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José de la Revilla Gironza

Biografía

Revilla Gironza, José de la. Burgos, 19.III.1796 – Madrid, 25.XII.1859. Escritor.

Su propio hijo lo califica como “modesto literato de la tercera época constitucional”, en la biografía que de él publica en el prólogo de la Vida artística de Isidoro Máiquez (1846). Periodista liberal, erudito funcionario, pintor, poeta neoclásico y catedrático de Literatura. Académico de la Real Academia Española, de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y socio del Ateneo de Madrid.

Huérfano desde su corta edad, vivió su infancia en Madrid bajo la tutela de su tío Manuel de Tramarría, “comprometido con el rey intruso”, pasando de una “comodidad desahogada” a las “estrecheces de la pobreza”, sobre todo cuando su tío emigró a Francia, dejándole en precaria situación al lado de su tía y su primo Francisco, autor de una autorizada Gramática francesa (1830). Cursó los estudios de Filosofía en los Estudios de San Isidro, obteniendo en 1815 una plaza de escribiente en la Contaduría del Priorato de San Juan, que conservó hasta 1822, quedando cesante.

Durante la segunda época constitucional figuró en las filas de “los más avanzados revolucionarios”, pero sin actuar en política, por no “exponerse —como dice su hijo— a los graves peligros que amenazaban a los liberales en aquella época terrible”. Desde 1823 hasta 1838 vivió de algunas colaboraciones periodísticas y de la pintura, que había aprendido con José Madrazo.

En estos años, que fueron de formación literaria, tradujo en verso castellano la Fedra de Racine, escribió una comedia original, La madrastra de su hija, que nunca llegó a representarse, y consiguió que su ensayo Juicio crítico de Moratín fuese premiado en diciembre de 1832 por la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, que había convocado un concurso público, según reza la Gaceta de Madrid del 10 de julio de 1832, sobre “Juicio crítico de don Leandro Fernández de Moratín como autor cómico, calificando su mérito y comparándolo con el del célebre Molière”. La Academia concedió a Revilla no sólo el premio al mejor trabajo sino una plaza de número en la corporación.

El ensayo, defensor del teatro neoclásico y demoledor de las nuevas obras románticas, fue publicado en 1833, costeado por el director de la Academia, que lo era entonces el poeta Manuel María del Mármol, discípulo de Lista y convencido neoclásico. Se cita como el primer estudio de literatura comparada, aunque es posterior en setenta años al de Trigueros sobre el Cotejo entre el Quijote y el Telémaco, leído en esa misma Academia en 1762. Del teatro de Moratín alaba la verosimilitud, la propiedad y naturalidad de los personajes, y sobre todo la moralidad, porque, según la sentencia ilustrada, el teatro debe ser “escuela de las costumbres”. Revilla, rechaza los “delirios” románticos, que “amenazan con transformar el siglo 19 en el de los monstruos y quimeras”. Entusiasmado con el premio, envía a la Academia, pasados dos meses, un nuevo ensayo, cuyo título es un interrogante: “¿Debe mirarse el romanticismo como una nueva escuela literaria, o como un extravío de la razón, y una aberración del gusto, semejante al culteranismo o gongorismo?”.

Pese a sus invectivas contra los románticos, el ensayo fue publicado en el segundo tomo de Memorias de la Academia (1843).

Triunfante de nuevo el régimen liberal, dio lecciones de literatura en el Ateneo de Madrid en el curso 1837-1838, que le valieron la secretaría del Real Conservatorio de Artes (1838), una jefatura de sección en la Dirección General de Estudios (1839) y una Cátedra de Literatura española en el Conservatorio de Música y Declamación (1840). Se sabe que preparaba un Curso de declamación, que dejó sin concluir.

Tampoco terminó una proyectada Historia Literaria Extranjera, para la que tenía reunidos muchos materiales. En la Real Academia Española ingresó como honorario en 1836, pasando al año siguiente a supernumerario y ocupando una plaza de número en 1839. Colaboró con varios periódicos, sobre todo con el Semanario Pintoresco Español, de Mesonero Romanos, discípulo de Moratín en su teatro y director de la Biblioteca Nacional (1847-1854). En una de esas colaboraciones, publicada el 18 de octubre de 1840, sobre Cervantes, escribe que “sin el Quijote la memoria de Cervantes no hubiera penetrado jamás en el templo de la inmortalidad”. Es autor de una biografía del actor Isidoro Máiquez (1846) y del prólogo a la edición parisina de la Historia de la conquista de Méjico, de Antonio de Solís (1858), donde se entusiasma al hablar de esta conquista “que no tiene igual en la historia moderna de las naciones” y de Hernán Cortés, “admirable por la elevación de sus pensamientos, por la rectitud de sus ideas y por su generoso desprendimiento”.

En su Breve reseña de la instrucción pública en España (1854) rememora su participación en el Plan de estudios de 1845 y escribe que hasta entonces los estudios filosóficos se veían reducidos a seguir la marcha enojosa y estéril que les tenía señalado el escolasticismo, “déspota formidable que los ha subyugado hasta nuestros días en todas las escuelas generales de España”. El Plan Pidal, antecesor de la Ley Moyano (1857), fue obra de tres funcionarios cualificados de la sección de Instrucción Pública, a saber: Antonio Gil de Zárate, José de la Revilla y Pedro Juan Guillén.

Pero los acontecimientos políticos, como en otras ocasiones, impidieron su normal desarrollo, provocando el desánimo de Revilla (“mis esperanzas se vieron repetidamente frustradas”) que fue cesado de su cargo en el ministerio, por criticar la nueva reforma, que interrumpía la secularización docente, dedicándose a la pintura el resto de sus días. Suya es, por ejemplo, la recreación alegórica de Caín y su familia después de la maldición divina, que se conserva en el Museo del Prado.

Enamorado de la hija del secretario particular del rey consorte, Francisco de Asís, Carmen Moreno Redondo, se casó con ella en 1846, el mismo año en que salió de las prensas su Vida de Máiquez, fue nombrado secretario de Isabel II y le nació su hijo Manuel, que fue catedrático de la Universidad Central, y que murió a los treinta y cinco años de edad. Sus Obras completas lo muestran como krausista convencido.

Precisamente José de la Revilla intervino, en su calidad de alto funcionario de la Dirección General de Estudios, en la concesión de una Cátedra a Julián Sanz del Río, introductor de la filosofía de Krause en España, que había estudiado en Alemania (1843- 1847) con cargo al ministerio. En 1848 le fue concedida una Encomienda de la Orden de Carlos III, siendo nombrado después vocal del Consejo de Instrucción Pública y más tarde Inspector de Enseñanza (Archivo Histórico Nacional, Hacienda, 5122/44), cargo que no pudo desempeñar porque falleció el día de Navidad de 1859. Su necrológica apareció en el periódico La Época el 13 de mayo de 1860. El Ateneo madrileño, en cuya fundación participó en 1835, le tiene un poco olvidado, aunque honró a su hijo, poniéndole en su galería de retratos, en cuadro pintado por Laveron, cuya noticia dio el 14 de abril de 1882 el periódico La Correspondencia de España.

 

Obras de ~: Juicio crítico de D. Leandro Fernández de Moratín como autor cómico, y comparación de su mérito con el del célebre Molière: Memoria premiada por la Real Academia Sevillana de Buenas Letras: Discurso que pronunció el Director de ella al dar principio a la sesión que se adjudicó el premio: Y oda, con que dio fin el Vice-secretario, Sevilla, Hidalgo, 1833; “¿Debe mirarse el romanticismo como una nueva escuela literaria, o como un extravío de la razón y una aberración del gusto, semejante al culteranismo o gongorismo?”, en Memorias literarias de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, Sevilla, Hidalgo, II, 1843, págs. 1-2; Vida artística de Isidoro Máiquez, primer actor de los teatros de Madrid. Por Don José de la Revilla, de la Academia Española, Madrid, [1846]; Breve reseña del estado presente de la instrucción pública en España, con relación especial a los estudios de Filosofía. Escrita por Don José de la Revilla, Gefe de sección más antiguo que ha sido de instrucción pública en el Ministerio de Gracia y Justicia, Madrid, Aguado, 1854; [Prólogo], en Historia de la conquista de Méjico. Escribíala Don Antonio de Solís [...] Nueva edición con un resumen histórico, desde la rendición de Méjico hasta el fallecimiento de Hernán Cortés, e ilustrada con notas por Don José de la Revilla, individuo de varios Cuerpos literarios, París, Baudry, 1858.

 

Bibl.: F. Aguilar Piñal, La Real Academia Sevillana de Buenas Letras en el siglo xviii, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1966; “José de la Revilla, crítico de Moratín”, en Coloquio Internacional sobre Leandro Fernández de Moratín, Bolonia, Piovan Editore, 1980, págs. 9-21; A. Zamora Vicente, Historia de la Real Academia Española, Madrid, Espasa Calpe, 1999.

 

Francisco Aguilar Piñal

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