeriense La Crónica Meridional, haciéndose eco del sentir agrario y negocial almeriense, escribió un significativo editorial en 1930: “García Espín es un hombre de esos que tanta falta nos hacen en nuestra provincia”.
Bibl.: E. Esteban Hanza, Fernando Garcia Espín, Canjáyar pueblo Alpujarreño, pag.513, [2ª Edición, Almería, Edit. Cajal, 2000]; A. López Romero, “Fernando García Espín”, en José Antonio Parejo Barranco (coord.) Cien empresarios Andaluces, Madrid, Lid Editorial Empresarial, 2011; J. Sedano Moreno, “La Azucarera de Adra en 1938”, en Revista Farua, n.º 15. Albolote, Edit. Centro Virgitano de Estudios Históricos - Imprenta La Madraza, 2012; E. Esteban Hanza, “Fernando García Espín”, en Julián Pablo Díaz López (coord.), Diccionario Biográfico de Almería, Almería, Instituto de Estudios Almerienses, 2017.
Emilio Esteban Hanza