Delgado Ramos, Álvaro, Madrid, 9.VI.1922 – 3.1.2016. Pintor y dibujante.
En 1936 realiza estudios de comercio en la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País.
Entre 1937 y 1939 asiste a las clases de Daniel Vázquez Díaz, en la Escuela de Bellas Artes, instalada en el Museo de Arte Moderno, hoy Biblioteca Nacional.
Fue uno de los integrantes, junto a Benjamín Palencia, de la Escuela de Vallecas, 1939-1942. En 1945 participa en la exposición de la Joven Escuela madrileña en la galería Buchholz, siendo protagonista e impulsor de la misma. En 1946 lleva a cabo, de forma anónima y clandestina, la ilustración de Pueblo Cautivo, de Eugenio de Nora. En 1947 es seleccionado para el IV Salón de los XI y expone en el Museo Nacional de Arte Moderno. En 1949 es becario del Gobierno francés en París. En 1954 obtiene el premio Ciudad Santiago de Cuba en la II Bienal de Arte Hispanoamericano (La Habana). En 1955 consigue el Gran Premio en la Bienal de Arte del Mediterráneo (Alejandría) y una beca para realizar estudios en Italia. En 1960 obtiene la beca de la Fundación Juan March y la Primera Medalla de Dibujo en la Exposición Nacional de Bellas Artes (Barcelona). En 1961 gana la Medalla de Oro en el XI Salón de Grabado.
En 1962, el Gran Premio de Dibujo en el I Certamen Nacional de Artes Plásticas. En 1965, muestra en la Sala del Ateneo de Madrid, su primer Apostolado, dando impulso a la obra religiosa. En 1969 presenta en la sala Agorá los retratos del emperador de Etiopía Haile Selassie. En 1973 ingresa, como miembro correspondiente, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1974 expone en la galería Columela su serie de La guerra. En 1988 es elegido miembro titular de la Academia Europea de Ciencias, Artes y Letras. En 1991 es galardonado con la Medalla al Mérito Artístico del Ayuntamiento de Madrid.
En 1996 obtiene la Medalla al Mérito en las Bellas Artes. En el año 2000 presenta Eros y Thanatos en el Círculo de Bellas Artes. El 2001 expone en Berlín y en 2004 una muestra itinerante de su obra recorre varios países de Iberoamérica para finalizar en Nueva York. Su obra forma parte de importantes colecciones y museos dentro y fuera de España.
La obra de Álvaro Delgado adquiere una fuerte personalidad dentro de las corrientes expresionistas, constantemente abierta a las aportaciones abstractas y del informalismo, bajo las que subyace una vigorosa estructura adquirida del cubismo sintético. No se dan en ella momentos de ruptura estilística, sino un proceso de continua evolución que irá conectando con los movimientos más renovadores del panorama artístico internacional. Su lenguaje gestual, a base de trazos rápidos y audaces, toma en ocasiones forma de graffiti inseparable de su propia caligrafía. Domina el dibujo en todo su valor expresivo, de manera que deja de ser límite para convertirse en color y forma, en elemento constructivo, en creador de espacios. El color, en principio asociado a lugares y emociones, irá progresivamente alejándose de la referencia local para ser abordado sin límites y sumarse al valor expresivo de la materia.
Es preciso señalar la vivencia de la Guerra Civil y sus respectivos encuentros con el occidente asturiano (1954) y Olmeda de las Fuentes (Madrid, 1964) como circunstancias que han marcado su vida y su obra, a lo que se une su carácter vitalista, comunicativo, una insaciable curiosidad por saber y una desbordante imaginación. Parte de vivencias concretas, sobre las que reflexiona, analiza y se proyecta. Por todo ello su obra es, en cierto modo, autobiográfica, así queda reflejado en la “Crónica del Navia” y la “Crónica de la Olmeda” estudiadas como dos grandes ecosistemas. Una corriente humanística da coherencia a los diferentes géneros, haciendo del hombre el eje de su obra. Lo presenta como “reto y aventura” en el retrato, tema al que aporta una gran renovación.
Siente predilección por el sujeto marginado, valorando en su serie de miserables y ácratas el deseo de libertad. Humaniza el tema religioso, destacando el mensaje de amor y entrega frente a la violencia en sus pinturas de la guerra. En la serie Eros y Thanatos toca la sexualidad y se plantea el origen y fin de la vida. Álvaro Delgado conjuga el amor a lo popular y a lo culto, proyectándolo inteligentemente al plano universal.
Obras de ~: Madrid desde el Manzanares, 1942; Retrato de Carmelo Soria, 1944; Bodegón con pipa y jarra, 1945; El Quinqué, 1948; Navia, 1955; Apostolado, 1964; Pastor de la Olmeda, 1969; La Olmeda el día del juicio final, 1986; Retrato de Irene de Holanda, 1967; Retratos del Emperador de Etiopía Haile Selassie, 1969; Retrato de Miguel de Unamuno, 1970; Retrato de Benjamín Palencia, 1972; Cristo de la Olmeda, 1972; Guerrero, 1973; Retrato de Pablo VI, 1978; Mendigo del Navia, 1977; Retrato de Santiago Carrillo, 1979; Autorretrato, 1981; El Cristo del Navia, 1983; Retrato de Camilo José Cela, 1983; Retrato de S. M. D. Juan Carlos I, 1983; El viejo Hippy, 1985; Retrato de Alberti, 1989, Polifemo y Galatea, 1989; Mendigo carolingio, 1991; Retrato de Kafka, 1992; Retrato de Rodríguez Sahagún, 1992; El caballero, la muerte y el diablo, 1996; Thanatos, 2000; Talibanes, 2002; [Obra completa] en M. Acebes, Álvaro Delgado. Gesto y color, San Sebastián, Editorial Nerea, 2004.
Escritos: “El retrato como aventura polémica”, en Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (16 de junio de 1974); “Sobre la situación del artista en la sociedad española”, en Ideas estéticas, n.º 135 (julio-agosto-septiembre de 1976).
Bibl.: J. de la Puente, Álvaro Delgado, Madrid, Ibérico Europea de Ediciones, 1972 (col. Panorama de la Pintura Contemporánea); R. Chávarri, Álvaro Delgado, Madrid, Publicaciones de la Dirección General de Bellas Artes, 1972 (col. Artistas Españoles Contemporáneos, n.º 32); C. Areán, Vida, ambiente y obra de Álvaro Delgado, Madrid, Ibérico Europea de Ediciones, 1975; J. Corredor Mateos y A. Delgado Gal, Álvaro Delgado 1987-1992, Madrid, Editorial Espalter, 1992; M. Acebes, Álvaro Delgado. Gesto y color, op. cit.
Montserrat Acebes de la Torre