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Manuel Heredia e Ivonnet

Biografía

Heredia e Ivonnet, Manuel. Santiago de Cuba (Cuba), 26.V.1818 – Madrid, 10.IX.1875. Militar, brigadier de Ingenieros, subinspector del Cuerpo.

Ingresó en la Academia de Ingenieros de Guadalajara el 4 de agosto de 1835, de donde salió como teniente del Cuerpo el 11 de diciembre de 1838, un año antes de lo reglamentario. Esto ocurría por haberse abreviado el último curso para adelantar la salida de los nuevos oficiales subalternos, satisfaciendo así las exigencias de la Primera Guerra Carlista que a la sazón asolaba el país.

Destinado al primer batallón del entonces único Regimiento del Arma, el Regimiento de Zapadores Minadores, en el marco de la citada guerra, cuya fuerza formaba parte del Ejército del Centro, se incorporó a él inmediatamente y siguió todos sus movimientos y vicisitudes hasta la conclusión del conflicto. Con su compañía participó en numerosas acciones, como las de Usera y Lucena; los sitios de Tales y Alpuente; las voladuras que como consecuencia de ellas hubo que realizar en dichos puntos, y las fortificaciones de Vinaroz, Villafamés, Candiel, Losatitagua y villa de Titagua; la reparación de las defensas de Alicante y construcción de una batería en la cabeza del muelle de esta última plaza. En recompensa a su denuedo y arrojo, fue premiado con la Cruz de San Fernando de primera clase, así como que, en la segunda de las acciones citadas, le otorgase el general en jefe el grado de capitán de ejército sobre el mismo campo de batalla (los oficiales de Ingenieros, Artillería y Estado Mayor podían ascender en tres escalas: la de su Cuerpo, por antigüedad, y por méritos en las de grado del Ejército, y efectivo en el mismo).

Terminada la guerra continuó sirviendo en el Regimiento, hasta que por Real orden de 30 de junio de 1847 fue destinado al Ejército de Cuba, donde desempeñó el cargo de comandante de Ingenieros del Departamento Oriental y primer jefe del batallón de obreros. Pero, al mismo tiempo, y en virtud del carácter político-militar, común a la generalidad de los destinos de aquella administración, tuvo que ocuparse Heredia en la redacción de proyectos y ejecución de varias obras públicas civiles, entre cuyos trabajos figuran los proyectos del teatro de la Reina, de un mercado y de una aduana para Santiago de Cuba, el de una cárcel para Sancti-Spíritus y varios puentes de importancia para los caminos de la jurisdicción de Cuba. También proyectó y llevó a cabo numerosas obras en muelles, calzadas y calles de la misma ciudad y dirigió la construcción del muelle de Gibara. En 1848, realizó, además, un plano en el que reflejaba las últimas variaciones de la ciudad de San Isidoro de Holguín y otro plano de la Bahía de Sagua, que era un paso previo para la ordenación urbana de la citada ciudad de Sagua, situada a orillas del río del mismo nombre.

Cumplido el plazo máximo de residencia en Cuba, durante el cual había ascendido Heredia a teniente coronel del Cuerpo (18 de julio de 1856), se vio precisado a regresar a la Península en mayo de 1857, siendo destinado a la Dirección de Ingenieros en Cataluña, como jefe de la Comandancia del Cuerpo en Tarragona e interino de la de Tortosa.

En 1860 se le destinó a las islas Filipinas, donde se le designaba como coronel director-subinspector de la Comandancia de Manila, puesto en el que permaneció hasta 1870. En las islas señaladas sus trabajos tanto civiles como militares fueron muy numerosos. En los años que residió en el expresado distrito, como militar, dirigió y tomó parte en los trabajos que ejecutó el Cuerpo en Manila durante la noche del 3 de junio de 1863 a consecuencia de un gran terremoto, mereciendo la significación al Ministerio de Estado para la encomienda de Isabel la Católica. Desempeñó también las funciones de jefe de la comisión encargada del estudio del puerto militar de Subic, cuyo estudio se amplió después a propuesta suya a toda la bahía de Manila, constituyendo así un trabajo de reconocida importancia y utilidad, por referirse a la rica y populosa capital de tan extenso y distante archipiélago, residencia de las autoridades superiores y de todos los centros oficiales.

Por último, en el ramo civil sirvió el destino de inspector de obras públicas de Filipinas desde su creación en 1866, hasta que en 1867 arribó a aquellas islas el ingeniero de caminos, canales y puertos designado para desempeñar dicha inspección. Heredia había sido promovido a brigadier de Ejército con fecha de 24 de mayo de 1863.

En 1870 era destinado a la Península, siendo sucesivamente subinspector de las Vascongadas y gobernador militar de Vitoria. Años más tarde, al crearse el Consejo de Filipinas en el Ministerio de Ultramar, en 1875, Heredia fue nombrado miembro de dicho Cuerpo consultivo.

Además de la Cruz de San Fernando, era comendador de la Orden Americana de Isabel la Católica y Gran Cruz de la Orden de San Hermenegildo.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar de Segovia (AGMS), Exps. personales.

Estados del Cuerpo de Ingenieros, 1838 a 1875; “Necrologías”, en Memorial de Ingenieros y Revista científico-militar (1 de enero de 1876); W. E. Retana, Breve Diccionario Biográfico de los Ingenieros Militares que han estado en las Islas Filipinas, Madrid, Memorial de Ingenieros, 1923; C. Laorden Ramos, “El Ejército y la fundación de ciudades en Cuba”, en Revista de Historia Militar, 78 (1995), págs. 43-86; L. de Sequera Martínez, Historial de las Unidades de Ingenieros en Ultramar (la Campaña de 1898), Madrid, Talleres del Centro Geográfico del Ejército, 1999; J. Carrillo de Albornoz y Galbeño, “Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando pertenecientes al Arma de Ingenieros”, en Memorial del Arma de Ingenieros (Madrid, Ministerio de Defensa), n.os 63-66 (2001 y 2002); “El Heredia, una obra que enriquece el patrimonio cultural cubano”, en Cubarte, 27 de octubre de 2016 [en línea].

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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