Angulo, Pedro de. ?, c. 1554 – Miranda de Ebro (Burgos), c. 1602. Entallador.
Era el último miembro de una importante familia de entalladores mirandeses que trabajaron en el foco escultórico de Miranda de Ebro. Fue hijo del entallador Francisco de Angulo y de Isabel de Portilla. En este ambiente familiar, Pedro de Angulo aprendió su oficio con su propio padre y su tío Juan. A pesar de que las fuentes le nombran tanto ensamblador e imaginero como entallador, su producción descubre un entallador muy bien capacitado, muy conocido en los ambientes artísticos de su época.
A comienzos de 1572 se casó con Francisca de Fontecha, que murió, seguramente de parto, en 1590; Pedro de Angulo se volvió a casar, esta vez con Isabel de Artaza, con quien en 1597 bautizó a su hijo Francisco y con quien tuvo otro hijo, Andrés. Posiblemente Isabel de Artaza fuera pariente del ensamblador riojano Juan de Artaza. Residió durante toda su vida en unas casas situadas en la calle del Mercado de Miranda de Ebro, en cuya planta baja tenía su taller. Tuvo dos aprendices, Nicolás de Bayona en 1574 y Miguel de Garian en 1597.
Sus primeras obras fueron de escasa entidad, como sucedió con sus familiares, pero muy pronto comenzó a contratar obras de gran envergadura. En 1578 se comprometió a realizar un retablo para la capilla que Sancho López de la Bastida tenía en la parroquial de Galbárruli (La Rioja) dedicado a san Joaquín y santa Ana, cuya escultura probablemente realizó el escultor Diego de Marquina. El 16 de junio de 1578, el rejero gallego Juan Tomás Celma le encargó la realización de una cornisa y un arquitrabe para la reja de la capilla de las Vírgenes del desaparecido monasterio de San Pablo de Burgos. Un año más tarde contrató el sagrario de la parroquial de Portilla (Álava) que entregó en 1581; ese mismo año hizo otro sagrario para la cercana Berganzo (Álava) que tasó el escultor vitoriano Pedro de Ayala.
En marzo de 1582 se remató la adjudicación del sagrario de Cellorigo (La Rioja); a ella acudió Pedro de Angulo, aunque triunfó la postura del escultor Diego de Marquina, al que se le puso como condición para efectuar el trabajo que lo realizase según la traza presentada por Pedro de Angulo y muy probablemente éste le ayudó en el trabajo. La última obra de este artista es el sagrario de la iglesia de Hereña (Álava); no se sabe cuándo la contrató pero en 1602 todavía se le debía dinero y hacía once años que no le pagaban, por lo que pudo haberlo iniciado hacia 1590.
De este artista sólo se conservan los sagrarios de Berganzo, Portilla y Cellorigo y la escultura de Galbárruli, lo cual dificulta la valoración de su arte. Fue un artista cualificado, capaz de realizar por sí mismo las trazas de las obras a ejecutar y conocedor de los últimos avances que se desarrollaban en arquitectura. Su arte entronca directamente con el de los romanistas, depurado con avances del barroco. Puede atribuirse la escultura de sus obras, por comparaciones estilísticas, al escultor Diego de Marquina, con el que tuvo una gran amistad; es muy probable que la mazonería de los retablos contratados por este último fuera realizada por Pedro de Angulo.
Obras de ~: Retablo lateral, iglesia de Galbárruli (La Rioja), 1578; Piezas para reja, monasterio de San Pablo de Burgos, 1578; Sagrario, iglesia de Portilla (Álava), 1579; Sagrario, iglesia de Berganzo (Álava), 1579; Sagrario, iglesia de Cellorigo (La Rioja), 1582; Sagrario, iglesia de Hereña (Álava), 1590.
Bibl.: C. Díez Javiz, “Pedro de Angulo y el retablo lateral de Galbárruli”, en Segundo Coloquio sobre historia de La Rioja, t. III, Zaragoza, Colegio Universitario de La Rioja, 1986, págs. 143-152; “Pintores y doradores del siglo XVI en la comarca mirandesa”, en López de Gámiz, XVIII (1988), págs. 59- 66; La Escultura romanista en la cuenca media del Ebro: Los focos de Miranda de Ebro y Briones, tesis doctoral inéd., 1989; “Los Angulo. Entalladores del foco de Miranda de Ebro durante el siglo XVI”, en López de Gámiz, XXVII (1993), págs. 59-66; “El escultor romanista Diego de Marquina (1542-1604)”, en López de Gámiz, XXXII (1998), págs. 15-60.
Carlos Díez Javiz
