Cabrera, Cristóbal de. Zaratán (Valladolid), 8.XII.1513 – Roma (Italia), 15.XI.1598. Canónigo, misionero y escritor.
Cristóbal de Cabrera nació en Zaratán el día de la Inmaculada Concepción del año 1513. Consagrado por sus padres a Dios desde antes de nacer, cumplió el voto paterno y desde muy joven entregó su vida a la Iglesia. Como resultado de un intenso impulso misionero, apenas superados los veinte años pasó a Nueva España para instalarse en ciudad de México con el fin de colaborar en la evangelización de los indígenas.
Allí fue acogido por el obispo fray Juan de Zumárraga, quien se preocupó tanto de su manutención como de su formación humanística y teológica.
Una vez completada su preparación, Cristóbal de Cabrera fue ordenado sacerdote a finales de la década de 1530.
Por aquellas fechas, Cabrera actuaba ya como notario público apostólico, pues en el ejercicio de dicho oficio dio fe de la toma de posesión del nuevo obispo de Michoacán, Vasco de Quiroga, acaecida en 1538.
Desde entonces, su estancia en América aparece ligada a la del nuevo prelado, a quien sirvió en ocasiones tan señaladas como la Junta eclesiástica celebrada en ciudad de México en 1539. Durante los seis años siguientes, como familiar y coadjutor misionero, no se apartaría de la obediencia de Quiroga, su nuevo mentor.
Antes de abandonar las Indias, donde las ricas bibliotecas de Zumárraga y Quiroga habían despertado en el joven sacerdote la afición por las letras, Cristóbal de Cabrera tuvo tiempo de colaborar en el Manual de adultos (México, 1540), preparado por Pedro de Logroño para la conversión de los nativos. Finalmente, hacia 1545 regresó a España y se estableció en Medina de Rioseco (Valladolid), donde obtuvo una canonjía. Tras una década de permanencia en la Península, marchó a Roma acompañado de su sobrina.
En la Ciudad Eterna fijaría su lugar de residencia hasta el momento de su muerte, acaecida casi al final de la centuria. Durante más de cuarenta años, encontró en tierras italianas el ambiente propicio para desarrollar su vocación creadora, como evidencia su ingente producción literaria, que se circunscribe mayoritariamente a este largo período de su vida.
Al margen de su actividad intelectual, Cristóbal de Cabrera construyó, en las proximidades de la basílica de San Pedro, un hospedaje para mujeres que acudiesen en peregrinación a Roma. Igualmente, en la iglesia de San Michele dal Borgo Vecchio fundó una capilla en honor de la Inmaculada Concepción que atendió personalmente durante doce años. A su muerte, acaecida en 1598, sus restos recibieron allí sepultura.
Su inmenso legado literario, constituido por más de cuarenta códices manuscritos, fue depositado en la Biblioteca Vaticana, de donde algunos volúmenes desaparecieron con el paso del tiempo. Su obra está formada, fundamentalmente, por tratados teológicos, poemas religiosos en latín y castellano y adaptaciones en lengua vulgar de las Sagradas Escrituras.
Obras de ~: Meditatiunculae, Valladolid, Francisco Fernández de Córdoba, 1548; Flores de consolación, Valladolid, Francisco Fernández de Córdoba, 1550; Rosarivm beatae benedictae, Roma, Vincentius Accottus, 1584; [“Poesías”], en M. Macías y García (ed.), Poetas religiosos inéditos del siglo xvi, La Coruña, Tipografía de la Papelería de Ferrer, 1890, págs. 1-87; La “Scuela de la doctrina y disciplina christiana” (1567) de Cristóbal Cabrera: estudio introductorio y edición crítica [de V. Vindel] del manuscrito Vaticano Latino 5033, Salamanca, Kadmos, 1988 (tesis doctoral, Universidad Pontificia Salesiana, facultad de Teología, 227).
Bibl.: F. López Estrada, “En torno al soneto A Cristo crucificado”, en Boletín de la Real Academia Española, XXXIII (1953), págs. 100-106; E. Burrus, “Cristóbal de Cabrera (c. 1515- 1598), first American author check list of his writings in the Vatican Library”, en Manuscripta, IV (1960), págs. 67-71; E. Martín Ortiz, La coacción de infieles a la fe según Cristóbal de Cabrera, Sevilla, Pontificia Universitas Gregoriana, 1974; E. Ruiz, “Cristóbal Cabrera, apóstol grafómano”, en Cuadernos de Filología Clásica, XII (1977), págs. 59-150; V. Vindel, [“Estudio introductorio”], a C. Cabrera, La “Scuela de la doctrina y disciplina christiana” (1567), op. cit.
Eduardo Torres Corominas