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Juan Hernández

Biografía

Hernández, Juan. ¿Lugo?, c. 1270 – Lugo, 13.II.1318. Dominico (OP), obispo, confesor real.

Debió de ser fraile del convento de Santo Domingo de Lugo, donde recibió una buena formación filosófico- teológica. Ordenado de sacerdote, debió destacar por sus dotes de predicador y por su celo en el cumplimiento de su ministerio. Esto le preparó el camino para ser confesor regio y obispo. El rey Fernando IV de Castilla-León lo eligió para confesor y consejero.

En 1307 fue nombrado obispo de Lugo por el papa Clemente V. De 1308 data una reunión, de la que formó parte como obispo de Lugo, con el arzobispo de Santiago de Compostela, y altos representantes del clero de ambos obispados y del de Monoñedo. A esa reunión, que tuvo lugar en el territorio de Losiín, asistieron algunos caballeros de la alta nobleza, y en ella trataron sobre los patronatos de ciertas iglesias y la distribución de algunas feligresías. En 1310 el infante Felipe, hijo de Sancho IV el Bravo, hizo una donación a “Don Fray Joan, por la gracia de Dios obispo de Lugo, mío amigo”. En ese mismo año asistió obispo a un Concilio celebrado en Salamanca por los obispos de Galicia y Castilla-León sobre las graves acusaciones que pesaban sobre la Orden de los Templarios; fueron éstos declarados inocentes, a pesar del empeño del rey Felipe IV el Hermoso de Francia por conseguir votos para obtener la condena y decreto de extinción de dicha Orden por el Papa.

El 12 de abril de 1311, el rey Fernando IV el Emplazado concedió a fray Juan, obispo de Lugo, en atención a los servicios que le prodigó, cuando era su confesor, y a los favores que le seguía haciendo, “toda la tierra de Pallares con todos los derechos, Justicia y Señorío, que tocaran al Rey” y otros beneficios. Del 23 de junio de 1312 data una sentencia real favorable al obispo, que había sido expoliado de su señorío y posesiones por el concejo de Lugo, aprovechando una larga estancia del Rey en la ciudad de Salamanca; aquí vino el obispo con sus aliados a presentar sus cargos, como igualmente lo hicieron sus adversarios.

Examinados los pareceres de unos y otros, el Rey se declaró por la parte del obispo Juan Hernández, concediéndole a él y al obispado de forma muy amplia el señorío de la ciudad de Lugo; le hizo también entrega de sus principales adversarios, los procuradores de la ciudad, Arias Pérez de la Cruz y Martín Yáñez del Campo, que habían promovido la campaña por la autonomía señorial. Muerto el Rey, a los dos meses y medio, sin que se hubiera aplicado la sentencia, la reina-madre, María de Molina, durante la minoría de su nieto Alfonso XI, juntamente con el infante don Felipe, en una escritura, fechada en la ciudad de Toro el 18 de agosto de 1312, confirmó la sentencia de su hijo y mostró su particular devoción hacia el obispo, fray Juan Hernández. Los autores M. Risco y J. Villa- Amil y Castro ofrecen testificación de documentos de 1312 referentes al obispo J. Hernández sobre privilegios reales. Todos estos datos manifiestan las buenas relaciones del obispo con la Corte regia.

Además de su labor religiosa en el gobierno de la diócesis, destacó este obispo por su gran protección y mecenazgo en las construcciones religiosas de su diócesis. En primer término se interesó por el proseguimiento de la construcción de la catedral lucense.

Juntamente con su Cabildo, acordó el 28 de junio de 1309 construir en el claustro de la catedral una capilla dedicada a los Diez Mil Mártires, que gozaban de mucha devoción en esa diócesis, para entierros de los obispos, que lo desearan, y de los canónigos del Cabildo y los porcionarios (“pro personis canonicis et portionariis [...] et pro episcopis eius, si in eadem capella volunt eligere sepulturam”) y determinaran además el nombramiento de un capellán responsable de su atención y culto. También debió de continuar los favores concedidos por su predecesor Rodrigo II en 1303 al convento de Santo Domingo de Lugo; este obispo, con la aprobación del Cabildo concedió a los frailes el solar para la construcción de su iglesia, y el prelado Juan Hernández debió de contribuir sin duda en la prosecución de la obra. De 1314 data una “concordia conciliar” de los obispos de Galicia y Castilla-León, en la que participó el obispo de Lugo Juan Hernández, y en la que se propusieron defenderse conjuntamente de las pretensiones de dominios de los caballeros de la nobleza. M. Risco, en el tomo 41 de España Sagrada, recoge varios documentos sobre las relaciones del obispo con el Cabildo y con diversos monasterios de la diócesis en torno a concesiones de privilegios, y reconocimientos y limitaciones de algunos derechos monacales.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional (Madrid), sección de Clero, carpeta 1332G, pergamino n.º 17bis, El testamento del obispo Juan Hernández, muy deteriorado, faltándole un buen triángulo de texto en el lado izquierdo de la parte superior; documento sobre la fundación de la Capilla de los Diez Mil Mártires en ese mismo archivo, Códice 1042 B (sig. antigua), o 1153 (sig. moderna), con documentación abundante del s. xiv, fol. 47r.

E. Flores y M. Risco, España Sagrada. Tomo XLI de la Santa Iglesia de Lugo: continuación de su historia desde el siglo xii hasta fines del siglo xiv [...] Su autor el M.R.P.M.Fr. Manuel Risco del Sagrado Orden de San Agustín, Madrid, Oficina de la Viuda e Hijo de Marín, 1798, págs. 93a-101a; J. Villa-Amil y Castro, Estudio histórico del Señorío temporal de los obispos de Lugo, en sus relaciones con el municipio, en la Edad Media, Lugo, Tipografía de A. Villamarín, 1897, págs. 27-30 y 85- 86; C. Eubel (OFMConv.), Hierarchia Catholica Medii Aevi [...] t. I. Series ab anno 1198 usque ad annum 1431[...] Editio Altera, Münhen, Typ. Gegensbergianae, 1913, pág. 314; J. García Oro, Galicia en los siglos xiv y xv. II, Galicia Urbana: Ciudades Episcopales, Villas Señoriales, Municipios Realengos, Pontevedra, Fundación Pedro Barrié de la Maza, Conde de Fenosa, 1987, págs. 84-86; J. I. Fernández de Viana y Viéites, “Dos documentos singulares para la Historia del Arte Medieval Gallego”, en Cuadernos de Estudios Gallegos, t. XXXVII (1988), págs. 57-63; C. Manso Porto, Arte gótico en Galicia: Los Dominicos, vol. I, La Coruña, Fundación P. Barrié de la Maza, Conde de Fenosa, Imprenta M. Cromo, 1993, págs. 39, 392 y 591; “Apuntes sobre imágenes y fuentes de cetrería en la Baja Edad Media Gallega”, en Abrente. Boletín de la Real Academia Gallega de Bellas Artes de Nuestra Señora del Rosario, 31 (1999), págs. 147-171 (el testamento del obispo Juan Hernández en las págs. 156-157).

 

Ramón Hernández Martín, OP

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