Iborra Gorostegui, Lino Casimiro. Santoña (Cantabria), 1858 – Madrid, 27.VII.1935. Pintor.
Nació en Santoña, villa en la que la figura del indiano marqués de Manzanedo es fundamental como mecenas y protector de artistas. Entre sus protegidos se encontraba Iborra, a quien le sufragó una pensión para irse a Madrid y allí cursó estudios en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado (hacia 1878). Madrid se convirtió en su residencia habitual, con esporádicos viajes a Cantabria. En 1882, participó, por primera vez, en una muestra colectiva en el Salón El Globo de Madrid, con la obra Una sorpresa en la montaña y, poco a poco, se fue abriendo paso en la gran ciudad y en la propia escuela. Al tiempo que inició su carrera artística, dio clases particulares de pintura en su domicilio y comenzó su trayectoria como pintor oficial, presentándose a las Exposiciones Nacionales desde 1884 hasta 1920, en dieciséis ocasiones.
Iborra fue el pintor cántabro que más premios obtuvo en las mismas: en 1908, Segunda Medalla por La salida del redil; en 1899 y 1906 con Ahora será ella y El rebaño obtiene Terceras Medallas; en 1892 y 1895, menciones honoríficas por Raquel e Hija mía, respectivamente. Participó igualmente en algunas de las exposiciones del Círculo de Bellas Artes de Madrid.
La primera puede datar del año 1891, con las obras Velando el sueño y Recuerdo de Meissonier.
Hasta 1892 no estableció domicilio fijo en Madrid.
Se instaló en el barrio de Malasaña, donde abrió su estudio de pintura y fue obteniendo reconocimiento por parte de las instituciones oficiales. Contrajo matrimonio con una de las alumnas de su estudio por estos años. En 1899, logró la Tercera Medalla de la Nacional de Bellas Artes con Ahora será ella, pieza adquirida por el Estado, como era norma habitual.
También fue requerida obra suya para ser expuesta en un centro de arte de Londres; esta casa londinense decidió comercializar pintura española y le nombró su representante en España. Vio cumplido su deseo de ser profesor de la Escuela de Artes e Industrias de Madrid.
Tras obtener nuevos premios en las Exposiciones Nacionales de 1906 (Tercera Medalla) y 1908 (Segunda Medalla con La salida del redil, hoy en el Museo Provincial de Jaén), el pintor dejó de comparecer en exposiciones individuales hasta el año 1925, ausencia motivada por la tristeza y melancolía en que cayó tras la muerte de su hijo. En cambio, su labor docente se vio ampliamente reconocida, al ser premiado por su labor en la Escuela de Artes e Industrias, con un diploma de Medalla de 1.ª Clase en la Exposición de Arte Decorativo de 1913. También, por mediación del pintor Marceliano Santa María, se organizó en Santander la exposición anual del Círculo de Bellas Artes, que contó con la presencia de numerosos artistas montañeses, entre ellos, Lino Casimiro Iborra.
En 1925, presentó su última exposición individual en el Salón del Círculo de Bellas Artes de Madrid, bajo el título de Exposición Iborra, con la obra más representativa dentro del género costumbrista. Tras su muestra, acaecida en Madrid en 1935, su viuda donó a la ciudad de Santander ocho obras, en la actualidad en el Museo de Bellas Artes de Santander: Doctores de la ley; En la charca del atajo; Patos nadando; El mayoral de la dehesa; Quien se descuide en la última partida, halla en la muerte la vida; El callejón de La Merced en Colindres; Flor de los trópicos y Petruca.
Iborra fue uno de los muchos artistas de Cantabria que tuvieron que salir de la región al no existir ninguna academia de Bellas Artes, pero siguieron vinculados a la misma. Entre ellos no formaron escuela, si bien se les relacionaba con el costumbrismo perediano, tan en boga en estos años. Fueron artistas que utilizaron los cauces oficiales de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes para darse a conocer.
Hacían una pintura de corte realista y costumbrista, totalmente alejada de cualquier vanguardia o ruptura con la pintura tradicional. En esta línea se movió el quehacer artístico de Iborra, practicando el género costumbrista, por encima de todo, aunque también se atrevió con la pintura literaria, religiosa, paisajes o naturalezas muertas. Dentro del costumbrismo, utilizó dos temas muy típicos, los retratos de personajes rurales y la representación de animales vinculados a la vida del campo (ovejas, carneros, etc.), intentando por todos los medios lograr ese verismo tan valorado en la pintura académica. Ya a partir de 1915, pasó a trabajar, casi exclusivamente, en los tipos rurales de gestos y rasgos pronunciados. En cuanto a la pintura religiosa, plasmó en ella su sentimiento religioso, pero con un carácter más realista que devoto (Doctores de la ley, Virgen del Puerto). También trabajó como muralista, decorando viviendas particulares (escalera del palacio Talledo en Ampuero, la casa vinícola de Iturriaga Goitia en Haro, La Rioja), siguiendo los cánones de la pintura tradicional. En suma, fue un artista convencional y tradicionalista, sujeto a la normativa oficial, a la que permaneció fiel toda su vida.
Obras de ~: ¡Ahora será ella!, 1899; Patos nadando, c. 1900; En la charca del atajo, c. 1900; Autorretrato, 1909; Flor de los trópicos, c. 1920.
Bibl.: J. Parada y Satin, “Lino Casimiro Iborra”, en El Eco Montañés (Santander), n.º 42, 20 de octubre de 1900; “Artistas Contemporáneos. Lino Casimiro Iborra”, en La Esfera (Madrid), 24 de junio de 1916; M. Alonso Laza, Lino Casimiro Iborra (1858-1935), Santander, Ayuntamiento de Santoña, 1994.
Salvador Carretero Rebés