Yáñez Polo, Miguel Ángel. Sevilla, 13.XI.1940 – 14.I.2016. Fotógrafo y fotohistoriador.
Miguel Ángel Yáñez Polo nació en la sevillana calle de Alfonso XII, en 1940. Tras su paso por el colegio de los Jesuitas de Sevilla, llevó a cabo sus estudios universitarios en la Facultad de Medicina de la misma ciudad, bajo la tutela del prestigioso catedrático José León Castro. Premio extraordinario de licenciatura, se doctoró en medicina con la tesis Lipólisis y lipogénesis en la obesidad y en la diabetes mellitas y en 1968 era adjunto a cátedra, el más joven de España, por oposición.
En 1975 abandonó la docencia y se centró en la práctica de la medicina privada al tiempo que comenzaba a cultivar la fotografía creativa. Ese mismo año formó, junto con otros jóvenes entusiastas, el Grupo Fotográfico de Libre Expresión “f/8” que se convirtió en referente de la intelectualidad fotográfica del momento. Gran teórico de la fotografía, pronunció numerosas conferencias y publicó en las más importantes revistas del medio como Arte Fotográfico, Photovisión, La Fotografía, Actas de Cultura y Ensayos Fotográficos f/8 o Revista de Historia de la Fotografía Española, con temas de pensamiento, estética, historia o técnica. Dirigió el curso Vanguardia fotográfica 2000, celebrado en 1991 en la Universidad de La Rábida.
Simultáneamente comenzó a investigar en la historia del medio lo que le llevó, en 1982, a fundar la Sociedad de Historia de la Fotografía Española. Bajo su tutela se desarrollaron los principales estudios sobre la fotografía. En 1986, la Sociedad celebró en Sevilla el primer y único Congreso de Historia de la Fotografía Española, del que partieron la mayor parte de los historiadores actuales de la especialidad. Y, poco más tarde, fundó la Fototeca Hispalense, colección de fotografías de su propiedad formada por unas 100.000 imágenes. Su obra más importante es la Historia general de la fotografía en Sevilla.
La obra fotográfica de M. A. Yáñez se encuentra en los principales museos y colecciones como el Centre d’Art Moderne Georges Pompidou de París, Gabinete de Estampas de la Biblioteca Nacional Francesa, Museo de Arte de Palma de Mallorca, Museo Taurino de Córdoba, Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla, Fondos fotográficos de la Tucson-Arizona University, Lincoln Center Art de Denver (Colorado, EE.UU.) y Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, entre otros.
El surrealismo de Yáñez posee unas características muy personales que lo hacen diferenciarse de los demás por dos aspectos esenciales: la técnica utilizada en la elaboración de sus obras y sus planteamientos metafísicos. La técnica básica es de su propia invención, el clastotipo, consistente en un proceso que le permite reelaborar, remodelar, la gelatina fotográfica existente en el papel, de acuerdo con esos planteamientos originarios del surrealismo que en literatura se corresponden con la escritura automática: “siempre sé cómo empiezo mis fotografías, pero nunca conozco cómo acabarán”, comentó en más de una ocasión.
Sus fotomontajes suelen ser de una insultante pulcritud, de ahí que llegue a producir en el espectador con gran facilidad esa extrañeza inquietante del síntoma de lo fantástico, en un juego onírico de gran profundidad metafísica, donde sus preocupaciones por el hombre ¿qué somos? ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos? forman un continuum casi obsesivo que sobrecoge aún más al receptor de sus imágenes, sin que nunca quede indiferente ante la contemplación de las mismas.
Para conseguir sus propósitos no se acomplejaba a la hora de introducir, además de la técnica antes citada, solarizaciones, tintas, virajes orgánicos o por mordentado, imágenes en negativo, elementos extraños como flores secas o polvos de colores pastel, así como todo aquello que considere conveniente en cada momento, ya que Miguel A. Yáñez, en manifiesta concomitancia con los postmodernistas, estaba firmemente convencido de que no existen límites entre las artes. Esta es, sin duda, su gran aportación a la evolución del fotosurrealismo.
La muerte es otro de los elementos que no puede faltar en su obra. Siempre está presente, bien mediante frases escritas ad hoc, bien mediante la presencia de ancianos en actitud de espera, de sepulturas... o de pájaros siniestros, introducidos manualmente por el autor, en abundancia tal que producen un enorme agobio en el espectador. Pájaros tétricos que son un presagio de la muerte, fruto todos ellos de sus sueños.
Su obra surrealista, además de metafísica, puede ser calificada de barroca dada la gran cantidad de elementos que la inunda, produciendo en el receptor una sensación de caos tremendo, una entropía, en un entorno de cielos lovecraftianos que oscilan entre los violetas del espectro conocido y aquellas otras tonalidades imposibles de describir, pero que percibimos en nuestro subconsciente. Seres que aparecen pero que no están, personajes del ayer como Kant, Beethoven, Schubert, Brahms, el obispo Coloredo, Goethe, Albert Camus, Sigmund Freud, Chopin, Fernando VII, Carlos II El Hechizado, Galileo, Cantinflas… en un hoy intemporal, jugando con el tiempo y el espacio de la fotografía, en la que se supone que los tiempos son inciertos. Otras veces nos inunda de fórmulas matemáticas. Y en muchas de sus obras podemos contar con la presencia casi obsesiva del propio fotógrafo en diferentes encuadres dentro de la misma fotografía, cual perseguidor que nos atosiga incesantemente. También se pueden contemplar caras resquebrajadas, flores vivas/muertas en un difícil equilibrio de realidad/irrealidad… “la realidad es un fenómeno imposible de conocer en sí, algo aparente, y cada medio artístico explora la ficción de la realidad fenoménica”, comentaba él mismo.
El humor, tan característico del surrealismo, no puede estar ausente en la obra de Miguel Ángel, con títulos elocuentes que nos remiten a su Sevilla natal, a sus costumbres, a sus gentes, a su historia, como Juicio a un criador de pájaros, Retrato de la inventora del Rococó, The Sierpe's Organist, Plañidera en la plaza de toros, Homenaje a la siesta sevillana, Necrománticos de hoy, La idea filtrada, Pensador en la Maestranza, El impoluto hispalense, Tanguistas metafísicos, Estrangulador de viejas salerosas, Rococó al vitriolo, El existente enmascarado, La torera zoomórfica, Trini la salerosa, El presidente Máximo del Tribunal Supremo en calzonas, El sastre marítimo, Semiología de la piompa... Es un humor sarcástico, amargo, incisivo, crítico, que mueve más a la reflexión que a la carcajada, consecuencia lógica de esos planteamientos metafísicos a los que aludíamos. Un humor que surge a causa del carácter absurdo de los citados títulos. Y es que ¿habrá algo más surrealista que el absurdo, o algo más absurdo que el surrealismo?
La obra de Miguel A. Yáñez está muy en línea con las corrientes vanguardistas francesas de la estética fotográfica encabezada por François Laruelle, quien lo ha señalado como un destacado representante de la no-fotografía, al lado de fotógrafos como Olivier Richon, Jordi Guillaumet, Teun Hocks, Philippe Gully, Robert Suermont, Ouka Lele, Frans van Lent, Marc Gilloux y otros.
Paralelamente a la actividad fotográfica, reanudó una inquietud de juventud, la literatura, lo que le llevó a escribir la novela Kant, amigo mío con la que obtuvo, en 1983, el premio Blanco White. A ella siguieron otros títulos como Canto del tiempo, canto del gallo, Jardín para viejos malsanos o Stabat Mater. La obra literaria de Yáñez es similar a la fotográfica hasta el punto de poderse identificar en muchas ocasiones la fotografía con los propios textos literarios. En sus últimos años realizó la grabación de una vasta serie de relatos cortos, leídos por él, acompañados por fondos musicales expresamente elegidos.
En 2004 tomó posesión como académico de número en la Real de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría.
Obras de~: Escritos: Kant, amigo mío y el rumor del dios Irae, Sevilla, M. A. Yáñez Polo, 1983; Jardín para viejos malsanos, Sevilla, M. A. Yáñez Polo, 1984; Historia de la fotografía española contemporánea 1950-1986, Sevilla, Sociedad de Hª de la Fotografía Española, 1986; Diccionario histórico de conceptos, tendencias y estilos fotográficos, Sevilla, Sociedad de Hª de la Fotografía Española, 1987; V.M. Casajús, introductor de la litografía y el daguerrotipo en Sevilla, Sevilla, Sociedad de Hª de la Fotografía Española, 1987; Fotografía latinoamericana: tendencias actuales, Huelva, Univ. Hispanoamericana de La Rábida, 1991; Canto del gallo, canto del tiempo, Sevilla, Sociedad Sevillana de Médicos Escritores Nicolás Monardes, 1991; Historia general de la fotografía en Sevilla, Sevilla, Sociedad Monardes - Sociedad. de Hª de la Fotografía Española, 1997; Historia de la fotografía documental en Sevilla, Córdoba, Libanó, 2002; Stabat Mater, Sevilla, M. A. Yáñez Polo, 2002; José León Castro. Biografía, Sevilla, Real Academia de Medicina, 2003; Entre la barahúnda, Sevilla, 2005.
Series fotográficas: Híspalis. La huella de Hipócrates (Colección de 100 obras); Zeit und sein. (Colección de 35 obras); Apuntes del subconsciente. (Colección de 25 obras); Tauromaquia versus ars. (Colección de 20 obras).
Bibl.: J. M. Sánchez Vigil, La fotografía en España, de los orígenes al siglo XXI, Madrid, Espasa Calpe, 2001; M. B. Márquez, “Miguel Ángel Yáñez Polo, fotosurrealista metafísico”, en Ámbitos de la Comunicación Internacional, nº 7-8, (2º semestre 2001/1º semestre 2002), págs. 371-383.
Miguel Bobo Márquez