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Pedro Casto Secundino de Loyzaga Pérez

Biografía

Loyzaga Pérez, Pedro Casto Secundino de. Ceuta, 1.VII.1794 – Archidona (Málaga), 23.V.1854. Militar, noble.

Nació en el seno de una familia de hidalgos vizcaínos afincada en Ceuta. Fue el mayor de los dos hijos varones del capitán Dionisio de Loyzaga de Sohelet y Francisca Pérez de Romero.

Ingresó como cadete, por su calidad noble e hijo de capitán del Ejército español, en el Regimiento fijo de Ceuta el 7 de noviembre de 1806, y ascendió a subteniente dos años después. En 1814 pasó a teniente de Infantería destinado al batallón de Cazadores del ejército Expedicionario del general Pablo Morillo, que se preparaba para acudir a Costa Firme (actual Venezuela) a sofocar la sublevación de los insurgentes venezolanos.

El ejército de Morillo se dirigió inicialmente a la isla de Margarita, al norte de Venezuela, porque esta zona se había adherido desde el principio a la sublevación.

Durante este viaje el día 28 de marzo de 1815, frente a las costas de la isla de Tobago, la fragata Bigarrena, en la que viajaba el teniente Loyzaga y otras doscientas personas, chocó en alta mar con otro de los navíos del convoy por el lado de babor. El bauprés de otra nave entró en la Bigarrena y se enredaron las encordaduras de ambas naves que quedaron desarboladas y ambas cubiertas con tablas y restos de palos. La situación era tan crítica que el capellán de Artillería impartió la bendición a todos. Los soldados de la tropa decidieron escapar, mientras el capitán del barco y la marinería, armados con cuchillos, llegaban al bote salvavidas para huir. El teniente Loyzaga empuñó su sable y, apoyado por otros oficiales, ordenó a la tropa volver a la bodega y obligó a la marinería a retirar los restos de la cubierta y poner velas en los palos que quedaban. Ambas naves con todos sus pasajeros y carga se salvaron, además se notificó al mando el excelente comportamiento de Pedro de Loyzaga.

Pocos días después, en la isla de Margarita (10 de abril de 1815) su comportamiento heroico resultó fundamental para la toma de este punto estratégico, como consta literalmente en su hoja de servicios: “[el teniente Pedro de Loyzaga] fue uno de los primeros que desembarcó con la Vanguardia del Ejército Expedicionario, apoderándose (con sus hombres) de la Artillería y los fuertes que guarnecían los insurgentes”.

En este ataque perdió a su único hermano el cadete Pablo de Loyzaga. Ambos sucesos crearon en poco tiempo una aureola de valor y lealtad alrededor de la figura del teniente Loyzaga, destinado con frecuencia a misiones de alto riesgo. Así, desde 1816 fue destinado a las goletas que se armaron para perseguir a los corsarios que apoyaban a los insurgentes venezolanos y de las islas caribeñas, hasta que cesó el peligro. Después se le ordenó que se embarcara en la goleta Ninfa para perseguir a la goleta Centella, que los insurgentes venezolanos utilizaban para sus escalas en las islas caribeñas, en las que reclutaban hombres. La misión fue un éxito y la Centella no pudo más que acercarse a las costas norteamericanas.

En reconocimiento a estos servicios fue ascendido en 1822 a teniente de granaderos y en 1823 a capitán y fue destinado al Regimiento peninsular de Granada de guarnición en San Juan de Puerto Rico. Poco después fue promovido a capitán graduado de granaderos, condecorado con la Cruz y Diploma del Escudo de Distinción de la Lealtad Americana (Real Orden de 8 de noviembre de 1826, según Real Decreto de 16 de marzo de 1824) y nombrado caballero de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, el 9 de agosto de 1829. El 25 de septiembre de 1831 ascendió a teniente coronel.

Es significativo el liderazgo mostrado en el suceso de San Juan de Puerto Rico del 24 de octubre de 1835.

Él, como muchos otros oficiales que habían formado parte del ejército del general Morillo, se confesaba como un monárquico liberal y defensor de la Constitución de 1812. Tras el fallecimiento de Fernando VII en 1833, en las colonias permanecían muchos de los gobernadores del absolutismo que mantenían los mismos planteamientos y actitudes. Por todo ello, la intelectualidad de Puerto Rico y muchos oficiales y suboficiales decidieron realizar un acto público en el que se reconociese la vigencia de la Constitución de 1812, al tiempo que se declaraba la adhesión a la reina Isabel II. El acto, liderado por Pedro de Loyzaga, sería apoyado por la tropa destinada en San Juan de Puerto Rico y por un amplio número de civiles. Se trataba de colocar una lápida en la plaza en conmemoración de la Constitución y hacer firmar al gobernador el texto de la misma. Por tanto, nada relacionado con movimientos independentistas, como se trató de hacer creer en algún momento, que ni Pedro de Loyzaga ni los demás oficiales, ni suboficiales hubieran apoyado, sobre todo después de tantos años de lucha precisamente contra el independentismo en las colonias.

El general Miguel de la Torre, gobernador y capitán general de la isla desde 1825, se opuso a esta proclamación, procediendo a detener a su líder y a todos los responsables de su organización. El 25 de octubre de 1835 fue arrestado y enviado en la goleta Palma a Cádiz para ser juzgado. Una vez en España, fue exonerado de todo cargo, como consta en informe de 7 de agosto de 1836 y repuesto en su grado y mando militar.

En 1837 se reincorporó al Ejército en la división de la provincia de Cádiz, donde fue nombrado para varias responsabilidades, entre otras la de 1.er ayudante de Estado Mayor del teniente general Fernando Butrón.

Con esta división participó en la persecución de los carlistas de la denominada expedición del cabecilla Gómez. Entre 1837 y 1839 fue destinado al ejército del Norte con guarnición en Zaragoza. En 1839 fue nombrado mayor comandante del 1.er batallón del Regimiento de voluntarios de Granada, en el que permaneció hasta su jubilación definitiva.

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Expediente del Tte. Coronel Pedro de Loyzaga. Registro Civil de Archidona (Málaga), Partida de defunción de Don Pedro Casto Secundino de Loyzaga Pérez; Libro 3º de Defunciones [23.V.1854], certificado nº. 70.

A. García Camba, Levantamiento de los Artilleros en la Isla de Puerto Rico, Madrid, Imprenta Higinio Reneses, 1856; A. García Tejero, Historia político-administrativa de Mendizábal dedicada al pueblo liberal español, Madrid, Estudio Tipográfico J. A. Ortigosa, 1858; J. Pérez Morís y L. C. González Quijano, Historia de la Insurrección de Lares, Barcelona, Estudio Tipográfico N. Ramírez, 1872; V. Géigel Polanco, “Don Andrés de Vizcarrondo y Ortiz de Zárate”, en Revista Instituto de Cultura Puertorriqueña, 63 (1974), págs. 22-30; S. Brau, Historia de Puerto Rico, Río Piedras-Barcelona, Edil-Industrias Gráficas Manuel Pareja, 1983; P. E strade y A. Perotin-Dumon, “Las revoluciones en el mundo ibérico e iberoamericano a principios del siglo XIX. Las Antillas Españolas”, en R. M. Maniquis, O. R. Martí y J. Pérez (eds.), La Revolución Francesa y el Mundo Ibérico, Madrid, Turner, 1989; A. Morales Carrión, Puerto Rico y la lucha por la hegemonía en el Caribe. Colonialismo y contrabando, siglos XVI-XVIII, Río Piedras, Universidad Puerto Rico, Centro de Investigaciones Históricas, 1995; J. R. Navarro García, Control social y actitudes políticas en Puerto Rico (1823-1837), Sevilla, Imprenta Pau, 1991 (col. Historia V Centenario Descubrimiento América, vol. 11); F. A. Scarano, Puerto Rico. Cinco siglos de Historia, Méxivo, McGraw Hill Interamericana, 2000; P. Gil-Loyzaga, Cuatro siglos en Puerto Rico, Madrid, Visión-Net, 2007.

Pablo E. Gil-Loyzaga