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Pedro de Aguilera

Biografía

Aguilera, Pedro de. Carriazo (Cantabria), 1575 – Navarrete (La Rioja), 7.IX.1645. Cantero.

Hijo de Pascual de Aguilera y de Juana González de la Pinilla y sobrino del cantero Rodrigo de la Cantera, nació en Carriazo (Cantabria) en 1575 y falleció en Navarrete (La Rioja) el 7 de septiembre de 1645.

“Maestro de arquitectura de cantería y geometría”, como a él le gustaba intitularse, acudió a Navarrete para tomar bajo su tutela la conclusión de la iglesia parroquial de dicha localidad por deseo expreso del cantero Juan Vélez de la Huerta, que era quien estaba hasta entonces a cargo de los trabajos, pero que, debido a su quebrantada salud, no había tenido otro remedio que ir a buscar la tranquilidad que sólo su terruño de origen en el valle de Hoz (Cantabria) le podía dar. De ahí que el 4 de enero de 1616, estando todavía convaleciente, optara por ceder todos los derechos en esta obra a Pedro de Aguilera en atención a sus ya más que contrastadas pericia y destreza.

Es, pues, a partir de esos precisos momentos cuando este último añadirá orgullosamente a los títulos anteriores el de “maestro de la fábrica de la iglesia de Navarrete”, fábrica que le mantendría ocupado hasta el mismo día de su fallecimiento.

Sus primeros trabajos se detectan precisamente bajo la tutela de su tío Rodrigo de la Cantera, a quien estaba ayudando en 1592 en diferentes cometidos de la iglesia de Muergas (Álava). Residiendo en Daroca estaba cuando el 11 de abril de 1615 aparece por vez primera en La Rioja acompañando a Juan Vélez de la Huerta y en representación de los intereses de Francisco del Pontón, que llevaba pleito con los responsables de la iglesia de San Bartolomé de Aldeanueva de Ebro por no haber seguido las trazas para la obra de la portada y torres que se hacían a los pies de ese templo. Unos antecedentes que sirven para explicar la presencia de Pedro de Aguilera en Navarrete, por lo que, vinculado ya para siempre a esta localidad, con el tiempo pasaría a convertirse en el astro más rutilante de la cantería riojana de la época y el mejor intérprete del tardomanierismo herreriano que tiene su fuente de inspiración en el monasterio de El Escorial, que es de suponer que conocería de primera mano. Tan es así que, en términos generales, se puede afirmar que no habrá ni una sola obra de envergadura en la región, tanto civil como religiosa, en la que no intervenga, colabore indirectamente o sea llamado para dar su opinión o realizar el oportuno informe pericial.

El prototipo de torre que implanta en La Rioja rematada por un chapitel de fábrica piramidal o esas portadas tan características que se prodigarán por doquier tomando como referente la de la iglesia de Navarrete serán algunas de sus principales aportaciones a la cantería regional, sin descuidar tampoco unas soluciones constructivas en sintonía con las de Juan de Olate. De otro lado, su desarrollada capacidad de relación con otros colegas cántabros (Juan de la Riva, Francisco del Pontón Incera, Juan de Solano Palacio [...]), su solvencia técnica, la confianza que despertaba entre las Instituciones y sus excelentes dotes como coordinador (como bien queda reflejado en la propia operatividad de su taller del que Miguel de la Sierra fue uno de los oficiales más destacados y en las cesiones y contracesiones de obras como forma de mantener el control sobre ellas y garantizar así que se iban a terminar sin sobresaltos), son factores a tener muy en cuenta. Sobre todo para tratar de explicar su eficacia o movilidad. Sin Pedro de Aguilera y sin el especial atractivo que sentía por los tratadistas clásicos, en especial Vignola, no se entendería luego en La Rioja la inconmensurable labor llevada a cabo por los hermanos luxemburgueses Santiago y Juan Ramón, que fueron quienes tomaron su relevo, aunque imprimiendo nuevos aires a sus severos modelos lineales. Razones más que suficientes para que el obispo Pedro González de Castillo dejara en sus manos la construcción de la capilla del Santo Cristo en la colegial de La Redonda de Logroño para que sirviera de descanso de sus restos (1625), recinto clasicista que se convertiría a partir de entonces en el mejor referente para otras estructuras funerarias de la época.

Casado con María de Liermo, miembro de una destacada saga de canteros, también su hija Isabel contraería matrimonio con otro cantero: en este caso Pedro de Pámanes Liermo, con el que tuvo a sus hijas María y Catalina de Pámanes Liermo y a las que Pedro de Aguilera dejaría por herederas de sus bienes al final de sus días. Discípulos suyos y hombres de confianza fueron Francisco de Pámanes y Francisco de la Riva Agüero, vecino de Galizano.

Por su testamento, dictado el 5 de septiembre de 1645 en Navarrete, instituía a Juan de la Riva por cabezalero y testamentario. Pero la utilidad de este documento reside en que, aparte de otros factores de tipo humano, sirve para aproximarse a alguna de la larga lista de obras en las que tomó parte. Entre ellas habría que citar: diferentes trabajos en la iglesia de Alesanco en unión con su compañero Francisco del Pontón Incera por cesión expresa del cantero Pedro de San Miguel con fecha 8 de mayo de 1615, si bien el 28 de mayo de 1622 Pedro de Aguilera decidía traspasar esta obra a Juan de Urruela; participación en el remate de la obra de Puente del Canto sobre el Tirón en Belorado celebrado el 20 de septiembre de 1616 que en 1639 tomaría bajo su cargo, de ahí que el 16 de mayo de ese año Juan de la Riva, residente en Logroño y estante en Arnedo, le diera poder para salir como su fiador; construcción de una fuente en Cascante (Navarra) por traspaso del cantero y fontanero Gonzalo de Arcillero en 1616; colaboración con Juan de Setién Venero en Vitoria y Albaina (Álava) en 1617 y consiguiente apoyo incondicional a Juan de la Riva en la adjudicación de la obra de la portada del convento de Santo Domingo en Vitoria; conclusión de la iglesia, portada y torre del monasterio de San Millán de la Cogolla por escritura de 18 de noviembre de 1617 junto con Pedro de la Cuesta, Juan de Solano Palacio y Francisco del Pontón, si bien el 22 de octubre de 1622 optaría por delegar en ellos los trabajos tras introducirse en el proyecto reformas sustanciales; torre para la iglesia de Huércanos (hoy desaparecida en beneficio de dos horribles espadañas de cemento) que se comprometía a levantar el 26 de junio de 1617; acuerdo expreso con Gonzalo de Setién en 1620 para concertar obras fuera de Vitoria que fructificaría de inmediato en la realización de la torre de la iglesia de Lapuebla de Arganzón; proyecto y ajuste en precario de las obras de la colegial de San Miguel de Alfaro junto con Mateo del Pontón y Juan de Solano Palacio según escritura fechada en Logroño el 17 de agosto de 1621, aunque luego sería el zaragozano Domingo Zapata el responsable de construir dicho templo; fiador (junto con Juan de Setién Venero, Toribio de Solano, Pedro de la Llama y Francisco del Pontón) del fontanero Pedro de San Miguel el 31 de mayo de 1622 a propósito de las dos fuentes que este último tenía que hacer en Calahorra; ofrecimiento de 8 de junio de 1622 para hacer las dos fuentes anteriores y otra más en la plazuela de la catedral, si bien se adjudicaba finalmente la obra a Pedro de Peciña; torre de la iglesia de Ajamil tras haber intervenido previamente en tres capillas de ese mismo templo (1623); apoyo incondicional a Juan de Solano Palacio el 17 de julio de 1623 en el pleito que llevaba a propósito de las obras de carpintería de la iglesia de El Cortijo; fiador de Juan de Olate en compañía de Mateo del Pontón con motivo de haberse obligado en abril de 1624 a levantar la torre de Autol; compromiso expreso de 13 de mayo de 1624 para terminar la iglesia de Navarrete en el plazo de seis años, si bien las obras eran de tal envergadura que se prolongarían de hecho hasta su muerte; fábrica de unos lagos en Alberite en unión de Juan de Setién Venero (1624); fábrica de unos lagos en Viana con Juan de Setién y Pedro de la Llama (1625); diferentes obras en el convento de San Francisco de Navarrete (1625); fiador de Juan de Setién Venero el 26 de octubre de 1625, junto con Juan de Solano Palacio, a resultas de haberse adjudicado éste la construcción de la sacristía de la iglesia de Alcanadre y tras haber intervenido ellos mismos en el remate; construcción de dos lagos para Huércanos con arreglo a su propia traza y condiciones por escritura de 16 de septiembre de 1625 dando por fiadores a Juan de Solano Palacio y a Francisco del Pontón; construcción de la Capilla del Santo Cristo de La Redonda por escritura de 18 de septiembre de 1625 con arreglo a las trazas y condiciones realizadas con Juan de Olate, Francisco del Pontón Incera y Diego de San Pedro; diferentes obras en el convento de San Francisco de Logroño (1626); informe pericial en mayo de 1628 sobre la capilla mayor y sacristía que se pretendía hacer en la iglesia de Murillo de Río Leza de acuerdo con el plan propuesto por Juan de Olate; paredón en Alesanco para proteger la casa que la cofradía de la Santísima Trinidad tenía a orilla del río según ajuste de 28 de diciembre de 1629; torre de Alberite, cuyas obras optaría por ceder el 1 de enero de 1630 a Pedro de Horna, vecino de Omoño, y a Pedro de Palacio, vecino de Carriazo, aunque lo cierto es que nunca se desentendería de ellas; construcción de la iglesia de San Juan de Letrán de Pedroso según escritura de 29 de junio de 1630; tasación de la torre de Autol con Juan de Urruela (1631); apoyo a Juan de La Riva para concluir el humilladero de Lardero (1635); compromiso de 11 de julio de 1636 para consolidar la torre norte de la iglesia de Ausejo dejando días después esta responsabilidad a sus colaboradores más próximos; reparos en el puente sobre el Oja de Santo Domingo de la Calzada con Francisco de la Riva Agüero (1636); reparos en el puente de Arnedo según concierto de 14 de diciembre de 1637 contando con el apoyo de Juan de la Riva, Mateo de la Incera y Pedro de la Portilla que luego Juan de la Riva sería el encargado de concluir; reparos en el puente del Sotillo de Logroño (1639); tasación a lo largo de diez días de la portada sur de la iglesia de San Cosme y San Damián de Arnedo que había realizado Juan de Zumeta y Larrañaga en representación de los intereses del templo; reparo de la casa y ermita de Nuestra Señora del Prado de Navarrete según ajuste de 22 de enero de 1641; compromiso de terminar la iglesia de Santa Lucía de Ocón de fecha 26 de agosto de 1641 como forma de ayudar a Juan de la Riva, que se había marchado a su terruño natal tras manifestar su voluntad de no regresar de allí; conclusión de la iglesia de Labastida con Juan de la Riva (1642), a cuya portada y torre trasplantará las soluciones ya experimentadas en la iglesia de Navarrete.

Pero esta lista de obras es tan sólo un pequeño indicativo de sus grandes dotes, pues a ella habría que añadir numerosas referencias más: torre de la iglesia de Tricio, pórtico de la iglesia de Sotés, trazas para la capilla norte de la iglesia de San Andrés de Lagunilla.

 

Obras de ~: conclusión de la iglesia de Navarrete, La Rioja, 1616; torre de la iglesia de Ajamil, La Rioja, 1623; capilla del Santo Cristo de La Redonda, Logroño, 1625; torre de la iglesia de Alberite, La Rioja, 1629; iglesia de San Juan de Pedroso, La Rioja, 1630; iglesia de Santa Lucía de Ocón, La Rioja, 1641; conclusión de la iglesia de Labastida, Álava, 1642.

 

Bibl.: I. Gutiérrez Pastor y J. M. Ramírez Martínez, “Noticias sobre algunos Canteros Montañeses del siglo xvii en La Rioja”, en Berceo (Logroño, Instituto de Estudios Riojanos), 104 (1983), págs. 7-48; J. M. Ramírez Martínez, La Iglesia de Navarrete, Oyón (Álava), Argraf, 1988; M. C. González Echegaray et al., Artistas Cántabros de la Edad Moderna, Salamanca, Institución Mazarrasa-Universidad de Cantabria, 1991; E. Calatayud Fernández, Arquitectura Religiosa en La Rioja Baja: Calahorra y su Entorno (1500- 1650). Los Artífices, t. I y II, Logroño, Colegio de Aparejadores de La Rioja, 1991; J. M. Ramírez Martínez, “Alfaro en sus Monumentos Religiosos”, en Graccurris (Ayuntamiento de Alfaro-Gobierno de La Rioja), 9 (noviembre de 1999), págs. 19-20; J. M. Ramírez Martínez, Prólogo y Notas al Compendio Histórico de la M. I. Villa de Pedroso con Noticias Bibliográficas de los Varones Ilustres Nacidos en Ella, escrito por Don Juan Matías Herce y Anguiano, Beneficiado y Cura Párroco de la Misma Villa. Año 1786, Logroño, Imprenta Vidal, 2000.

 

José Manuel Ramírez Martínez

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