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Juan José Crespo y Castillo

Biografía

Crespo y Castillo, Juan José. Huánuco (Perú), c. 1747 – 14.IX.1812. Precursor de la Independencia.

Juan José Crespo y Castillo nació en Huánuco, al parecer en 1747. Este dato existe gracias a la propia confesión que el patriota brindó a las autoridades españolas cuando fue enjuiciado tras el fracaso de su levantamiento. En ese momento, mayo de 1812, declaró: “ser natural de Huánuco, casado español, labrador, regidor del Cabildo y de 65 años”. Casi nada se sabe de la infancia y juventud de este personaje, salvo que se dedicó a la agricultura. En cuanto a su familia, se sabe de la existencia de un hermano suyo, llamado Pedro José, y de dos hijas suyas, una de las cuales había fallecido en 1812, y la otra se llamaba Nicolasa.

Al parecer Crespo y Castillo creció en una familia de holgura económica, ya que sus padres eran dueños de bienes raíces en Huánuco y zonas aledañas.

Además poseían minas en explotación como el asiento de Huancapallac, el cual era parte del patrimonio de su familia como el mismo precursor lo manifestó durante su juicio. También la familia de Crespo tenía fincas urbanas y terrenos de cultivo que explotaban, muchas de las cuales les fueron confiscadas tras el fracaso de la rebelión de 1812. A esto se sumaba el que la familia Crespo y Castillo tenía un linaje conocido que los vinculaba a grandes familias en el Perú y España.

En consecuencia, el pertenecer a una familia con abundantes propiedades y de condición social alta, hizo que Crespo y Castillo tuviera acceso a una esmerada educación.

El futuro precursor huanuqueño llegó a ser un propietario reconocido, cultivando en sus tierras cascarilla y tabaco, entre otros productos. Su vida honesta y exitosa en los negocios, así como el respeto que logró en su ciudad, motivaron que ocupara cargos en el cabildo y otras instituciones, siendo nombrado regidor del ayuntamiento a inicios del siglo xix. Quizás fue a partir de esa experiencia cuando Crespo y Castillo vio más de cerca los abusos que se cometían contra los indígenas.

Por ello, cuando en enero de 1812 las autoridades decretaron la supresión de la libertad de comercio, afectando a los productores de tabaco, Crespo y Castillo decidió actuar ante las injusticias que producían el mal gobierno virreinal. Empezó a reunirse con varios vecinos y enviar agentes a los pueblos colindantes para ganarse el apoyo de los indios. Con un discurso que anunciaba la llegada de tiempos mejores y la expulsión de los españoles, comenzaron a llegar a Huánuco habitantes de los territorios de Humalíes y Panatahuas en febrero de 1812. Así, los criollos que lideraban el movimiento decidieron elegir una Junta que controlase el gobierno de la ciudad, optando por escoger a Crespo y Castillo como el encargado de la misma, y poco después (el 26 de febrero) jefe político y militar del levantamiento.

En primer lugar, Crespo empezó a reunir armas de diversos lugares, para lo cual se apoderó de varios depósitos que existían en la ciudad; luego se dedicó a organizar a los voluntarios y finalmente trazó la estrategia para atacar a los españoles en el pueblo de Ambo a donde habían huido. En los primeros días del mes de marzo se dio este ataque, logrando hacer que los realistas abandonasen el lugar y se retiraran a Cerro de Pasco. Entonces Crespo regresó a Huánuco con todos los indígenas que lo apoyaban, siendo recibidos de manera grandiosa con una misa de acción de gracias y un desfile. Mientras tanto, el intendente de Tarma, Francisco González de Prada, preparaba el contraataque, el cual se inició el 15 de marzo cuando los españoles retornaron a Ambo y masacraron a los indígenas de Crespo y Castillo dos días después. Éste se retiró a Huánuco para tratar de reunir a los sobrevivientes y continuar el alzamiento, pero el avance español ya no tuvo resistencia y el 20 de marzo volvieron a tomar el control de la ciudad. Las autoridades dispusieron la captura de Crespo y Castillo, la cual se produjo gracias a la traición del mestizo Pedro José Ceballos, quien había formado parte del movimiento. Tras ser apresado fue llevado a Huánuco para su juzgamiento, en el cual se le acusó de rebelarse contra el Rey. Durante el proceso en su contra, Crespo y Castillo mantuvo una actitud firme y altanera, respondiendo ante las autoridades que el delito del que se le acusaba no existía, pues, argumentaba el patriota, en ese momento no existía Rey, y la intención de su movimiento fue organizar una junta que gobernase en su nombre, tal como se había dado en Sevilla. A pesar de ello, fue condenado a la pena de fusilamiento y ejecutado el 14 de septiembre de 1812 junto a sus principales colaboradores.

 

Bibl.: J. Varallanos, Historia de Huánuco. De la Era Prehistórica a nuestros días, Buenos Aires, Imprenta López, 1959; S. Ordóñez, Los precursores olvidados, Huánuco, Cooperativo de Crédito San Francisco, 1972; C. García Rosell, Dos precursores de la independencia nacional, 1805-1812, Lima, Editorial Minerva, 1973; A. Tauro del Pino, “Juan José Crespo y Castillo”, en VV. AA., Enciclopedia Ilustrada del Perú, vol. 4, Lima, PEISA, 2001, págs. 774-775.

 

Emilio Candela Jiménez