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Enrique Reig y Casanova

Biografía

Reig y Casanova, Enrique. Valencia, 20.I.1859 – Toledo, 25.VIII.1927. Eclesiástico, abogado, director de periódico, auditor de la Rota, canónigo, arzobispo y cardenal.

Comenzó los estudios en el Instituto de Játiva, donde hizo el bachillerato y, posteriormente, ingresó en el Seminario Conciliar Central de Valencia y después obtuvo por oposición una beca en el Colegio Mayor de la Presentación y Santo Tomás de Villanueva, circunstancia que aprovechó para hacer, al mismo tiempo que la carrera eclesiástica, los estudios de Derecho Civil en la cercana Universidad. Fue entonces cuando, debido a una fuerte crisis espiritual, decidió abandonar el Seminario, ejerció de abogado y contrajo matrimonio, pero estuvo casado poco tiempo ya que su esposa falleció en 1885 — junto con su hija—, víctimas ambas de la epidemia de cólera.

Entonces decidió hacerse sacerdote, siendo acogido en la diócesis de Almería por el obispo José María Orberá Carrión, antiguo alumno del Colegio de la Presentación, quien le confirió el presbiterado en 1886 y le nombró profesor de historia eclesiástica del Seminario almeriense.

Años más tarde fue llamado por el obispo de Mallorca, Jacinto María Cervera, que también había sido alumno del mencionado Colegio y le nombró secretario de cámara y gobierno del obispado y más tarde provisor y vicario general de la diócesis, en cuya Catedral ganó en 1896, por oposición, una canonjía. Además fue profesor de la escuela normal.

El cardenal Sancha decidió llevárselo a Toledo en 1900 como profesor de Sociología del Seminario, y además le nombró arcediano de la Catedral Primada en 1903. Ejerció estos cargos hasta que en 1904 fue nombrado auditor del Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica de Madrid. En Toledo comenzó a darse a conocer por su actividad en el campo social, a través de la prensa y del movimiento obrero católico.

Fue director del periódico Paz Social y de la Unión Apostólica del Clero español, cuya primera asamblea nacional organizó y presidió; rector de la Universidad Católica de Madrid, alma de la Revista Parroquial, que él mismo fundó y dirigió para recoger fondos con destino a los párrocos rurales; asesor de la Casa de Sindicatos Obreros de Madrid y profesor de la Escuela Superior de Magisterio.

Años después, en 1924, ya como arzobispo de Toledo, presidió la III Asamblea, de la que nació la revista infantil Titirimundi, “guía de la niñez y juventud sanas”. Nombrado obispo de Barcelona el 28 de mayo de 1914, recibió la consagración en la basílica de la Milagrosa, de Madrid, el 8 de noviembre sucesivo, de manos del nuncio Ragonesi. Realizó una gran labor pastoral centrada fundamentalmente en iniciativas de carácter espiritual: organizó el Congreso Litúrgico Regional de Montserrat, fundó la parroquia de San José Oriol, inauguró el Museo Arqueológico Diocesano, celebró las misiones populares, que fueron uno de los actos religiosos de mayor importancia celebrados en la Ciudad Condal, y el VII centenario de la Orden de la Merced. También impulsó las obras de carácter benéfico y social. Desaparecida la Acción Social Popular, fundó para sustituirla la Acción Popular, que todavía durante su pontificado adquirió notable auge, y comenzó a organizar la Acción Católica, consiguiendo la adhesión de una numerosa militancia cristiana. Celebró un sínodo diocesano en 1919.

A pesar de su intensa y fecunda labor pastoral y de que supo rodearse de buenos colaboradores del clero local, no fue aceptado por algunos sectores radicales, propensos al nacionalismo catalán exacerbado, que obstaculizaron algunas de sus iniciativas.

Por ello fue trasladado a Valencia el 22 de abril de 1920, donde dejó excelentes recuerdos como la coronación canónica de la sagrada imagen de la Virgen de los Desamparados, que tuvo lugar el 12 de mayo 1923; la renovación espiritual e intelectual del clero secular y regular y la celebración en 1921 de un concurso general para la provisión de parroquias.

Fue también muy sensible a los problemas sociales y promovió los sindicatos confesionales, los círculos obreros y las cooperativas agrícolas, que en Valencia tenían una larga tradición, iniciada en el último tercio del siglo xix, gracias a la labor del jesuita castellonense Antonio Vicent y de varios seglares que colaboraron con él. En años muy difíciles para éstos por la lucha abierta que contra ellos promovieron los sindicatos de ideología marxista, dirigidos por los socialistas y comunistas, defendió la doctrina social de la Iglesia, según los principios establecidos por León XIII en la encíclica “Rerum Novarum” de 1891. Y para afianzar y consolidar las organizaciones sindicales diocesanas celebró en 1923 una asamblea sacerdotal de consiliarios y directores de obras sociales. En dicha asamblea impartió normas claras y precisas y estableció las bases en las que deberían apoyarse tales obras sociales. Para esta tarea contó con la colaboración de varios sacerdotes diocesanos, que llevaban ya mucho tiempo entregados a la promoción de los obreros. Practicó la visita pastoral a varios arciprestazgos, aunque no pudo visitarlos todos ellos, como deseaba, debido a su pronto traslado a la sede primada de Toledo y también celebró concurso a curatos. Promovió la predicación sagrada insistiendo a los párrocos en la obligación que tenían de hacerlo los domingos y días festivos. También cuidó con esmero el culto litúrgico y el canto sagrado en las iglesias.

Pío XI lo creó cardenal del título de San Pedro in Montorio el 11 de diciembre de 1922 y lo trasladó de Toledo el 14 de diciembre sucesivo, tras una compleja negociación con el Gobierno, que pretendía trasladar a la sede primada al cardenal Benlloch, arzobispo de Burgos. En Toledo elaboró reglamento del Seminario y Universidad Pontificia; en 1924 acudió al Congreso Eucarístico Internacional de Ámsterdam y en 1926 al de Chicago; instauró la Unión Apostólica Sacerdotal para contrarrestar las opiniones de la prensa y enseñanza laicas y creó la Junta Nacional de Prensa Católica; creó el Seminario Menor de Santo Tomás de Villanueva; promovió la Asamblea Eucarística en Guadalajara y realizó otras en Talavera y Ocaña, preparatorias del gran Congreso Eucarístico de Toledo; aprobó los estatutos para el Cabildo catedralicio toledano y fomentó el culto a la Virgen del Sagrario, en cuya capilla fue enterrado. Como cardenal primado promovió la organización del episcopado a través de las Conferencias de Metropolitanos, que se reunieron con periodicidad semestral bajo su presidencia, y puso en marcha las estructuras de la naciente Acción Católica Española, según las directrices marcadas por el papa Pío XI.

Durante la dictadura de Primo de Rivera fue presidente de la Junta Delegada de Asuntos Eclesiásticos, encargada de cubrir las prebendas catedralicias y de escoger a los candidatos al episcopado, y gracias a él pudieron ser nombrados obispos algunos sacerdotes catalanes de prestigio, como el futuro cardenal Isidro Gomá, a quienes el Gobierno ponía dificultades por considerarlos separatistas. Pío XI le encomendó que mediara en la polémica abierta entre la Nunciatura y el Gobierno con el fin de dotar a las diócesis catalanas de obispos autóctonos en aquella región española, pero sus gestiones no dieron los resultados apetecidos debido a la intransigencia de las autoridades gubernamentales.

 

Obras de ~: Elementos de Religión y Moral, Palma, Tipografía de la viuda e hijo de Juan Villalonga, 1893; Sacrílegos y traidores, o la masonería contra la Iglesia y contra España, Sevilla, Imprenta de El Mercantil, 1897; Cuestiones canónicas, Imprenta de viuda e hijos de J. Rodríguez, Toledo, 1904; Presente y porvenir económico de la Iglesia en España, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1908; La justicia y la paz, Barcelona, Imprenta Barcelonesa, 1914; Relaciones entre la religión y el arte. Discurso en el acto inaugural del Museo Arqueológico Diocesano, Barcelona, Imprenta de C. Subirana, 1916; En defensa del clero rural: el régimen concordatario, Madrid, El Debate, 1917; La acción social católica en España, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1924.

 

Bibl.: R. Sanlés, “Reig Casanova, Enrique”, en Q. Aldea Vaquero, J. Vives Gatell y T. Marín Martínez (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. III, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, págs. 2069-2070; V. Cárcel Ortí, Historia de la Iglesia en Valencia, Valencia, Arzobispado, 1986, págs. 715-716 y 746-771; “Iglesia y Estado durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)”, en Revista Española de Derecho Canónico, 45 (1988), págs. 209-248; “Benedicto XV y los obispos españoles. Los nombramientos episcopales en España desde 1914 hasta 1922”, en Archivum Historiae Pontificiae, 30 (1992), págs. 291-338; VV. AA., El Cardenal Reig i Casanova i Agullent, Agullent, Ajuntament, 1993; V. Cárcel Ortí (ed.), Actas de las Conferencias de Metropolitanos Españoles (1921-1965), Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1994; “Nombramientos de obispos en España durante el pontificado de san Pío X (1903-1914)”, en Analecta Sacra Tarraconensia, 68 (1995), págs. 235-423; Historia de las tres diócesis valencianas. Valencia, Segorbe-Castellón, Orihuela-Alicante, Valencia, Generalitat Valenciana, 2001, págs. 504-506; Z. Pieta, Hierarchia Catholica, vol. IX, Patavii, Il Messaggero di S. Antonio, 2002, págs. 79, 80, 386; V. Cárcel Ortí, “Los cardenales Reig y Benlloch”, en Valencianos en la Historia de la Iglesia, Valencia, Universidad Cardenal Herrera, 2004; A. Sainz-Pardo Moreno, Enrique Pla y Deniel. Un cardenal fiel y prudente, Madrid, Edibesa, 2008, págs. 27-35.

 

Vicente Cárcel Ortí

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