Fernández Galiano, Emilio. Marchamalo (Guadalajara), 24.IX.1885 – Madrid, 11.V.1953. Naturalista, zoólogo e histólogo.
Realizó los estudios de bachillerato en el Instituto de Guadalajara y se trasladó posteriormente a Madrid con objeto de seguir la carrera de Ciencias Naturales, por la que desde muy joven había mostrado vocación.
En 1906 completó la licenciatura, obteniendo el Premio Extraordinario, y en 1909, el doctorado, luego de redactar y defender una tesis sobre la distribución geográfica de los arácnidos en España.
La carrera docente la inicia en 1911, al ganar por oposición una plaza de auxiliar de Zoología en la Universidad de Barcelona. En dicha universidad, en la que la sección de Naturales se había puesto en marcha —dentro de la Facultad de Ciencias— tan sólo diez años antes, trabajó de modo entusiasta en la organización de los laboratorios, aulas y bibliotecas.
Obtuvo la cátedra de Histología Vegetal y Animal, e impartió, además de estas asignaturas, la de Anatomía comparada de los animales, en que hacía el estudio de la organización de los animales empleando siempre que era posible el modo comparativo. Para uso de los maestros (él mismo era maestro superior de primera enseñanza), publicó sus Lecturas biológicas (1916) con el objeto de que se estudiasen en las escuelas problemas que, aunque sencillos en su fondo, sirviesen para la comprensión de otros más hondos y complicados, como la célula, la sangre, la vida de las plantas, etc.
Incluso, en el último capítulo de las Lecturas se abordaba la recogida y conservación de los animales. Permaneció en la Universidad de Barcelona hasta 1935, un cuarto de siglo, por tanto, antes de trasladarse a Madrid para hacerse cargo de la cátedra homónima de la Facultad de Ciencias.
Los años que residió en la Ciudad Condal también resultaron de gran trascendencia para sus investigaciones, pues llevó a cabo numerosos viajes de ampliación de estudios, las más de las veces orientados a temas de Biología Marina y de Histología. De todos ellos, la estancia durante varios meses del año 1913 en el laboratorio de Max Verworn, en Bonn, donde trabajó sobre la fisiología de los infusorios y de modo especial sobre los tropismos, debió de ser el que dejó mayor poso para sus trabajos posteriores. Trabajos que se interesaron por los protozoos, la morfología y la fisiología del tejido muscular, entre otros temas.
En 1927 fue elegido académico numerario de la Real Academia de Ciencias Naturales y Artes de Barcelona.
La cátedra de Histología Vegetal y Animal de la Universidad de Madrid la ganó por concurso de traslado, luego de la jubilación de José Madrid Moreno, quien había sido su profesor en los años en que cursaba la licenciatura, y en ella permaneció hasta su fallecimiento, con la única interrupción que supuso la Guerra Civil. Al implantarse en la Universidad de Madrid, en el curso 1944-1945, en el quinto año de la licenciatura en Ciencias (sección de Naturales) la enseñanza de la Historia de las Ciencias Naturales, Emilio Fernández Galiano fue encargado de impartirla, lo que hizo hasta su súbito fallecimiento, el 11 de mayo de 1953. Ese curso 1953-1954 firmó las actas José Pérez de Barradas y Álvarez de Eulate, catedrático de Antropología.
Al crearse, tras la finalización de la guerra, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, fue nombrado consejero del Patronato Santiago Ramón y Cajal, del que durante algún tiempo fue vicepresidente.
En los años 1940 y 1941 desempeñó la vicedirección del Instituto Cajal de Investigaciones Biológicas y a partir de 1947 en que, dentro del Instituto José de Acosta, se organizó el Centro de Investigaciones Zoológicas, fue nombrado director del mismo.
Entre los reconocimientos que obtuvo en estos años, no pueden obviarse los nombramientos de académico de número de la Academia de Medicina (1942) y de la Real Academia Española (1948), en esta última para ocupar la vacante ocasionada por el fallecimiento en México en 1944 de Ignacio Bolívar, quien había sido la figura de referencia de las Ciencias Naturales en España hasta ese momento. El 18 de marzo de 1948 leyó su discurso de ingresó en la Real Academia Española sobre Algunas reflexiones sobre el lenguaje biológico, y fue contestado por el académico Ángel González Palencia.
Desde muchos años antes, concretamente desde 1904, era miembro de la Real Sociedad Española de Historia Natural. En el Boletín de la misma publicó su primer trabajo científico, “Consideraciones acerca de la posición de las esponjas en el reino animal” (1910).
Y ese mismo año, en la serie de Memorias, los resultados fundamentales de su tesis doctoral a la que ya se ha hecho referencia (1910). A estos trabajos siguieron muchos otros, pues con la Española (como les gustaba denominarla a los socios) colaboró asiduamente a lo largo de toda su carrera científica. Incluso, en el tomo de Memorias que se editó en homenaje a Ignacio Bolívar, publicó un trabajo sobre el concepto de quimotaxis de las células (1929).
Para la Colección Labor de la Biblioteca de Iniciación Cultural que fue la referente de la Editorial Labor durante muchos años (antes y después de la Guerra Civil), escribió dos manuales que alcanzaron gran notoriedad. En el prólogo del primero, que llevaba por título Los animales parásitos y cuya primera edición es de 1928, llama la atención sobre los enormes progresos que la parasitología, como las demás ciencias biológicas, habían tenido en los últimos años, apuntando algunos importantes descubrimientos, como, por ejemplo, el del origen y medio de propagación de las fiebres palúdicas, el de los gérmenes causantes de la enfermedad del sueño y el de la etiología de la anemia de los mineros. Una segunda edición se publicó en 1943. Al segundo de los manuales, Los fundamentos de la biología, por su mayor extensión le correspondió doble numeración dentro de la colección. Las dos primeras ediciones aparecidas en 1929 y 1939, tenían 372 páginas. La tercera, revisada, totalizaba 392 páginas.
También para la Editorial Labor tradujo el Compendio de biología de Umberto Pierantoni, profesor de Zoología en la Universidad de Nápoles (Barcelona, 1931).
En ediciones posteriores se hicieron algunas adiciones al Compendio de Pierantoni, pues se incluyó la genética y la biología de las razas. También Fernández Galiano compuso su propio texto universitario, el Compendio de biología general (1940), que publicó S.A.E.T.A.
Obras de ~: “Consideraciones acerca de la posición de las esponjas en el reino animal”, en Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural (BRSEHN), 10 (1910), págs. 75-80; “Datos para el conocimiento de la distribución geográfica de los arácnidos en España”, en Memorias de la Real Sociedad Española de Historia Natural (MRSEHN), 6 (1910), págs. 343-424; Lecturas biológicas, Barcelona, J. Ruiz Romero, sucesor de J. Bastinos, 1916; Los animales parásitos, Barcelona, Editorial Labor (col. Labor, n.º 169), 1928; “Sobre el concepto de quimotaxis de las células”, en MRSEHN, 15 (2) (1929), págs. 867-871; Los fundamentos de la biología, Barcelona, Editorial Labor (col. Labor, n.os 216-217), 1928; Compendio de biología general, Madrid, S.A.E.T.A., 1943; Algunas reflexiones sobre el lenguaje biológico, Madrid, Real Academia Española, 1948.
Bibl.: D. Fernández-Galiano, “El profesor Don Emilio Fernández Galiano”, en BRSEHN, 53 (1955), págs. 5-11.
Alberto Gomis Blanco