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Ignacia Díaz Díaz

Biografía

Díaz Díaz, Ignacia. Josefa. Mirueña de los Infanzones (Ávila), 17.III.1842 – Segovia, 15.I.1916. Superiora del Instituto Siervas de María.

Nació en Miruela de los Infanzones (Ávila), hija legítima de Simón Díaz Primitivo y de Eusebia Díaz, naturales de dicho lugar. Al entrar en el Instituto Siervas de María, cambió su nombre de Ignacia por el de Josefa. Pasó la niñez y la juventud en Miruela y Madrid. Según su propio testimonio, la familia estaba en Madrid en 1872. Cuando tenía veintinueve años de edad, el día 10 de noviembre de 1872, ingresó en las Siervas de María y emitió sus votos el 16 de febrero de 1874. En marzo de ese mismo año fue trasladada a Valencia, de donde pasó quince meses después a Carcagente, en cuya residencia permaneció veinte meses. En 1876 fue destinada a la casa de Almería hasta que, con el nombramiento de maestra de novicias, volvió a Madrid en 1885. En 1878 había acompañado a la madre fundadora, María Soledad Torres Acosta, a Roma. “Según tradición admitida en el Instituto, cuando M. Soledad Torres Acosta fue a Roma en 1878 acompañada de Sor Josefa y D.

Vicente Balaguer, León XIII le indicó la conveniencia de atender la enseñanza de niñas pobres. De ahí —concluye el Libros de Apuntes—, tienen origen los asilos que se fundan. En el capítulo general, celebrado en Madrid el 24 de octubre de 1887 y presidido por el excelentísimo señor don Ciriaco Sancha, obispo de Madrid, fue elegida superiora general del Instituto la madre Josefa, siendo así la sucesora inmediata de la santa fundadora. Su gobierno terminó en 1904. En este mismo año pasó como superiora a la casa de Siervas de Segovia, pero cesó al siguiente año. En Segovia permaneció hasta su muerte, que sucedió el día 15 de enero de 1916.

Fray Toribio Minguella de la Merced, agustino recoleto, en escrito de 1889 califica a la madre Josefa de “religiosa de grandes prendas para el desempeño de su cargo y que continúa aceptadamente la Congregación e impulsando su admirable desarrollo”. En el cuaderno-álbum editado con motivo del primer centenario de la fundación del Instituto (1851-1951), se afirma de la madre Josefa que “fue celosísima de la observancia regular, y empapada como estaba del espíritu de caridad de la Beata Madre Fundadora, se distinguió su generosa alma en virtud tan delicada”, Roma 1951.

El día 13 de abril de 1928 se procedió a la exhumación de sus restos. Con este motivo la cronista escribe: “Mucho nos emocionamos todos [...]. Bien merecido tiene el cariño de todas las Siervas de María tan buena y cariñosa madre, porque ¿quién lloraba que ella no llorase con él? Tenía el espíritu de Cristo, el que todos los días estudiaba en los Santos Evangelios de los que era muy devota. Alma de apóstol, en la que nuestra Venerable Madre Fundadora depositó su espíritu y confianza; bien lo podía hacer, porque nacida en el suelo de una Santa Teresa de Jesús, el Señor las hizo muy semejantes en alma y corazón. Muchas eran sus virtudes, porque mucho las ejercitó, y alma acrisolada como pocas [...]. Nuestra Madre Josefa era un jirón de la bondad de Dios...”.

Su pueblo natal le dedicó la calle donde nació. En la pared hay una placa que dice: “A la memoria de la Madre Josefa Díaz, Sierva de María. Nació en esta casa el 10 de marzo de 1842. Murió en olor de santidad en Segovia el 15 de enero de 1916. Recuerdo de su noble y cristiana familia e ilustre Ayuntamiento.

Mirueña 8 de septiembre de 1970”.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Diocesano de Ávila, Parroquia de Miruela de los Infanzones, Libro de Bautizados (1825-1850), fol. 119v.; Archivo General de las Siervas María, Sta. Soledad vista por sus hijas. Declaración de Sor Josefa Díaz, Roma, 1984, pág. 123.

P. Galindo Panedas, Con María junto a la Cruz, Santa María Soledad..., Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), 1984; F. López Hernández, Personajes Abulenses, Ávila, Obra Social Caja de Ávila, 2004, págs. 332-333.

 

Francisco López Hernández

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