Rojas Monge, Pastora. Pastora Imperio. Sevilla, 13.IV.1889 – Madrid, 14.IX.1979. Bailaora, cantaora y actriz.
Nació Pastora un Domingo de Ramos de 1889 en el barrio sevillano de la Alfalfa, fruto de la unión de Víctor Rojas, sastre de toreros, y de la bailaora gitana Rosario Monge Monge La Mejorana. El padre enfermó y, en busca de mejor fortuna, viajaron a Madrid, instalándose en la calle Aduana, justo encima de la academia de baile de Isabel Santos. Las palmas y taconeos que se deslizaban por los muros del edificio despertaron los genes de la pequeña. Eran tiempos difíciles; el padre, enfermo, ya no ejercía su profesión y todos tuvieron que arrimar el hombro. La pequeña Pastora fregó escaleras para aliviar la penuria económica.
Una tarde, celebrando un bautizo en la academia, Pastora se arrancó por sevillanas con tal genio y arte que la maestra de baile la llevó ante José Fernández, empresario del Salón Japonés. Allí debutó con apenas trece años; en la andadura le acompañó una muchacha llamada María con la que formó el dúo Las Imperio. Un día, Jacinto Benavente, tras verla bailar, exclamó: “¡Esta Pastora vale un Imperio!”. Y así quedó bautizada.
Fundamentalmente bailaora, pues nadie como ella para alzar esos brazos de alabastro al compás de alegrías, soleares o tanguillos, Pastora cantaba con gracia indudable y su creación de El Garrotín se hizo célebre.
Chotis y cuplés formaban parte de su repertorio: SM el Chotis, Luis, Viva Madrid o La pena, pena, que algunos atribuyen a su separación del torero Rafael Gómez El Gallo, con el que se había casado el 20 de febrero de 1911 en la iglesia de San Sebastián, de Madrid, y con el que apenas convivió un año. Del motivo de la ruptura nunca se supo, pues ambos, como si hubieran acordado un pacto de silencio, jamás hicieron comentario alguno.
Fue Pastora una mujer carismática, simpatiquísima y muy hermosa, pero lo más llamativo, además de su mayestática estampa, fueron sus ojos verdes que inspiraron a más de uno. Graciano y Font de Anta le dedicaron: “Porque a Dios le dio la gana // en sus divinos antojos // he nacido yo gitana // sin tener negros los ojos... ”. Los hermanos Álvarez Quintero igualmente se rindieron a su hermosura. De ella dijo Benavente: “Es la escultura de una hoguera”. Mariano Benlliure esculpió su figura en la escultura La bailaora y Romero de Torres, que la pintó en varias ocasiones, la plasmó en el lienzo La consagración de la Copla. A la inteligente y mordaz Raquel Meller se la oyó comentar: “Pastora Imperio canta por decreto”. Y es que Pastora era mucha Pastora... Manuel de Falla le dedicó El amor brujo, que Pastora estrenó en el Teatro Lara de Madrid en 1915. Se retiró en diversas ocasiones, reapareciendo otras tantas. Tenía sesenta y nueve años cuando se presentó en el Eslava haciendo una breve intervención en un espectáculo de Luis Escobar en el que bailó y cantó el “Tango del Morrongo”, insinuante pieza musical de la revista Enseñanza Libre de Jiménez, Perrín y Palacios.
Pastora Imperio supo engranar el baile con el cuplé y la tonadilla. Sin duda, en eso estribó su triunfo.
Sus éxitos más notables fueron: Macarenas, Achares, Guitarra agarena, Pastora ha vuelto y La nieta de Carmen.
Considerada la artista más representativa de su época, Pastora fue autodidacta y renovadora del baile flamenco, creando su propio estilo. Condecorada en diversas ocasiones, estaba en posesión del Lazo de Dama de la Orden de Isabel la Católica y la primera Medalla de Oro de la Segunda Semana de Estudios Flamencos, celebrada en Málaga en 1964. Entre sus películas más famosas destacan: María de la 0 (1936), La marquesona (1940), Canelita en rama (1943), El amor brujo (1949) y su último film: Duelo en la cañada, que rodó en 1959.
Tras retirarse, montó en Madrid el tablao flamenco Gitanillos. Intuitiva, afectuosa y muy generosa para con los suyos, la genial bailaora disfrutó de un retiro feliz rodeada del cariño de su familia. Falleció a los noventa años en su domicilio de la calle O’Donnell de Madrid, el 14 de septiembre de 1979.
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Olga María Ramírez de Gamboa Ramos
