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Vicente Angulo

Biografía

Angulo, Vicente. Cuzco (Lima), s. m. s. xviii – 29.III.1815. Revolucionario e independentista.

Vicente Angulo fue uno de los hijos de esta familia cuzqueña, junto con José y Mariano, que alcanzó notoriedad en los años anteriores a la independencia por su decidida participación en el conato revolucionario de 1814 en la ciudad imperial junto al brigadier Mateo Pumacahua. Junto a su hermano Mariano se dedicó al comercio desde joven, no teniéndose mayores datos sobre sus estudios o sobre cómo se vinculó con las ideas revolucionarias. Ya para 1810 los Angulo estaban enterados de los sucesos de Buenos Aires, por lo que empezaron a tomar conciencia de que había llegado la hora de luchar por la emancipación del Perú.

Sin embargo, Vicente Angulo, como Pumacahua, era un funcionario más de la burocracia colonial, siendo teniente de Caballería del Cuzco, por lo que tenía a su mando una cierta cantidad de tropas. Entre tanto, la situación en el Cuzco comenzó a volverse tensa a raíz de la elección que debía llevarse a cabo para elegir a los miembros del cabildo constitucional. Esto último fue una novedad que se implantó tras la promulgación de la Constitución de Cádiz de 1812 que llegó al Cuzco en diciembre de ese año. De esta manera, la nueva Carta Magna debía ser proclamada, pero el presidente de la Audiencia no lo hizo y generó el reclamo de una serie de ciudadanos, dirigidos por el abogado Rafael Ramírez de Arellano, los cuales firmaron un memorial amenazando con no reconocer a los miembros elegidos para el cabildo si no se aceptaba primero la nueva Constitución. Tras estos sucesos, el presidente interino del Cuzco, el brigadier Mateo Pumacahua, mandó apresar a Ramírez de Arellano, con lo cual el día de la elección, en febrero de 1813, un tumulto de personas venció a la guardia y logró entrar al cuartel en el que estaba recluido Ramírez logrando liberarlo.

Así, el ambiente en la ciudad del Cuzco era de inquietud al llegar el año 1813, por lo que los proyectos revolucionarios comenzaron a tomar forma. El 5 de octubre de 1813 las autoridades coloniales cuzqueñas tomaron nota de que se estaba planeando iniciar un levantamiento, siendo los responsables de ese hecho Vicente Angulo, Gabriel Béjar, Juan Carvajal y algunos otros. La advertencia se repitió el día 9, sólo que esta vez el levantamiento tenía el apoyo de los oficiales Marcelino Vargas y Matías Lobatón que estaban de guardia. La delación dio resultado y ese mismo día fueron apresados Vicente Angulo, Gabriel Béjar y Juan Carvajal; siendo recluidos en un cuartel acusados del delito de infidencia.

En los días siguientes también fueron arrestados José Angulo, el mendocino Manuel Hurtado de Mendoza y el vicario de la parroquia del Triunfo José Feijoo. Tras algunos meses en que el proceso se siguió en Lima, Feijoo y Vicente Angulo fueron liberados bajo fianza; pero el resto siguió detenido, a pesar de lo cual tuvieron la suficiente libertad para poder obtener el apoyo de la tropa que estaba en el cuartel e iniciar su levantamiento el 2 de agosto de 1814. Así, aquel día apresaron al presidente de la Audiencia y a todos sus oidores (a excepción de Manuel Lorenzo de Vidaurre), además de otras autoridades. Pronto iniciaron las campañas militares, siendo tres las expediciones que realizaron: hacia Puno, Huamanga y Arequipa. La primera estuvo al mando del sacerdote tucumano Ildefonso Muñecas y José Pinelo; llegó a La Paz en septiembre de 1814, pero pronto tuvo que retroceder ante el avance de las tropas realistas que comandaba el brigadier Juan Ramírez. La expedición a Huamanga estuvo a cargo de Béjar, Mariano Angulo y Hurtado de Mendoza, quienes se enfrentaron a las fuerzas del coronel Vicente Gonzales en Huanta siendo derrotados. Finalmente, será la expedición a Arequipa la que logrará los mayores éxitos, estando al mando de ella el brigadier Mateo Pumacahua y Vicente Angulo.

Este grupo contó con cerca de cinco mil hombres, armados la mayoría con picos y hondas y sólo una minoría con fusiles, además de caballería y piezas de artillería. En Arequipa el mariscal de campo Francisco Picoaga, el intendente José Gabriel Moscoso y el brigadier Pío de Tristán iniciaron los preparativos para la defensa de la ciudad; sin embargo, el ejército revolucionario de Pumacahua y Vicente Angulo los vencieron en Apacheta el 9 de noviembre de 1814, consiguiendo con ello controlar la ciudad. Angulo era el lugarteniente de Pumacahua, ocupándose del asunto referido a los bienes que podían obtener los revolucionarios para la expedición que llevaban a cabo, además de mantener una correspondencia con los patriotas del Río de la Plata. Al saber de la proximidad de las tropas de Ramírez, Pumacahua decidió abandonar Arequipa y marchar al Cuzco llevándose consigo a Picoaga y Moscoso, que fueron ejecutados en enero de 1815. Ramírez se estableció en Arequipa en diciembre de 1814 y quedó estacionado allí por dos meses para preparar a su ejército, saliendo para Lampa en febrero de 1815. En estas circunstancias Vicente Angulo le dirige una carta a Ramírez el 28 de febrero de ese año en la que protestaba de la manera como se estaba desarrollando la guerra, y le pedía iniciar conversaciones para llegar a un armisticio; pero el general realista no aceptó entrar en negociaciones y le pidió su sometimiento a la autoridad del Rey: “[...] Abramos los ojos, señor general, tratemos como hombres, y no como enemigos. Porque doy de caso que V.S. concluya con nuestro ejército: que tome la capital, que el cuchillo y el suplicio devaste nuestra provincia: que ufano proclame las glorias de su triunfo: ¿acaso la América se ha pacificado? ¿Volverá el antiguo orden de cosas? ¿El español y el americano se hermanarán para siempre? El ejemplo de las provincias beligerantes, ese fuego inextinguible, su constancia sin igual, y la rivalidad que se acrecienta, hacen ver que son inútiles los conatos de la fuerza, que los ejércitos sólo dominan en el terreno que ocupan y que los corazones, aunque tímidos en el instante conservan en su interior otra esperanza. ¿Y qué remedio para una pacificación general? No encuentro otro que el de la pluma: la espada, lo repito, triunfa en el momento y languidece luego”.

Después de varios movimientos de las tropas, el 11 de marzo de 1815 se llevó a cabo la batalla final cerca de Umachiri en la que los revolucionarios fueron derrotados. Tras la derrota, Pumacahua y Angulo se fugaron al Cuzco, siendo ambos apresados semanas después. El primero fue detenido gracias a una delación de uno de sus servidores en Maranaganí, y fusilado por órdenes de Ramírez. Entre tanto, los Angulo huyeron del Cuzco e intentaron volver para reactivar la revolución; pero eso ya no era posible.

En el pueblo de Zurite fueron apresados los tres hermanos y, tras la formación de un Consejo de Guerra, se les fusiló el 29 de marzo de 1815 junto a Gabriel Béjar.

Algunos años después, el Congreso de la República emitió un decreto el 6 de junio de 1823 declarando beneméritos de la Patria a una serie de personajes que lucharon en las décadas anteriores a la independencia.

De esta manera, Ubalde, Aguilar, Pumacahua y Vicente Angulo (mas no sus otros hermanos) fueron los que recibieron este reconocimiento póstumo para “borrar de cualquiera parte del territorio todo padrón que infamase la memoria de aquellos individuos”, como decía el decreto.

 

Bibl.: L. Antonio Eguiguren, La Revolución de 1814, Lima, Dirección General de Instrucción Pública, Sección de Instrucción Media y Superior, 1914; E. San Cristóbal, La Revolución del Cuzco (1814), Lima, Imprenta Gloria, 1919; M. de Mendiburu, “Angulo, D. José, D. Vicente y D. Mariano”, en Diccionario Histórico-Biográfico del Perú, t. II, Lima, Imprenta Enrique Palacios, 1932, págs. 28-57; J. Cornejo Bouroncle, Pumacahua: La revolución del Cuzco de 1814; estudio documentado, Cuzco, H. G. Rozas, 1956; M. Aparicio Vega, “La Revolución del Cuzco de 1814”, en Colección Documental de la Independencia del Perú. Tomo III. Conspiraciones y Rebeliones en el siglo xix, vols. 7 y 8, Lima, Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú, 1974.

 

Emilio Candela Jiménez

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