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Carlos Patiño

Biografía

Patiño, Carlos. Santa María del Campo Rus (Cuenca), 9.X.1600 baut. – Madrid, 15.IX.1675. Compositor y maestro de capilla.

Nacido en 1600 en el pueblo conquense de Santa María del Campo Rus, fue bautizado el 9 de octubre del mismo año. Al no ser el hijo mayor del matrimonio formado por Pedro Gallego Patiño e Inés Ramírez, se le preparó para que guiase sus pasos hacia la carrera eclesiástica. Probablemente recibió su primera formación musical en el Convento de los Trinitarios de su pueblo natal. No hay noticia alguna de su presencia en la Catedral de Cuenca.

Posteriormente fue aceptado el 22 de junio de 1612 por la Catedral de Sevilla en calidad de mozo de coro, teniendo como maestros a Francisco Company y Juan de Vaca, maestros de los mozos de coro de la Catedral hispalense. Los primeros conocimientos de composición los adquirió hasta 1617 con el eminente polifonista y maestro de capilla Alonso Lobo, al que reconocía como su maestro, y tras la muerte de éste, con el maestro portugués carmelita fray Francisco de Santiago, gracias al cual el duque de Braganza (el futuro rey Juan IV de Portugal) pudo recibir noticias sobre el talento musical de Carlos Patiño. Fue nombrado maestro de canto de órgano del Sagrario de la Catedral de Sevilla el 19 de enero de 1623, obteniendo así su primer puesto importante de responsabilidad, lo que hizo encaminar definitivamente hacia la música su futuro profesional. El acta de su nombramiento dice así: “El jueves se examine Carlos Patiño, pues no hay causa nueva para alargar los edictos del magisterio de canto de órgano del Sagrario, y mandaron que el jueves a ora del Coro se examine en el coro el m° Carlos Patiño, opositor, y el examen le haga el maestro de capilla, o sea Fr° de SantiagoEn jueves 19 de henero de 1623, presidiendo el Sr. D. Felix de Guzmán, arcediano de Sevilla y can°, aviéndose examinado dentro del cav° el Maestro Carlos Patiño, opositor único al magisterio de órgano del Sagrario que está vaco por averse ydo al magisterio de Plasencia Diego de Grados su antecesor, nombraron al dicho m° Carlos Patiño en el dho magisaterio de canto de órgano”.

Después de la muerte de su esposa y de su segundo hijo, Carlos Patiño inició los estudios eclesiásticos en torno a 1625.

En febrero de 1628 decidió abandonar la Catedral de Sevilla y opositó al magisterio de capilla de la Catedral de Salamanca: pese a la calidad de los ejercicios realizados por el compositor conquense, no obtuvo la plaza, que recayó en el compositor salmantino Francisco Martínez Díez. A pesar de ello, Patiño no regresó a Sevilla, pues fue nombrado maestro de capilla del madrileño Monasterio de la Encarnación tras la marcha del anterior maestro, Gabriel Díaz Besón, a la Catedral de Córdoba, según consta en el siguiente documento: “En Madrid, a 8 de Marzo de 1628, de despachó, firmado por de S. M., refrendado del Secretario Alosa, y librada de don Juan Villela, Protector del Monasterio de la Encarnación, Título de Capellán y Maestro de Capilla del Mon° de la Encarnación de M.° a Carlos Patiño, que estava vaca por promoción de Gabriel Díaz a la Iglia. Cathedral de Córdoba, porque aunque fue proveydo della Gerónimo Vizente, no tuvo efecto”.

En el Monasterio de la Encarnación permaneció por espacio de seis años. El ingreso en una de las capillas reales otorgaba a Patiño la posibilidad de relacionarse con el ambiente musical de la Corte madrileña. La maestría en el Monasterio de la Encarnación o en el de las Descalzas Reales era prácticamente el paso previo para acceder al puesto de máximo prestigio en la España del siglo xvii: maestro de la Real Capilla.

Precisamente en esta época Patiño firmó la censura aprobatoria del libro Salmos, Magnificas y otras cosas tocantes al culto divino de su colega de las Descalzas, Sebastián López de Velasco, lo cual indica el creciente protagonismo que estaba adquiriendo Patiño en el panorama musical de la capital de España.

Con motivo de la jubilación del maestro de la Real Capilla, el célebre Mateo Romero Capitán, fue elegido sucesor Carlos Patiño a partir del 1 de enero de 1634, ejerciendo además las funciones de vicemaestro y rector del Colegio de los Niños Cantorcicos, como puede observarse en el siguiente nombramiento: “Carlos Patiño Mr° de la Capilla Real de V. Mgd. dice que ha más de 32 años que sirve y por ser dh° officio de mucho trabajo y asistencia y por hallarse con sesenta años de edad y muchos achaques, no parece que es posible proseguir con el lucimiento y puntualidad que siempre ha deseado.

Suplica a V. Magd. le haga merced de mandarle jubilar de dh° officio de Mr° de Capilla en la conformidad que se jubiló el mr° Capitán de su misma edad, atento a lo que a deseado servir y a sus achaques que son muchos que de ello recivirá mrd.”. Dicho cargo lo desempeñó hasta el 7 de febrero de 1657. Tres años más tarde, el 12 de octubre de 1660, solicitó su jubilación. Felipe IV no accedió a la petición de Patiño “porque me hallo con satisfacción y agrado de su ciencia de la música”, pero nombró un teniente para que le ayudase en las tareas de dirección de la capilla, cargo que recayó en Francisco de Escalada. Desde 1668, ya muy quebrantada su salud, cesó en la composición de nuevas obras para la Real Capilla, aunque llevó a cabo otras actividades como la firma de la censura de las misas de facistol de Juan del Vado, dedicadas al Rey, obra que no llegó a editarse. El fallecimiento de Carlos Patiño acaeció el 15 de septiembre de 1675.

Por lo que se refiere a su obra musical, la musicóloga francesa Danièle Becker insiste en que Patiño se formó en el estilo musical hispalense de los años 1580-1615 y no en la escuela de Mateo Romero, heredera de la escuela franco-flamenca. De hecho, la relación con Romero siempre fue en todo momento distante y fría. Sin embargo, y a pesar de su formación en la polifonía clásica sevillana de Francisco Guerrero y su discípulo Alonso Lobo —Patiño nunca olvidó la herencia de la escuela tradicional hispana, pues su depurada técnica se basa en ella—, el compositor conquense se adhirió con entusiasmo al nuevo estilo barroco por entonces en boga en la música española y que tiene en la policoralidad y la homofonía sus características más destacadas, con la correspondiente introducción de toda una serie de cambios y novedades sonoras: en este aspecto cabe diferenciar su estilo musical del de sus antecesores en la Catedral hispalense. El dramatismo que confiere al empleo de varios coros, dota a su música de una autoridad sin parangón en el ámbito de la música española del siglo xvii.

A pesar de que un buen número de sus obras se perdió tanto en el incendio del antiguo Alcázar de Madrid durante la Nochebuena de 1734, como en el terremoto de Lisboa de 1755, el cual destruyó la biblioteca musical del rey Juan IV, en numerosos archivos españoles e hispanoamericanos se han conservado obras del compositor conquense. En el archivo que reorganizó el maestro de capilla José de Torres después del mencionado incendio de 1734, aparece una de sus obras, Libera me, Domine, la cual fue incluida con posterioridad a través de otra vía. Por fortuna, en otro de los monasterios reales, el de El Escorial, se conservó buena parte de la obra de este autor; por otro lado, la mayoría de los antiguos fondos musicales del Real Convento de la Encarnación de Madrid se han guardado en el Monasterio de Montserrat. También desapareció una segunda gran fuente de obras de Patiño en Portugal, reunida en vida del compositor por el rey portugués Juan IV, que llegó a mantener correspondencia con el compositor gracias a la relación de éste con fray Francisco de Santiago, como se ha visto anteriormente. El monarca lusitano reunió un extraordinario fondo de obras de Patiño, del cual existen dos menciones: un inventario de enero de 1648 y el contenido parcial de su biblioteca musical, cuya primera parte mandó editar en Lisboa en 1649: por desgracia, tal biblioteca sufrió también un incendio como resultado del terremoto de Lisboa en 1755, perdiéndose definitivamente la fuente musical más importante del autor de Cuenca.

Como puso de manifiesto Lothar Siemens en sus estudios, el interés de Juan IV por la obra de Carlos Patiño fue resaltado por Joaquim de Vasconcelos en su libro D. Joao o IV (Oporto, 1900) y posteriormente por Luis de Freitas Branco en su amplia obra D. Joao IV, músico (Lisboa, Fundaçao da Casa de Bragança, 1956), donde se reproducen las cartas del rey portugués a su embajador en Francia, el conde de Vidigueira, para que contactara desde allí con personas de confianza en Madrid con el objetivo de adquirir el mayor número posible de obras musicales de los principales maestros españoles. Por ejemplo, Juan IV pretendía comprar todo el archivo musical de Mateo Romero, así como obras de Patiño, Gabriel Díaz, copias de manuscritos musicales antiguos de El Escorial y otras. En relación a Patiño, y para evitar duplicar las obras ya adquiridas de este compositor, le remitió a su embajador una carta especial, fechada en Lisboa el 29 de enero de 1648, que contenía una detallada y extensa lista de las obras que ya poseía, insistiendo en la adquisición de obras distintas a las relacionadas y, especialmente, de dos misas y un villancico en cuya posesión estaba altamente interesado el Rey. Antes de publicar la primera parte de su biblioteca musical, Juan IV ya poseía 3 misas, un magnificat, 2 motetes, una lección de difuntos, 2 salmos, 41 villancicos de Navidad, 12 villancicos de Reyes, 2 villancicos a Nuestra Señora y 14 villancicos al Santísimo Sacramento: en total, 78 obras, casi todas polifónicas y policorales, 9 de las cuales eran en latín y 69 eran villancicos en castellano, de todas las cuales sólo perviven en otros archivos copias de cuatro de ellas: la Misa de laberinto, en Jaca, el Magnificat de batalla de 6º tono a 8 (conservado en los archivos catedralicios de Santiago de Compostela y Cuenca), el Salmo a 8 Dixit Dominus (del que existen numerosas copias en diversos archivos), y uno sólo de los 69 villancicos: el de Reyes a 12 voces y bajo continuo titulado Sabes Gil qué gente es ésta (Archivo de la Seo de Zaragoza). Todo lo demás se perdió de manera irremediable.

La Primera parte do index da livraria de mvsica do muyto alto, e poderoso rey dom Ioao o IV Nosso Senhor, impresa “por ordem de Sua Mag.” en Lisboa por Paulo Craesbeck en 1649, no incorpora todo el contenido de la obra de Patiño relacionada un año antes por el monarca portugués a su embajador, ya que buena parte de las obras se reseñó en la segunda parte de dicha obra, que nunca llegó a editarse.

El único camino que quedaba por emprender era inventariar las copias sueltas dispersas en los distintos archivos españoles e hispanoamericanos, tarea que emprendió en la década de 1980 del siglo pasado el musicólogo canario Lothar Siemens, fruto de lo cual fue la edición de las Obras recopiladas de Carlos Patiño.

Siemens localizó en catálogos y archivos un total de 221 copias manuscritas de piezas de Patiño, que correspondían a 120 obras diferentes.

 

Obras de ~: Obras en latín: 25 motetes, antífonas, himnos, responsorios, lecciones de difuntos, secuencias e invocaciones; 6 letanías; 11 cánticos evangélicos; 13 misas; 21 salmos.

Obras en castellano: 2 admirables; 14 villancicos al Santísimo Sacramento; 18 villancicos de Navidad, Reyes y a los Santos; 12 tonos humanos.

 

Bibl.: J. Subirá, Historia de la música española e hispanoamericana, Madrid, Salvat, 1953; N. A. Solar-Quintés, “Panorama musical desde Felipe III a Carlos II”, en Anuario Musical, vol. XII (1957); J. Subirá, “La música en la Real Capilla madrileña y en el Colegio de Niños Cantorcicos”, en Anuario Musical, vol. XIV (1959); B. Hudson, “Patiño, Carlos”, en The New Grove Dictionary of Music and Musicians, vol. XIV, London, Macmillan Publishers Ltd., 1980; D. Vega, “El Barroco musical español. Precisiones sobre su naturaleza”, en Revista de Musicología, vol. IV (1981); T. Taylor, “The Spanish high Baroque motet and Villancico. Style and Perfomance”, en Early Music, vol. 12 (1984); L. Siemens Hernández, Carlos Patiño. Obras musicales recopiladas, Cuenca, Instituto de Música Religiosa de la Diputación Provincial, 1986, 3 vols.; P. Capdepón, “La música religiosa madrileña durante los siglos XVII y XVIII”, en Ritmo (1986); D. Becker, Las obras humanas de Carlos Patiño, Cuenca, Diputación Provincial, 1987; L. Jambou, “Documentos relativos a los músicos de la segunda mitad del siglo XVII de las Capillas reales y Villa y Corte de Madrid, sacados de su Archivo de Protocolos”, en Revista de Musicología, vol. XII (1989); P. Capdepón, “La música en la Real Capilla de Madrid (siglo XVII)”, en Anales del Instituto de Estudios Madrileños, vol. XXX (1993); L. Siemens Hernández, Carlos Patiño. Las Magnificat para dos y tres coros, Madrid, Sociedad Española de Musicología, 1999; “Patiño, Carlos”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, vol. VIII, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 2001, págs. 514 y 515.

 

Paulino Capdepón Verdú