Castro y Fernández, Vicente de. La Coruña, 3.II.1792 – Madrid, 27.XII.1870. Mariscal de campo y caballero laureado de San Fernando.
El 30 de julio de 1808 tuvo entrada en el Regimiento de Navarra en clase de cadete, con el que en ese mismo año intervino en la batalla de Rioseco y en otras acciones, cayendo prisionero el 10 de noviembre en la de Espinosa de los Monteros (Burgos).
En el mes de octubre de 1809 consiguió fugarse de prisión e incorporarse a su regimiento, volviendo enseguida a campaña y siendo promovido a subteniente en 1810, después de formar parte de la expedición marítima que tomó Gijón, sufriendo más tarde un naufragio, del que consiguió salvarse a nado, alcanzando en ese mismo año el empleo de teniente y pasando destinado al Regimiento de Guipúzcoa.
En los años siguientes, siguió combatiendo en Asturias y Vascongadas, siendo ascendido a capitán en 1812 y trasladado al 2.ª de Ligeros de Álava.
Terminada la guerra, en 1815 pasó a Valladolid a desempeñar el cargo de fiscal. Después de servir en el 2.º de Tiradores de Cantabria y en los regimientos de Vitoria y de Granada, en 1823 se le dio la licencia indefinida, permaneciendo separado del Ejército hasta ser purificado en 1826, pasando entonces a servir en el Regimiento de Voluntarios de Valencia y seguidamente en el de Extremadura y confiándosele en 1833, una vez ascendido a sargento mayor, el mando del provincial de Lugo.
En 1834 fue nombrado segundo comandante de Cazadores de la Guardia Real de Infantería y al año siguiente se le concedió el empleo de primer comandante y se le dio el mando del 2.º batallón del 1.e Regimiento de Granaderos de dicha Guardia, que formaba parte del Ejército del Norte, combatiendo al año siguiente en las acciones que tuvieron lugar desde Vitoria a Salvatierra de Álava, ganando una Cruz de San Fernando de 1.ª clase en la del Castillo de Guevara y de la Venta de Echevarría (Álava), el 27 y 28 de octubre de 1835.
El 25 de abril de 1836 ganó la Cruz de San Fernando de 2.ª clase, Laureada, en la acción de Orrantia (Vizcaya), en la que con menos de una sexta parte de fuerzas sostuvo y arrolló por tres veces a las columnas enemigas que al paso de carga habían batido ya al resto del ejército, sufriendo su batallón en menos de seis minutos más de cien bajas entre heridos y muertos.
Antes de finalizar el año fue nombrado comandante general de la provincia de Toledo, donde persiguió a las facciones de Jara y Palillos, a las que batió en tres ocasiones, por lo que fue recompensado con otra Cruz de San Fernando de 1.ª clase.
Sin embargo, su mal estado de salud le obligó a renunciar a dicha comandancia en tres ocasiones, siéndole por fin admitida y pasando seguidamente a desempeñar el mismo cargo en la provincia de Soria, al que también renunció por las mismas razones. La Diputación de Toledo había agradecido sus desvelos regalándole una espada de honor con la leyenda: “Los Diputados provinciales al mérito y valor de D. Vicente de Castro”.
Incorporado desde Toledo al Ejército del Norte, se le dio el mando del 2.º Batallón de Cazadores de la Guardia Real, con el que antes de finalizar 1837 combatió a la Expedición Real en Aranzueque, Retuerta, Algete y Huerta del Rey.
Tras quedarse al mando del Regimiento de Cazadores y dedicarse a trabajos de organización, en 1838 fue ascendido a coronel y al año siguiente se le confió el Regimiento de Almansa, con el que se ganó su tercera Cruz de San Fernando de 1.ª clase en el ataque y toma del puente de Belascoain, los días 29 de abril al 1 de mayo, tomando parte a continuación en la acción de Arróniz, el 11 de mayo, en la que obtuvo la cuarta Cruz de San Fernando de 1.ª clase, hallándose seguidamente en las de Allo y Dicastillo, Cirauqui y Mañeru, resultando en esta última gravemente herido de bala en el brazo izquierdo, recibiendo como recompensa el ascenso a brigadier.
En 1840 pasó con su regimiento al Ejército de Cataluña, donde siguió luchando contra los carlistas, recibiendo su quinta Cruz de San Fernando, esta vez de 3.ª clase, por la conducción y regreso de un convoy desde Cervera a Solsona (Lérida), en el mes de febrero.
Al llegar la paz, permaneció los años siguientes acantonado en varios puntos del Principado al mando de una brigada. En 1841 permutó cuatro de las cinco Cruces de San Fernando de 1.ª y 3.ª clase que poseía por otra de 4.ª clase, Laureada.
Ascendido en 1843 a mariscal de campo, a continuación recayó sobre él el nombramiento de segundo cabo de Galicia, siendo al año siguiente trasladado a la isla de Cuba para desempeñar el mismo cometido.
En 1850 cesó en el anterior cargo y pasó a Madrid en situación de cuartel, en la que se mantenía cuando en 1863 se cerró su hoja de servicios y en donde falleció el 27 de diciembre de 1870.
Poseía las Grandes Cruces de San Hermenegildo e Isabel la Católica.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), secc. 1.ª, leg. C-2246.
J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t. I, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.
José Luis Isabel Sánchez