Terreros, Pedro de. Valmaseda (Vizcaya), 1461 – Jamaica, 1504. Conquistador, maestresala y marino.
Siendo marino, entró como maestresala a las órdenes de Colón. Pedro de Terreros y Juan Quintero de Algruta fueron los únicos marineros que acompañaron a Colón en los cuatro viajes.
En el primer viaje colombino, fue tripulante de la Santa María. Esta nao pertenecía a Juan de la Cosa, que, posteriormente, Colón rebautizó y que generó un pleito tras su hundimiento. Juan de la Cosa viajó como segundo en los dos primeros viajes.
En el segundo de los viajes, Terreros volvió a enrolarse en la nueva Santa María, conocida popularmente como la Marigalante. Con él viajaban también tripulantes del primer viaje, Juan de Moguer, Bartolomé Torres, Juan de Jerez, Cristóbal Caro y Diego Leal. Si el primer viaje fue el del descubrimiento, este segundo tenía como objetivo volver al Fuerte Navidad.
Salió desde Canarias y llegó en sólo veintiún días a la Dominica. El 2 de enero de 1494 fundó La Isabela, en la costa norte de La Española.
A pesar de participar en estos dos primeros viajes, es por el tercer viaje colombino por lo que Pedro de Terreros ha pasado a la historia.
Cuando Colón arribó a las costas españolas tras su segundo viaje, se comenzó a preparar el tercero. El 30 de mayo de 1498 salieron de Sanlúcar de Barrameda seis naves y seiscientos hombres. En la isla del Hierro la flota se dividió en dos: tres naves mandadas por Pedro de Arana irían hacia Isabela la Nueva (Santo Domingo); las otras tres, bajo el mando de Colón, bajaron hasta Cabo Verde. De allí, tras adentrarse en el océano, llegaron a una isla que bautizó como Trinidad (31 de julio). Estaban frente a Punta Galea, en el extremo suroriental de la isla; a la mañana siguiente se detuvieron junto a otro cabo, que llamó de La Playa.
Colón cruzó el estrecho, al que se le dio el nombre de Boca de Serpiente, gracias a la ayuda de vientos favorables, atravesó por esta boca y luego, navegando hacia el norte, halló tranquilidad y que el agua era dulce; al este vio lo que le pareció el extremo de la isla de Trinidad, y lo llamó cabo Boto, la isla Delfín, la de Caracol y el cabo Lapa. El 1 de agosto llegaron a Punta Bombeador que Colón bautizó como Sancta.
El día 4 de agosto fondearon los barcos en la punta de la Península de Paria. Al día siguiente decidieron desembarcar.
Era el primer contacto con la Tierra Firme; era el 5 de agosto de 1498.
Cuando llegaron a Paria, Colón ya estaba enfermo, tenía una grave afección en los ojos, además de padecer artritis, por lo que bajó a tierra el capitán de su navío: Pedro de Terreros, quien tomó posesión del continente americano, al comprobar la expedición que estaba en “tierra firme”. Fue el primer europeo que pisó Tierra Firme suramericana. Bajó a tierra acompañado por Andrés del Corral y Hernando Pacheco.
Fueron recibidos muy amistosamente por los nativos, que les obsequiaron casabe, frutas y bebidas fermentadas.
El 13 de agosto, Colón comenzó a navegar hacia occidente por la costa septentrional de la península de Paria. El 15 de agosto puso proa a La Española. Después de explorar el golfo de Paria y pasar por el oeste de la isla Margarita, las tres naves llegaron a Santo Domingo.
La totalidad de la costa venezolana fue recorrida por Alonso de Ojeda, que había partido junto a Américo Vespucio y a Juan de la Cosa, encargado de cartografiar la costa. Juan de la Cosa dibujó el primer mapa del Nuevo Mundo en el año 1500, siete años antes del conocido mapa de Martín Waldseemüller.
Pedro de Terreros participó también en el último viaje de Colón a América, el cuarto viaje, que se inició en mayo de 1502 y se componía de cuatro carabelas.
Aunque salieron el 9 de marzo de Cádiz, debido al mal tiempo debieron volver a puerto, saliendo definitivamente el día 11 de mayo. Algunos historiadores creen que el objetivo de este viaje era encontrar la tierra de las Especias.
La nave que estaba al mando era La Capitana (su nombre oficial era Santa María), comandada por Colón.
Pedro de Terreros capitaneaba La Gallega, una nave de sesenta toneladas y cuatro palos. Su propietario era Juan Quintero, contramaestre de La Pinta en el primer viaje. Terrero estaba al mando de un escudero, nueve marinos, trece grumetes y un paje.
El 25 de mayo salieron de Maspalomas hacia el oeste, llegando a La Martinica a mediados de junio.
El 24 de junio llegaron a la desembocadura del río Ozama, donde esperaba Ovando para regresar e España con una flota de treinta naves. Pedro de Terreros fue enviado a hablar con Ovando para intercambiar la carabela Santiago por otra, ya que ésta no le gustaba a Colón. Terreros también informó a Ovando de la proximidad de un huracán, recomendándole que retrasara su partida unos días. Ovando negó el permiso solicitado por Terreros para entrar y decidió salir de la desembocadura del Ozama. La flota de Ovando fue destruida casi por completo por el huracán, salvándose la de Colón, aunque con destrozos visibles. Pedro de Terreros logró salvar su nave La Gallega.
Las carabelas fueron reparadas en Azúa y salieron el 14 de julio en dirección a Cuba. Sin embargo, a partir de este punto la navegación se complicó y se volvió lenta. Desde el 15 de septiembre hasta el 14 de mayo de 1503, exploraron Nicaragua, Costa Rica y Panamá, pasando la Navidad de ese año 1503 cerca del actual canal de Panamá. En enero llegaron a un río que bautizaron como Belén, lugar donde se vieron obligados a abandonar la carabela dirigida por Terreros, La Gallega, debido a su mal estado. Decidieron volver a La Española, pero a la altura de Portobelo se vieron obligados a dejar a La Vizcaína. Los marineros que aún vivían fueron repartidos entre la Santiago y La Capitana. El 25 de junio de 1504 llegaron a Puerto de Santa Gloria (Jamaica). Sin embargo, la situación no mejoró. Colón estaba enfermo, y los pocos marinos que aún quedaban con él pasaron penalidades. Esta situación motivó que Diego Méndez, capitán de La Capitana desde la muerte de Diego Tristán, viajara en una canoa en busca de ayuda a la isla La Española. Pedro de Terreros murió en esta isla antes del viaje que realizó Méndez y que sacó de la isla a Colón y al centenar de marineros que aún vivían.
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Cecilia Suárez Cabal