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Gonzalo Pérez de Moscoso

Biografía

Pérez de Moscoso, Gonzalo. Santiago de Compostela (La Coruña), s. m. s. XIII – Mondoñedo (Lugo), 29.XII.1326 – 5.I.1327. Obispo de Mondoñedo.

Hijo de don Pedro Vidal, cibdadano de Santiago, y de su segunda mujer, Teresa Sánchez de Ulloa, que lo era a su vez de Sancho López de Ulloa, señor de Villamayor, y de Urraca Pérez de Medín. La primera mención documental del personaje se refiere a un acuerdo suscrito el 31 de marzo de 1283 entre la mencionada Teresa Sánchez, ya viuda, y sus hijos —Gonzalo Pérez representado por su hermano Lope Pérez, progenitor de los Moscoso, señores de la casa de Altamira— sobre los bienes dejados por su padre.

De muy poco después son ya las primeras noticias sobre su trayectoria eclesiástica, como canónigo de Santiago y arcediano de Abeancos, en la diócesis lucense, constando además su actuación como “juez apostólico delegado” en el largo proceso sustanciado tras el asalto, despojo e incendio del Convento franciscano de Orense, suceso que acaeció en el mes de mayo de 1289.

A mediados de julio de 1313, le fue concedida una nueva canongía, esta vez en la Iglesia de León, recibiendo también por entonces licencia para conservar los prestimonios y beneficios que ya poseía, siempre y cuando la renta anual de sus frutos no excediera los 500 florines. La aparición, hace algunos años, de su matriz sigilar en las proximidades de Aviñón, confirma su presencia en aquella Corte papal, donde se sabe que contó con la importante protección de Jacobo C. de Stephaneschi, cardenal de San Jorge al Velabro. En 1317, en medio de las tensiones que se sucedieron tras la muerte del arzobispo Rodrigo de Padrón, que había gobernado la archidiócesis compostelana desde 1305, una parte de este Cabildo barajó su candidatura; sin embargo, las discordias se resolvieron a mediados de julio de aquel año con la designación de fray Berenguel de Landoira. Pese a ello, el clérigo gallego mantuvo los firmes apoyos que le habían respaldado tanto en Compostela como sobre todo en la propia Corte papal de Aviñón. Gracias a ello, el 20 de diciembre de 1318 logró su promoción a la diócesis de Mondoñedo, donde sucedió al obispo Rodrigo Vázquez, que la había gobernado desde el año 1298.

Según Eubel, el pontificado de Gonzalo, que debía rondar entonces los sesenta años, se inició el 14 de enero de 1319, si bien el primer documento referido a su actuación al frente de la diócesis es del 24 de septiembre de aquel mismo año. De los documentos conservados consta que su primera preocupación fue reunir líquido suficiente para satisfacer la servitia communia —o tasa de provisión— a la Cámara del Papa, lo que logró a través de arrendamientos a particulares y de la obligación contraída con el Cabildo, en agosto de 1322, sobre todos sus frutos y réditos hasta la cuantía de 20.000 maravedís, que eran exactamente los que restaban pendientes de pago de la mencionada tasa. En 22 de junio de 1320 suscribió un convenio con el concejo mindoniense para completar la construcción de las murallas de la ciudad, comprometiéndose con el Cabildo a financiar una parte de las obras.

En agosto de 1324 convocó el sínodo que redactó una constitución en la que, en atención a los quebrantos económicos que padecían los clérigos por causa de las tercias reales, impuestas años atrás, se les concedían los frutos y rentas de sus beneficios por espacio de un año después de su muerte. En esta constitución se prohibieron asimismo las plañideras o neniae, estableciendo bajo pena que “tan abominable constumbre” no se admitiera durante la conducción del cadáver a la iglesia, ni durante el canto de las Horas en el claustro, en el momento del sepelio. Atajó, además, el absentismo de algunos canónigos, estableciendo las oportunas penas, y reguló y fijó el abono de ciertas cantidades para ornamentos por derecho de enterramiento para dignidades y canónigos de la Catedral.

El obispo Gonzalo Pérez de Moscoso otorgó su testamento el 29 de diciembre de 1326, constando que falleció unos días después —antes del 5 de enero de 1327— y que fue enterrado en una de las capillas de la Catedral de Mondoñedo.

 

Bibl.: F. Menéndez Pidal y E. Pardo de Guevara y Valdés, “A propósito de un nuevo sello medieval gallego. El obispo don Gonzalo, de Mondoñedo, y los orígenes de la Casa de Altamira”, en Anuario de Estudios Medievales, 29 (1999), págs. 803-834; E. Pardo de Guevara y Valdés, “La Casa de Altamira y sus linajes en la Baja Edad Media. Viejas noticias y nuevos documentos”, en VV. AA., Actas do simposio de Historia da Costa da Morte, Cee (La Coruña), 2000, págs. 261-282; E. Cal Pardo, “Episcopologio mindoniense, (966-1936)”, en Anejos de Cuadernos de Estudios Gallegos (Santiago de Compostela), vol. 28 (2003).

 

Eduardo Pardo de Guevara y Valdés

 

 

 

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