Cid Santiago, Fabriciano. Villardeciervos (Zamora), 1854 – ?, 1918 post. Abogado, propietario y político.
Miembro de una familia compradora de bienes desamortizados, se integra por derecho propio en el poderoso clan cervato y emparenta con Santiago Alba a través de su esposa Carmen.
Estudió Derecho en la Universidad de Salamanca, la Central de Madrid y la de Valladolid, licenciándose por esta última el 21 de noviembre de 1877 con la calificación de sobresaliente.
Su actividad política, centrada con los años en la capital de España, le convierte en asiduo huésped del hotel Santa Cruz, ya que, clara diferencia con otros parlamentarios del momento, se resiste a cerrar el domicilio familiar situado en la calle Cárcava número 32 de la capital zamorana.
La política provincial no tiene secretos para este licenciado en Derecho civil y canónico que lo mismo preside la Junta provincial del Censo electoral que la Diputación y su comisión permanente, renunciando a dietas y gastos de representación a favor de la provincia.
El salto a la política nacional se produce con el cambio de siglo y le lleva a la Cámara Baja, como diputado por Puebla de Sanabria (Zamora), en las legislaturas de 1901, 1903, 1907, 1910, 1914 y 1916 (fecha de baja como diputado, 10 de enero de 1918).
Fehaciente testimonio del respeto que su nombre merece a los sanabreses son las dos ocasiones (1910 y 1914) en que, a falta de competidores, se beneficia de la proclamación directa, vía artículo 29. Su experiencia en las urnas carece, por lo demás, de sobresalto alguno.
Su candidatura, avalada en 1916 por 2.948 sufragios sobre un total de 5.405 votantes, cuenta nueve años antes con el 100 por cien de los 5.856 votantes registrados ese año.
Bien enraizado en la vida sociocultural zamorana, perteneció a la Junta directiva de la institución El Escudo de Zamora, y le fueron concedidos, en 1898, los honores de jefe superior de la Administración civil libre de gastos, “pequeña distinción —dice Sánchez de los Santos— para este abogado de trato afable a quien se quiere y respeta mucho en toda la provincia porque —matiza— aconseja y dirige a cuantos necesitados del país le piden consejo”.
Económicamente hablando, sus intereses son los de un importante propietario lanzado al mundo empresarial y vinculado a la producción de energía a través de la sociedad El Porvenir de Zamora, de la que es accionista y director gerente.
Sus posesiones, repartidas en distintos municipios de la provincia, le sitúan entre los mayores contribuyentes de Moreruela Tabarca, Cerecinos del Campo y Zamora capital, donde paga 943 pesetas de contribución en 1907 y 925 en 1913.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Provincial de Zamora, Hacienda, leg. 521, exp. 003 y leg. 252, exp. 15 (sign. 361); Archivo Histórico Provincial y Universitario de Valladolid, leg. 697-50; Boletín Oficial de la Provincia de Zamora, 1896, 1897 y 1913.
M. Sánchez los Santos, Las Cortes españolas de 1907, Madrid, Antonio Marzo, 1908; M. Á. Mateos Rodríguez, “Zamora en el siglo xix. La época de Ramón Álvarez (1825-1889). De la sociedad estamental a la sociedad de clases. Pervivencias arcaizantes y cambios sociales”, en J. A. Casquero et al., Ramón Álvarez, 1825-1889: biografía de un imaginero en la Zamora del siglo xix, Zamora, Comisión Homenaje a D. Ramón Álvarez, 1989, págs. 85-195; M.ª C. Marcos del Olmo, Voluntad popular y urnas. Elecciones en Castilla y León durante la Restauración y la Segunda República (1907-1936), Valladolid, Universidad, 1995.
María Concepción Marcos del Olmo