Sáez González, Fernando. Laredo (Cantabria), 1921 – Madrid, 25.XI.2018. Pintor.
Hermano del artista Martín Sáez (1923-1989), su infancia transcurrió en Laredo y Ontoria (Valle de Cabuérniga), donde pasaba gran parte de los veranos.
En 1931 la familia se trasladó a vivir a Madrid. Comenzó a desarrollar interés por el dibujo en el Colegio Lope de Breda, dependiente de la Institución Libre de Enseñanza, donde estudiaba. Esta formación artística inicial iba complementándose con las frecuentes visitas al Museo del Prado, junto a sus hermanos, lo que despertó en él un inusitado interés por la pintura flamenca.
Durante la Guerra Civil, que pasó en Cantabria, realizó diversos dibujos en folletos informativos.
Hacia 1940, nuevamente en Madrid y enormemente impactado por los acontecimientos bélicos, comenzó a colaborar en la prensa madrileña como dibujante, enfrentándose a las dificultades derivadas de la falta de libertad de expresión de la época. Mantuvo esta actividad durante años, extendiéndose a la publicidad y de la ilustración de libros (colaborador con Eduardo Aunós en la Editorial Grijón). Realizó estudios en la Escuela de Bellas Artes, al tiempo que frecuentaba diversas tertulias, que agrupaban a los escritores, artistas e intelectuales más destacados de las décadas de 1940 y 1950, como Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Pío Baroja, Pancho Cossío, Ángel Ferrant, Zabaleta, Cela, Hemingway, entre otros muchos. Esto le permitía estar perfectamente informado en el difícil período de discreta apertura cultural en España. En los últimos años de la década de 1940 y principios de la de 1950 tuvieron lugar sus primeras muestras públicas, de forma colectiva. Junto a su hermano Martín, en Madrid (1948), después en Venezuela, Argentina y Francia (1950) y participando en la II Bienal Hispano-Americana celebrada en La Habana (Cuba), en 1954. En 1950 expuso de forma individual en la vanguardista Galería Clan de Madrid.
Su carácter inquieto, investigador, independiente le hizo trasladarse a París en 1957, para poder tomar contacto directo con la vanguardia europea. Giacometti fue uno de los artistas que más le impactó y fue referente en sus figuras. En este período su trabajo como ilustrador se intensificó, puesto que colaboraba con diversas revistas y periódicos nacionales (La Estafeta Literaria, Índice, Mundo Hispánico, Vértice...) y extranjeros (Bohemia de Cuba o Hablemos de Nueva York). En 1959, tuvo lugar en la Sala de la Dirección General de Bellas Artes, en Madrid, una importante exposición individual, siendo reconocido como pintor destacado de la vanguardia o modernidad española. Sus pinturas de estos años representan figuras humanas aisladas, anónimas, en cuya realización prevalece la pincelada gestual, generosa en materia y de apagada gama cromática. Son representativos sus óleos titulados Payaso lavándose (1958), Máscara con pipa (1959), Máscaras de circo (1959) o Pintura (1959), conservada en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. La Fundación Juan March le concedió una beca en 1964, que le permitió nuevamente trasladarse a París, donde residió y trabajó durante un tiempo, mientras que tomó contacto con otros artistas españoles. Ese mismo año compareció en la Feria Mundial de Nueva York y realizó varias exposiciones itinerantes en Estados Unidos. También expuso en Portugal, Marruecos y Egipto dentro de la muestra de pintores españoles. Estas exposiciones se fueron realizando, también, en diversos puntos de España: Madrid, Gijón, Oviedo o Santander (marzo de 1968 en la Galería Sur), durante la década de 1960. Fue seleccionado para participar en la exposición titulada Art Espagnol d’Aujourd’hui, organizada por el Museo Rath de Ginebra (Suiza), en 1969. Al año siguiente tuvo lugar su primera exposición en la Galería Kreisler de Madrid, iniciándose, así una relación muy estrecha entre el artista y la galería. En ese mismo año, 1970, se fue a Londres, donde permaneció un tiempo y entró en contacto con la obra de artistas como Francis Bacon o Henry Moore.
La obra pictórica de Fernando Sáez sigue una evolución lógica, fiel a sus principios, sin rupturas, en consonancia con la pintura de acción, gestual, dentro del expresionismo abstractizante, siempre de referencia figurativa, realizada mediante vigorosos trazos negros y manchas de color, plenas de movimiento y fuerza, carentes de detalle: Sala de espera (1962), Figura sentada (1969), Figura 52 (1972), Serie Saturno n.º 75 (1976), perteneciente al Museo de Bellas Artes de Santander, así como la titulada Figura 73 (1977).
En este período participó en importantes muestras en Europa como la Feria de Arte de Basilea (Suiza), en Bruselas (Bélgica) y en Múnich (Alemania), en 1974.
Expuso, nuevamente, en la Galería Sur de Santander en abril de 1976 y en el Museo de Arte Contemporáneo de Lanzarote (Canarias). También en 1976 volvió a la VII Feria Internacional de Arte de Basilea (Suiza).
Su vinculación con Cantabria se mantuvo a lo largo del tiempo y, más concretamente, con la ciudad de Santander, a través de frecuentes exposiciones tanto en el Museo de Bellas Artes (1978, 1996) como en las distintas galerías: Rúa (1980), Sala María Blanchard (1987), Galería Santiago Casar (1992, 1994 y 1997) y en la Feria Artesantander en los años 1994 y 1995. El tema de la figura humana es reiterativo a lo largo de su trayectoria, pero no exclusivo: también el paisaje es protagonista en algunas de sus pinturas, como son Toledo (1962), Alcázar de Segovia (1982), Bilbao (1987), Crepúsculo (1991) o Tormenta sobre Toledo (1992), entre otras. Del mismo modo, realizó series como la que trató de la tauromaquia, con obras tituladas La suerte (1986), Tauromaquia (1986) o La espera (1987) y la serie Castilla (1991-1992) o la dedicada al deporte con títulos como El potro (1991).
Larga es su trayectoria pictórica, de trabajo continuado e intensivo, evidenciada en las exposiciones tanto individuales como colectivas desde la década de 1970, siempre dentro de un clarividente y auténtico informalismo figurativo. En 1978 realizó la primera exposición en la Casa del Siglo XV, en Segovia, iniciándose nuevamente otra vinculación entre el artista y la galería, basada en la amistad y en el carácter afable del artista, hecho que se repite a lo largo de su vida profesional. De nuevo, la necesidad de conocimiento directo, no sólo de la pintura vanguardista europea, sino también de la obra de los museos, le induce a viajar por Suiza, Italia y Francia. Esta será una constante en su trayectoria vital, tanto como las lecturas de los escritores clásicos y modernos, que irán forjando en él un hombre de extraordinaria cultura, y con influencia, lógica, en su pintura. En 1982, inició su participación en la Feria de arte Arco, con la Galería Kreisler Dos de Madrid, hecho que repetirá en ediciones posteriores. Al año siguiente realizó una exposición individual en esta misma galería, cuyo éxito fue calificado por la crítica como la “culminación de Fernando Sáez y de la Nueva Figuración”. En este año fechó obras como la titulada Torso de mujer o la ya citada Alcázar de Segovia.
Junto a su dedicación pictórica, la labor como ilustrador de libros fue importante e intensa, y fue reconocido en dos ocasiones con el Premio Lazarillo de ilustración infantil, otorgado por el Instituto Nacional del Libro Español. A ello hay que añadir su actividad de grabador, iniciada en la década de 1970 o la de cartelista, con realizaciones esporádicas (en 1979, realizó el cartel para el XXVII Festival de Música de Santander). En 1990, recibió el Premio de Montañés del Año, concedido por el Ateneo de Santander. Participó en la muestra colectiva organizada con motivo de la inauguración del Parlamento de Cantabria en Santander. En este mismo año, sus obras formaron parte de la exposición titulada Madrid, El Arte de los 60, que tuvo lugar en la sala de exposiciones (1976), Serie Saturno n.º 75 de la Comunidad de Madrid.
También participó en la exposición Arte español en el Parlamento europeo, en Madrid.
Su primera gran exposición retrospectiva se celebró en Segovia en 1993, en las salas del Torreón de Lozoya, en la que se exhibieron obras fechadas entre las décadas de 1950 y 1990. Tres años más tarde el Museo de Bellas Artes de Santander organizó una gran exposición retrospectiva-homenaje, en la que se incluyeron un número importante de obras realizadas entre las décadas de 1950 y 1990. Su obra se halla muy dispersa en importantes museos y en colecciones particulares españolas y extranjeras.
Obras de ~: Payaso lavándose, 1958; Pintura, 1959; Minero, 1962; Serie Saturno n.º 75, 1976; Embarcación y velas, 1977; Figura 73, 1977; El rodaballo, 1984; El resorte, 1992.
Bibl.: L. A. Salcines, El arte como comunicación, Santander, 1977; C. A. Caranci, Fernando Sáez. Retrospectiva, Segovia, 1993; C. A. Caranci y L. Rodríguez Alcalde, Fernando Sáez, Santander, Museo de Bellas Artes de Santander, 1996 (col. Cuadernos de Arte, vol. 13).
Salvador Carretero Rebés