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Segundo Díaz de Herrera y Mella

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Biografía

Díaz de Herrera y Mella, Segundo. El Ferrol (La Coruña), 1.VI.1799 – Puerto Real (Cádiz), 7.XI.1872. Vicealmirante de la Armada.

Sentó plaza de guardia marina en la Real Compañía de El Ferrol el día 2 de septiembre de 1811. Con ese empleo estuvo embarcado en la fragata Ifigenia, en la cual efectuó diversas campañas en aguas del Caribe durante las guerras de emancipación, continuando en ella tras ascender a alférez de fragata. En 26 de enero de 1818, la Ifigenia salió de Veracruz para La Habana, conduciendo doce millones de pesos y frutos del comercio; el día 4 de febrero, observando el comandante que la fragata se iba a pique, arribó a Campeche en cuya costa embarrancó, salvando todo el cargamento que conducía y transbordando el alférez de fragata Díaz de Herrera a la goleta Proserpina con la que regresó a La Habana, continuando en buques de aquel apostadero y efectuando diversas comisiones de guerra. El 14 de julio de 1825 fue ascendido a alférez de navío graduado y el 6 de abril de 1826 se le confirió el empleo efectivo, con antigüedad de 14 de julio de 1825.

El 18 de marzo de 1824, estando embarcado en la corbeta Ceres, fue hecho prisionero por los insurgentes y se presentó en La Habana bajo palabra de honor de no hacer armas contra el enemigo, situación en la que permaneció hasta diciembre del mismo año en que fue canjeado. El 17 de abril de 1726 se le concedió pasar a su departamento de El Ferrol y por Real Orden de 21 de junio del mismo año se aprobó su purificación; es decir, se comprobó su actuación durante el Trienio Liberal. Una vez en El Ferrol embarcó en la fragata Restauración, de la cual desembarcó para Cádiz donde embarcó de dotación en el navío Soberano en el que, el 3 de enero de 1828, salió para La Habana.

Ya en la capital cubana fue nombrado comandante de la goleta Ritilla que se encontraba basada en Batabanó, mando que entregó en fecha 11 de septiembre de 1830, por haber ascendido a teniente de navío el 15 de marzo anterior. Regresó a La Habana y continuó su servicio embarcado en diferentes buques de aquel Apostadero hasta que regresó a la Península el 13 de junio de 1833.

En 30 de enero de 1834 se le concedió el mando del bergantín goleta Amalia, por lo que regresó de nuevo a La Habana y tomó posesión el día 3 de julio de 1834. Estuvo en la Amalia hasta el 30 de junio de 1835, cuando pasó a mandar el bergantín Cubano, con el que efectuó diferentes comisiones hasta el 21 de agosto de 1838. En 18 de septiembre de 1838 fue nombrado ayudante de la mayoría general del Apostadero de La Habana. Regresó a El Ferrol el 28 de noviembre de 1840.

Durante el año 1841 estuvo destinado como ayudante interino de la Comandancia de Marina de La Coruña y el 5 de enero de 1842 embarcó de nuevo en el Soberano. En 30 de junio del mismo año se le nombró comandante del bergantín Manzanares, del cual tomó el mando el 27 de agosto de 1842 tras recibir instrucciones reservadas en la Corte, saliendo con dicho buque para Mallorca, Barcelona y Cartagena.

Cesó en dicho mando el 12 de junio 1843 y el 29 de enero del año siguiente se le concedió el del bergantín Habanero, por lo que salió de transporte para La Habana, tomando el mando el 6 de mayo de 1844 y entregándolo el 17 de febrero de 1845.

El 23 de septiembre de 1843 había ascendido a capitán de fragata.

El 1 de julio de 1845 tomó posesión de la tercera jefatura del Colegio Naval de Aspirantes de Marina, establecido en San Fernando (Cádiz), pero el 29 de agosto siguiente se le confirió el mando del vapor Blasco de Garay, recién adquirido en Inglaterra, fruto del rearme naval iniciado por el ministro de Marina, marqués de Molins, por lo que el 1 de septiembre del mismo año cesó en el colegio y se trasladó a Londres.

El día 13 de noviembre de 1846 ascendió a capitán de navío.

Cesó en el mando del Blasco de Garay el 16 de enero de 1847 y, por Real Orden de 15 de julio de 1847, en consideración a sus distinguidos servicios, se le concedió el mando de la Capitanía del puerto de Barcelona, destino del que se posesionó el día 1 de agosto de 1848 y en el que cesó el 2 de septiembre de 1850, regresando a Cádiz.

El 1 de agosto de 1851 se le concedió el mando del vapor Isabel II, que estaba construyéndose en Londres.

El 9 de junio de 1851 se encargó de la Comisión de Marina en Londres, oficina encargada de la inspección de la construcción de los vapores encargados a Inglaterra. Por Real Orden de 15 de julio del mismo año se dispuso que permaneciese en Londres hasta que se entregase el vapor San Francisco de Asís, último de los de este encargo, del cual debería tomar el mando para dirigirse a Cádiz; sin embargo, otra del 29 del mismo mes y año rectificó lo anterior disponiendo se trasladase a Cádiz en el Isabel II de su mando por el mal estado de su salud, proporcionándole el tiempo que fuese necesario, una vez en España, para restablecerla y permitiéndole permutar el mando con el comandante del San Francisco de Asís.

En virtud de lo anterior, zarpó de Londres con los vapores Isabel II y Fernando el Católico el 1 de julio de 1851, arribó a Cádiz el día 7 y, una vez desembarcado, se le destinó como director de Pertrechos del Arsenal de La Carraca, donde cesó el 21 de marzo de 1853. Previamente, el día 14 de diciembre de 1851 había ascendido a brigadier de la Real Armada.

Tras interinar durante cinco meses la comandancia general del Arsenal de La Carraca, tomó el mando de la Capitanía del puerto de Cádiz el 3 de enero de 1853, donde permaneció hasta el 21 de agosto de 1854 en que se le nombró comandante general de Guarda-Costas, mando en el que cesó el día 1 de septiembre de 1856 “quedando S. M. muy satisfecha del celo y acierto con que desempeñó dicho mando”. Seguidamente y con nueva Real Orden se le nombró 2.º jefe del Departamento de Cartagena, destino que tomó el día 21 de marzo de 1857.

El día 12 de diciembre de 1857 ascendió a jefe de escuadra.

Pasó al Departamento de Cádiz con el mismo destino de 2.º jefe que ocupaba en Cartagena, con la guerra de África en puertas, y por Real Orden de 20 de octubre de 1857 se le nombró comandante de la División Naval destinada a operar en las costas del Riff, destino del que se posesionó el 1 de diciembre siguiente. El día 19 del mismo mes salió a la mar al mando de dicha división, con la que operó hasta el día 21 de diciembre en que desembarcó en Barcelona, regresando a Cádiz a continuar en su destino de 2.º jefe del Departamento.

El día 20 de octubre de 1859 tomó el mando de la Comandancia General de las fuerzas navales reunidas en Algeciras para operar en África, sin abandonar el de 2.º jefe del Departamento. El día 4 de enero de 1860 cesó en ambos destinos y dedicó ese año y el siguiente a restablecer su deteriorada salud, hasta que, por Real Decreto de 28 de mayo de 1862 se le nombró vocal de la Junta Consultiva de la Armada y, por otro de idéntica fecha, vocal de la clase de Generales para el Consejo de administración y gobierno del fondo de redención y enganches de los matriculados de mar destinados al servicio de los buques del Estado, destinos de los que se posesionó el 1 de julio del mismo año.

Tras una nueva licencia por enfermo, cesa en esos destinos y es nombrado, por Real Orden de 30 de febrero de 1863, comandante general del Apostadero de La Habana, cargo del que se posesionó el día 5 de junio de 1863; cesó el 15 de agosto de 1866 por haber sido nombrado capitán general del Departamento de El Ferrol (los jardines de la ex Capitanía General de El Ferrol se llaman en su honor Paseo de Herrera y los colindantes se hicieron la antigua Cuesta de Mella), en cuya sede entró oficialmente el día 18 de septiembre de 1866. Cesó el 17 de mayo de 1867 en que salió para Madrid a hacerse cargo del destino de consejero de Estado para el que se le había nombrado por Real Decreto de 24 de abril próximo anterior. El año de la Revolución Gloriosa, por otro Real Decreto de 28 de mayo se le nombró ministro del Tribunal Supremo de Guerra y Marina.

Instalados los septembrinos en el poder, y con Topete en la cartera de Marina, lo primero que hizo el flamante ministro fue retirar del servicio a todos los generales de la Armada que le aventajaban en antigüedad, por eso por Decreto de 11 de octubre “se le declara exento de todo servicio”; así terminó la vida militar del teniente general Segundo Díaz de Herrera que, por el número de licencias para restablecerse que se encuentran en su hoja de servicios, debía gozar de una mala salud de hierro pues falleció, en Puerto Real (Cádiz), el 7 de noviembre de 1872 de enfermedad natural, quizás con la amargura de la revuelta cantonal que tanto afectó a la Marina, y cuando contaba setenta y tres años de edad.

 

Fuentes y bibl.: Archivo-Museo Álvaro de Bazán de la Armada (El Viso del Marqués, Ciudad Real), Sección Cuerpo General, leg. n.º 620/330.

J. Montero y Aróstegui, Historia y descripción de El Ferrol, Ferrol, 1858; F. de P. Pavia, Galería Biográfica de los generales de Marina, Madrid, Imprenta J. López, 1873; R. de la Guardia, Datos para un Cronicón de la Marina Militar de España, El Ferrol, Imprenta del Correo Gallego, 1914; J. L. Aulet, Capitanía General: El Palacio de los almirantes de Ferrol, El Ferrol, Fundacion CaixaGalicia, 1998.

 

José María Blanco Núñez

 

 

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