Cardoso (o Cardozo) del Espino, Diego. Badajoz, f. s. XVII – Montevideo (Uruguay), 5.III.1757. Militar, coronel del Ejército e ingeniero director.
Fue cadete de Artillería entre 1712 y 1716 e ingeniero voluntario en 1718 en Badajoz. De esta plaza pasaba destinado sucesivamente a Navarra en 1719 (había sido nombrado ingeniero ayudante y en febrero de ese año subteniente e ingeniero extraordinario), Cataluña en 1720, Málaga en 1722, Aragón en 1725 y Gibraltar en 1731. En 1733 era teniente e ingeniero ordinario destinado en Ceuta, a las órdenes del ingeniero Alonso González Villamor. En la plaza realizaba, entre otros, un plano del espigón de Ceuta y del foso principal, plano del frente principal y otros más, además de un almacén en la isla de León.
En 1734 el brigadier e ingeniero director Ignacio Sala realizaba un estudio pormenorizado de las fortificaciones de Ceuta que, con un proyecto, remitía a la corona en septiembre de ese año. Sin embargo, Cardoso, que seguía destinado en la plaza, no estaba de acuerdo con el citado proyecto, según manifestaba en dos cartas que enviaba al también ingeniero director Diego Bordick, en noviembre de ese mismo año. Según su criterio, Sala consideraba que todas las obras exteriores a la muralla real estaban mal entendidas, por lo que había que destruirlas, construyendo solo un revellín con dos plazas de armas. Cardoso explicaba en sus misivas, muy pormenorizadamente, la necesidad de cada obra construida o proyectada, criticada por Sala, remitiendo, posteriormente, numerosos planos y proyectos relativos a sus fortificaciones, como un plano de sus defensas “con las nuevas lenguas de sierpe y reducto que se está haciendo” y perfiles de la luneta de San Jorge, de sus muelles y fosos (planos, perfiles y elevación del espigón que se está ejecutando en Ceuta, mostrando lo que falta para su conclusión, o bien plano del foso principal de Ceuta, mostrando la altura que se tiene en alta y baja mar, siendo su suelo de pizarra firme, capaz de navegar por él en todos tiempos toda embarcación) o, finalmente, relativos a otras obras, como un almacén de pólvora o del Hospital Real de la plaza. Estos proyectos serían aprobados por el rey, aunque se admitió parte del proyecto de Ignacio Sala al construirse un reducto llamado de San Antonio. Las controversias entre ingenieros, como en el caso citado, eran relativamente frecuentes, siendo solucionadas generalmente por el dictamen de una comisión de miembros del Cuerpo.
En 1738 se nombraba a D. Diego Cardoso ingeniero en segundo, capitán de Infantería y teniente coronel de Ingenieros, siendo destinado a América (Río de la Plata). En julio de 1740 llegaba a Montevideo, en sustitución del ingeniero Domingo Petrarca. Venía acompañado, sin ningún cargo oficial, de su sobrino Francisco Rodríguez Cardoso, al cual había impartido en Ceuta enseñanzas de matemáticas y que no llegó a formar parte del Cuerpo de Ingenieros hasta 1747. De carácter dinámico, Cardoso en ese mismo año realizaba tres planos para fortificar Montevideo, planos que enviaba al virrey del Perú, marqués de Villagarcía, para que decidiera cuál debía construirse. Debido a que España estaba de nuevo en guerra con Inglaterra, Cardoso en octubre de 1741 comenzaba la obra de la fortaleza principal, la ciudadela de San Felipe. En una carta de fecha 31 de octubre de 1744, el gobernador Domingo Ortiz de Rozas expresaba que cuando llegó a Montevideo comprobó que no se había efectuado más que la excavación de los cimientos, pero en el momento de escribir esta carta se hallaba la plaza en estado de defensa, resaltando “la suma eficacia y celo del ingeniero don Diego Cardoso”. Ni la tardanza en el envío de dinero, tardíamente suministrado por el virrey del Perú, ni la falta de trabajadores (para remediar lo cual se trajeron presos desde Potosí y otros sitios del Virreinato), ni la escasez de materiales (falta de herramientas para los picapedreros y de herrajes para las puertas) detuvieron a Cardoso, que prosiguió de forma incansable su obra a pesar de las críticas que las autoridades formulaban respecto a la insuficiencia de solidez de la construcción y la inadecuada ubicación de la Ciudadela. En Río de la Plata, además de su labor en la fortificación de la ciudad de Montevideo (Cardoso delineó la base del espacio urbano, sobre la cual, esta última ciudad evolucionará posteriormente), construía obras importantes como un convento de monjas en Buenos Aires. Al respecto, en 1741 formó plano y tasó la obra, cuyo “estado o plano y tasa” realizaría más tarde, en 1744. Al año siguiente escribía el obispo que el convento estaba terminado con sus claustros alto y bajo, que la iglesia disponía de coro alto y bajo y la construcción era edificada de cal y ladrillo abovedado. Cardoso también realizó la Casa de los Gobernadores en la misma ciudad y finalmente un mapa de California. Más tarde y también con respecto a la ciudad de Buenos Aires, realizaba hacia 1774 un proyecto para construir una dársena con muralla y muelles de mampostería de piedra y ladrillo. Con anterioridad, en el año 1746 Cardoso realizaba un plano de la ciudadela de Montevideo, en donde aparece la “Casa del Gobernador, Iglesia y alojamiento del Capellán”.
El 20 de febrero de 1747, Cardoso fue ascendido a ingeniero en jefe con grado de coronel. En 1748, se produjo una profunda grieta en el baluarte de la ciudadela, llamado de San Fernando, lo que obligaba a Cardoso a demolerlo para poder mejorar sus cimientos y reconstruirlo con posterioridad. Este contratiempo contribuyó a que se formara un ambiente adverso al ingeniero, por lo que, en 1753, se ordenaba su traslado a Caracas. A pesar de sus posibles defectos, la ciudadela subsistió en buen estado más de un siglo y resistió los asedios de los ingleses, que, al no atreverse a batirla abrirían la brecha, no en la ciudadela, sino en la muralla de la parte sur, y aguantó los asedios desde 1811 a 1814. Finalmente, fue la plaza fuerte más importante del llamado Cono Sur.
Fuentes y bibl.: Archivo de Simancas, Exps. personales.
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Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño