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Camilo Henríquez

Biografía

Henríquez, Camilo. Quirino Lemáchez. Valdivia (Chile), 1769 – Santiago de Chile (Chile), 1825. Escritor, periodista, revolucionario, religioso.

Se cree que a los nueve años fue llevado a Santiago, donde cursó sus primeros estudidos. A los quince se trasladó a Lima, donde, dirigido por el padre Ignacio Pinner, estudió Teología, Historia, Preceptiva, Medicina y Ciencias Naturales en el colegio de San Camilo de Letis, de la Orden de los padres de la Buena Muerte. Ingresó en dicha Orden y profesó el sacerdocio en 1790.

Fue desde esa época lector entusiasta de los escritores enciclopedistas franceses del siglo xviii, y sintió especial interés por Raynal y Rousseau, del que fue ardiente adepto. Compaginó estas lecturas con obras de filósofos griegos y romanos de época clásica. Debido a su afición a la lectura de libros prohibidos fue procesado por la Inquisición de Lima y trasladado a Quito para fundar un convento. Estando en esta ciudad se produjeron los sucesos de 1809, y sospechando las autoridades de su participación y complicidad en ellos, fue llamado a Lima, de donde pasó a Chile a fines de 1810. Al año siguiente, 1811, y bajo el seudónimo de Quirino Lemáchez, pidió desde el púlpito de la catedral de Santiago la instalación del Congreso Chileno y lanzó una proclama revolucionaria en la que incitaba a la completa independencia y a adoptar la república como forma de gobierno. Como señala Lynch (1976), Henríquez consideraba que, en 1810, ya existía la nacionalidad chilena, siendo los sucesos de ese año una confirmación. Asimismo, redactó en esa época artículos contra la esclavitud.

En 1812 fundó y dirigió el primer periódico de Chile, La Aurora de Chile (1813-1814) y en 1813 creó la revista El Monitor Araucano (1813-1814). En ambas publicaciones volvió a utilizar el seudónimo de Quirino Lemáchez. En La Aurora de Chile, periódico de carácter revolucionario, volvió a propugnar la independencia de Chile respecto de España, la adopción de la república como sistema de gobierno y una reforma educativa. Abogó, también en ese periódico, por la unión de los países americanos. En este primer periódico chileno colaboraron un gran número de personas fundamentales en el desarrollo de los posteriores acontecimientos. Así, cabe destacar la colaboración de Manuel Salas, Juan Egaña y Manuel José Gandarillas.

Henríquez fue también redactor del periódico, iniciado por Irisarri, el Semanario Republicano. Políticamente, Camilo Henríquez apoyó en los primeros momentos a José Miguel Carrera y le aconsejó las reformas que le dieron el poder. Carrera había vuelto a Chile con una idea clara: había llegado el momento de consumar la independencia americana. Carrera respondía a la necesidad que en ese momento tenía la revolución de un caudillo militar, en definitiva, de un liderazgo fuerte. El régimen tuvo, en su inicio, un gran respaldo y logró acercar a sus filas a personas capaces de dar un mayor ímpetu político a la revolución.

Entre estas figuras se encontraba Henríquez y la ya mencionada Aurora de Chile.

El mismo año en que inició la publicación de El Monitor Araucano, 1813, fundó el Instituto Nacional refundando en él los centros de enseñanza anteriores (el Convictorio Carolino, Academia de San Luis y el seminario, agregándose luego la Universidad de San Felipe) junto a José Miguel Infante.

Participó en la elaboración del Reglamento Constitucional o Constitución del año XII, que aún reconocía la soberanía de Fernando VII, pero ejerciendo el poder una junta de tres miembros y un senado. Esta constitución provisional declaraba que no tendría ningún efecto legal ningún decreto promulgado por autoridades que no estuviera en territorio chileno, lo que en definitiva significaba no reconocer ni la autoridad de la Corona ni de ninguna institución dependiente de ésta.

Al producirse la invasión realista de Antonio Pareja y los fracasos de Carrera, motivados en parte por el enfrentamiento que se estaba produciendo entre las tropas revolucionarias entre el mencionado Carrera y O’Higgins. En ese momento Henríquez decidió participar en la reunión del 6 de octubre de 1813, junto con Irisarri, que decidió combatir el gobierno de Carrera y la legitimidad del Reglamento, que él había ayudado a redactar. Solicitó, por lo tanto, elecciones populares para elegir un nuevo gobierno, por lo que se adhirió a la destitución de Carrera y colaboró en el proyecto constitucional del director Lastra. Camilo Henríquez, junto a Juan Egaña, elaboró las doctrinas liberales de soberanía del pueblo, gobierno representativo, constitución escrita, derechos de libertad, seguridad, propiedad e igualdad.

Chile tuvo, entre 1810 y 1814, un gobierno y unas instituciones propias. Había conseguido, sin una declaración formal de independencia, separarse del Gobierno español. Se generó durante estos años un clima de debate político que transformó paulatinamente a los dirigentes de la sociedad chilena. Como es de suponer, Henríquez fue uno de los más activos en estedebate. El período que va desde 1810 a 1814 es conocido como la Patria Vieja.

A raíz de la derrota de Rancagua (que conllevó la derrota de la Patria Vieja chilena), capitaneó una patrulla insurgente a Buenos Aires, donde vivió varios años. Entre los años 1814 y 1816 se instauró en Chile un gobierno realista que, para Lynch (1976: 156), posicionó a los chilenos a favor de la independencia.

Este período coincidió con un endurecimiento de la presión de las tropas realistas en toda América.

En Buenos Aires Henríquez apostató y se graduó de médico, profesión que ejerció durante algún tiempo.

También colaboró en la redacción de La Gaceta de Buenos Aires y en El Censor. Se vinculó, como ya lo habían hecho otros literatos, a la Sociedad del Buen- Gusto, sociedad que fomentaba el teatro. Dentro de este ambiente Henríquez escribió varias tragedias de componente político. Así, en Camila o la Patriota de Sud América expone ideas de tolerancia religiosa. Su obra, tanto dramática como poética, representa, según Bleiberg (1972), la corriente clasicista, dentro de la cual combinó el tema indianista con sus anhelos políticos.

Fue acérrimo defensor de la libertad de prensa.

En línea con su concepción didáctica del teatro, se sirvió de éste como vehículo de sus ideas políticas y como instrumento propagandístico a favor de la independencia. Sus obras introdujeron, según R.

Gullón (1993), el pensamiento ilustrado en el continente.

Dentro de sus obras dramáticas cabe destacar La procesión de los tontos (1813), Camila (publicada en 1817) y La Inocencia en el asilo de las virtudes (publicada póstumamente). De carácter y forma únicamente política, hay que señalar el Catecismo de los patriotas, de gran importancia en el período revolucionario.

En su faceta poética tuvo como modelo a Iriarte, en el Poema de la Música, y a Trigueros en el Poema filósofo.

Desde Chile, tras el triunfo de la independencia, amigos de Henríquez realizaron una suscripción para repatriarle. En 1822 aconsejó al dictador O’Higgins la democratización de su régimen y la realización de una consulta popular. O’Higgins convocó una Asamblea Constituyente en la que el propio Henríquez fue secretario, siendo posteriormente senador. La Constitución de 1822 preveía dos cámaras, siendo elegible la Cámara Baja. Dirigía en ese momento El Mercurio de Chile y colaboraba con El Censor. Durante este período desarrolló una fuerte propaganda liberal y anticlerical, mostrándose así partidario de las tendencias más avanzadas y alejado de su antigua calidad de sacerdote.

En 1823 el intendente de Concepción, el general Ramón Freire, dirigió un movimiento revolucionario contra la capital, que condujo a la caída de O’Higgins.Su caída supuso la destrucción de la unidad de Chile. Como senador, Henríquez, desde 1824, propuso una reforma eclesiástica de tipo cismático, inspirada en el proyecto del español Juan Antonio Llorente. Esta reforma suscitó recelos y su autor fue duramente atacado por el clero, lo que le condujo a permanecer apartado de la vida política en sus últimos años.

En su faceta educativa, trabajó por la difusión del sistema pedagógico lancasteriano, de moda entonces.

Murió en 1825 en Santiago de Chile.

 

Obras de ~: La Aurora de Chile, Santiago, Chile, Imprenta de este Superior Gobierno, por los señores Samuel B. Johnston, Guillelmo H. Burbidge y Simón García, 1812-1813; Salva genio inmortal, salve guerrero, orgullo de la patria qe. Sin igual ofreces en la escena [181?] (inéd.) (atrib.); La Procesión de los tontos, 1813 (inéd.); Camila o la Patriota de Sud América, 1813 (inéd.); La Inocencia o el asilo de las virtudes: segundo drama sentimental [18??] (inéd.); Catecismo de los patriotas; Ensayo acerca de las causas de los sucesos desastroso de Chile: Causas inmediatas, 1813-1814 (inéd.); Himnos Patrióticos, Chile [181?]; Observaciones acerca de algunos asuntos sutiles, Buenos Ayres; Imprenta de M. I. Gandarillas y Socios, 1815; Bosquejo compendioso del sistema de enseñanza mutua [1822] (inéd.); Diario de la Convención de Chile [Santiago de Chile]; Imprenta Nacional, 1822; El Mercurio de Chile, Santiago, Imprenta Nacional, 1822-1823.

 

Bibl.: M. L. Amunátegui y V. Gregorio, Biografías de americanos, Santiago de Chile, 1854; J. D. Cortés, Diccionario Biográfico americano, París, 1875; A. O. Aldridge, “Camilo Henríquez and the fame of Thomas Paine and Benjamín Franklin”, en Revista Internacional de Bibliografía-Inter American Review of Bibliography, XVII, 1 (1967), págs. 51- 67; G. Bleiberg y J. Marías (dir.), Diccionario de Literatura Española, Madrid, Ediciones de la Revista de Occidente, 1972; F. C. Sáinz de Robles, Ensayo de un Diccionario de la Literatura: Escritores Españoles e Hispanoamericanos, Madrid, Aguilar, 1973; M. Cánepa Guzmán, Historia del teatro chileno, Santiago de Chile, 1973; J. Lynch, Las Revoluciones hispanoamericanas, 1808-1826, Barcelona, Ariel, 1976; G. Bleiberg (dir.), Diccionario de Historia de España, Madrid, Alianza Editorial, 1981; R. Gullón (dir.), Diccionario de Literatura Española e Hispanoamericana, Madrid, Alianza Editorial, 1993; V. Herrero Mediavilla (ed. y dir.), Índice biográfico de España, Portugal e Iberoamérica, München, Saur, 1995.

 

Celia Suárez Cabal

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