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Manuel Márquez Rodríguez

Biografía

Márquez Rodríguez, Manuel. Villaseca de la Sagra (Toledo), 14.III.1872 – Ciudad de México (México), 12.VI.1962. Médico, catedrático, oftalmólogo.

Hijo de una humilde familia —su padre era guarda del Patrimonio Real—, cursó la carrera de Medicina en Madrid en el colegio de San Carlos gracias a una beca, obteniendo sobresalientes y matrículas de honor en casi todas las asignaturas. Durante los dos primeros cursos, consiguió los Premios Doctor Fourquet y Doctor Martínez de Molina. Fue, asimismo, alumno interno por oposición del Hospital de San Carlos y del Hospital Provincial en ambos casos con el número uno. En 1895 obtuvo el título de licenciado, leyendo en 1896 su tesis doctoral Las parálisis alternas, obteniendo Premio Extraordinario. Tras ello, entró como profesor ayudante en la Facultad de Medicina y trabajó en el Hospital de Buen Suceso en Oftalmología.

Decidido por esta rama de la medicina y queriendo conocer cuanto se hacía fuera de España, decidió pedir una ayuda para completar su formación en París con Antonelli, en Viena con Wintersteiner y con Theodor Axenfeld en Friburgo. Esta experiencia fue vital para él ya que tuvo la oportunidad de ver otras formas de trabajar y organizar la docencia, asistencia e investigación. En 1901 fue designado director del Servicio de Oftalmología del Hospital del Buen Suceso y en 1902 obtuvo la plaza de profesor auxiliar de Terapéutica de la Facultad de Medicina de Madrid.

En 1906 ganó por oposición la cátedra de Terapéutica de la Facultad de Santiago de Compostela y en 1908 obtuvo por traslado la de igual denominación en Madrid. Sin embargo, su pasión era la oftalmología y en ella venía trabajando y labrándose un gran prestigio, hasta tal punto que en 1911 fue nombrado catedrático de Oftalmología de la misma Facultad a propuesta de la Real Academia de Medicina y del Consejo de Instrucción Pública.

Durante la Guerra Civil, Márquez se mantuvo al lado de la República, siendo en esos momentos decano de la Facultad de Medicina, cargo para el que había sido nombrado en 1934. A finales de 1936, se desplazó a Valencia y en 1937 a Barcelona, donde impartió clases y actuó como jefe de los Servicios Oftalmológicos del Ejército. Antes de ser tomada Barcelona, se desplazó a París, donde permaneció un tiempo junto a Pollak y Baillart, para posteriormente decidir —tras recibir diversas ofertas— trasladarse a México. Durante el período comprendido entre 1939 y 1962, permaneció allí desarrollando una magnífica labor. Fue, entre otras muchas cosas, profesor de Oftalmología de la Escuela de Medicina y profesor de Óptica de la Escuela de Optometría. A lo largo de su vida, formó multitud de oftalmólogos muchos en España y tantos o más en México. De los formados en España, destacan, entre otros, Galo Leoz, Manuel López Enríquez, Emilio Díaz-Caneja, Juan Arjona Trapote y Nicolás Belmonte González.

Su labor como oftalmólogo creador de ciencia y escuela fue muy relevante. Participó en la mayoría de los congresos internacionales de su época, generalmente a requerimiento de los organizadores, presentando ponencias siempre relevantes y comunicaciones.

Hizo algunas aportaciones interesantes describiendo por primera vez el defecto de refracción denominado biastigmatismo sobre el que trabajaría durante muchos años con trabajos muy diversos, aspectos en los que pudo hacer estas aportaciones gracias a la oftalmometría y a las escalas que él mismo había diseñado. Fue igualmente artífice de diversos artilugios operatorios para mejorar las técnicas operatorias y también de la modificación de algunas de ellas, fundamentalmente la referida a los párpados, diseñando una pinza modificada de la muy usada de Snellen. Sus trabajos abarcaron desde el glaucoma al desprendimiento de retina.

Sin embargo, los que más repercusiones tuvieron fueron los de oftalmometría, en la que incluso revisó la escala optométrica. Destacaron también sus contribuciones a la terapéutica ocular, neuro-oftalmología y motilidad ocular.

Sus publicaciones fueron numerosas y relevantes y, entre ellas, destacan sus libros Lecciones de Oftalmología Clínica, Lecciones de Oftalmología Clínica General, Elementos de Terapéutica General y Lecciones de Oftalmología Clínica y Especial. Entre sus trabajos en revistas destacan, sobre todo, los referentes al biastigmatismo, sobre las técnicas y valor clínico de las inyecciones intratentonianas hipertónicas en el desprendimiento de retina y sus trabajos sobre una nueva escala optométrica. Importantes también fueron sus numerosos estudios sobre el astigmatismo y sobre el quiasma óptico en el que analizó la teoría de Cajal entre el entrecruzamiento de las fibras nerviosas antes de llegar a la corteza y la imagen invertida. Su prestigio y actividad científica le llevó a ser co-director de la revista Archivos de Oftalmología Hispano-Americanos.

Destacó también por sus numerosos trabajos historiográficos, realizando algunos de gran interés como Uso de los anteojos, El Dr. D. Andrés García Calderón, El Dr. D. Santiago de los Albitos, Andre Rochon Duvigneaud, Los prodedimientos blefaroplásticos del cirujano Montañés Argumosa, Cajal, investigador y maestro, Cajal y la neurooftalmología y Evolution historique des idées sur la Skiascopie: son état actuel, son vrai mechanisme.

Fue presidente de la Sociedad de Oftalmología de Madrid (1915), presidente de la Sociedad Oftalmológica Hispano-Americana (1920), miembro de honor de la Sociedad de Oftalmología de Viena y presidente del XIV Congreso Internacional de Oftalmología celebrado en Madrid (1933). Fue, asimismo, presidente de honor del primer Congreso Nacional de Oftalmología desarrollado en México (1949), miembro de honor de la New York Society for Clinical Ophthalmology (1941), miembro honorario de la Asociación Panamericana (1952), y miembro numerario de la Academia Médico Quirúrgica de Madrid (1902). Fue consejero de Sanidad (1924) y en 1928 consejero de Instrucción Pública con la responsabilidad de llevar la lucha contra el tracoma. Ingresó como académico de número en la Real Academia Nacional de Medicina en 1916 con el discurso Pequeños detalles prácticos y algunos principios generales referentes a las medicaciones locales en oculística, ocupando el Sillón 47 vacante por fallecimiento de Mariano Carretero y Muriel, y siendo contestado su discurso por José Gómez Ocaña.

 

Obras de ~: Elementos de terapéutica general, Madrid, Ricardo Rojas, 1908; Los errores del vulgo respecto al uso de cristales en los defectos de la vista, Madrid, Nicolás Moya, 1910; Lecciones de Oftalmología Clínica, explicadas en la cátedra por el Dr. Márquez, Madrid, Casa Vidal, 1913; À propos du diagnostic du biastigmatisme et de son traitement par les verres bicylindriques a axe, obliques (XVII Congrès International de Medecine, Londres), Madrid, Ricardo F. de Bojas, 1913; La lucha contra el tracoma en España, Madrid, Sucesor de Victo y Cía., 1925; Lecciones de Oftalmología Clínica General, Madrid, Imprenta y Encuadernación Julio Cosano, 1926; Lecciones de Oftalmología Clínica y defectos de refracción del ojo, Blas Tipográfica, Madrid, 1936.

 

Bibl.: M. Rivas Cherif, “El Dr. Manuel Márquez”, en Ciencia (México), XXII (1962), págs. 11 y ss.; V. Matilla, “Márquez Rodríguez”, en 202 biografías académicas, Madrid, Real Academia Nacional de Medicina, 1987, págs. 162-163; J. L. Cotalo, E. Hernández, J. L. Munoa y G. Leoz, “Manuel Márquez Rodríguez”, en Historia de la Oftalmología Española, Madrid, Editado por la Sociedad Española de Oftalmología, 1993, págs. 247-258; M. Díaz-Rubio, 100 médicos españoles del siglo XX, Madrid, You & Us, 2000.

 

Manuel Díaz-Rubio García