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García Fernández Manrique

Biografía

Fernández Manrique, García. Conde de Castañeda (I). ?, ú. t. s. XIV – Alcalá de Henares (Madrid), 22.V.1436. Canciller mayor de Castilla.

Noble castellano del reinado de Juan II y progenitor de dos de las principales ramas familiares del linaje Manrique, la de los condes de Castañeda y marqueses de Aguilar de Campoo y la de los condes de Osorno.

Hijo primogénito de García Fernández Manrique, señor de Isar, y de Isabel Enríquez, fue uno de los caballeros que en 1406 estaban presentes cuando el rey Enrique III de Castilla otorgó su testamento. Tras la muerte del Monarca, asistió a las Cortes de Segovia, celebradas en enero de 1407, y presenció el juramento del infante don Fernando y la reina Catalina como regentes del reino. Durante la minoría de edad del nuevo monarca, Juan II de Castilla, fue capitán general de la frontera de Jerez y participó en las campañas del infante don Fernando en el reino de Granada y en la toma de Antequera en 1410. Fiel partidario del regente, le acompañó en 1414 a su coronación en Zaragoza como rey de Aragón, y a su regreso a Castilla sirvió a su hijo Enrique, maestre de Santiago y uno de los conocidos infantes de Aragón. El I conde de Castañeda pronto se convirtió en mayordomo mayor del infante y durante años fue su leal partidario, apoyando sus pretensiones políticas y su matrimonio con la infanta Catalina, hermana de Juan II.

En 1419 García Fernández asistió a las Cortes de Madrid en las que el joven Rey fue proclamado mayor de edad, consiguiendo, con el apoyo del maestre, formar parte del Consejo Real. Al año siguiente conspiró con don Enrique y otros nobles para expulsar de la Corte a Juan Hurtado de Mendoza, privado del Rey, y con ellos participó también en el secuestro del Monarca en Tordesillas y en las Cortes de Ávila, convocadas para legalizar este grave suceso. En octubre de 1420, de nuevo gracias a la intercesión del infante, Juan II le concedió el señorío de Castañeda, en Asturias de Santillana, con título de condado. Tan sólo un mes más tarde, en noviembre de 1420, colaboraba con don Enrique y con el adelantado de León Pedro Manrique y el condestable Ruy López Dávalos en el sitio del castillo de Montalbán, donde se había refugiado el Rey tras huir del infante gracias a la ayuda del joven Álvaro de Luna y de otros caballeros.

Durante 1421, el Monarca y su cada vez más influyente valido, Álvaro de Luna, trataron de someter sin éxito al infante don Enrique y a sus partidarios. En junio de 1422, con un seguro real concedido unos meses antes, el maestre de Santiago acudió por orden del Rey a la Corte, entonces en Madrid. Le acompañó García Fernández Manrique, quien, a pesar del claro peligro y de la insistencia de don Enrique para no hacerlo, prefirió seguir a su señor. Ambos, con reducido séquito, llegaron a Madrid el 13 de junio y fueron recibidos por el Rey con abierta frialdad. Al día siguiente, el infante y su mayordomo fueron apresados y sus bienes rápidamente confiscados. García fue trasladado al alcázar de Madrid, bajo la custodia de Pedro Portocarrero, y don Enrique, a la fortaleza de Mora.

Tras varios años de prisión, García Fernández fue perdonado por el Rey, que ordenó que se le restituyesen sus bienes y rentas. En 1429, dando un inesperado giro a sus inclinaciones políticas, abandonó el servicio del infante don Enrique y permaneció fiel al Monarca, quien seguro de su lealtad no dudó incluso en utilizarle para negociaciones con su antiguo señor.

Ese mismo año García Fernández combatió al infante don Enrique y a sus hermanos, los reyes de Aragón y de Navarra, cuyas tropas habían invadido Castilla. En agradecimiento a sus servicios el Rey le confirmó la concesión de Castañeda y el título de conde en junio de 1429. En el mes de agosto se reanudó la guerra con aragoneses y navarros en forma de combates fronterizos y García Fernández participó en el cerco y en la toma de Ariza (Zaragoza).

De nuevo, en febrero de 1430, el Monarca recompensó su fidelidad otorgándole Galisteo (Cáceres), una de las villas que habían sido confiscadas a los infantes de Aragón. Ese mismo año, en el mes de julio, el conde de Castañeda estuvo presente en la firma de las treguas de Majano que ponían fin a la guerra entre Aragón, Navarra y Castilla. Al año siguiente, participó con el condestable Álvaro de Luna en la entrada que este caballero hizo en el reino de Granada y durante la que tuvo lugar, el 1 de julio de 1431, la conocida batalla de la Higueruela.

Durante los últimos años de su vida, García Fernández continuó sirviendo fielmente al Rey y a su poderoso condestable, y debió de gozar de cierta privanza, pues incluso acudía con ellos en alguna ocasión a oír misa. En enero de 1434 Juan II le encargó apresar al de Luna, y ya en diciembre de ese año formó parte de la comitiva que recibió a los embajadores del rey de Francia. Pruebas del favor real que en esos momentos disfrutaba el conde de Castañeda fueron su nombramiento como canciller mayor de Castilla y el que apadrinase, junto con los Reyes, al hijo del condestable Álvaro de Luna en 1435. En noviembre de este año acompañó al Monarca a una entrevista en Soria con su hermana María, reina de Aragón, en la que se acordó una prórroga de las treguas firmadas con los reinos aragonés y navarro.

El 22 de mayo de 1436 el conde de Castañeda falleció en Alcalá de Henares. En su testamento, otorgado en esa misma villa unos días antes, el 16 de mayo, ordenaba ser enterrado en el monasterio de la Santísima Trinidad de Burgos y encomendaba la protección de su casa y su familia a Álvaro de Luna, al tiempo que pedía a sus hijos que le tuvieran por padre y señor.

García Fernández Manrique había casado con Aldonza Téllez de Castilla, hija de Juan Téllez, señor de Aguilar de Campoo y de Castañeda, y de Leonor de la Vega. De su matrimonio nacieron dos hijos varones, Juan Manrique, II conde de Castañeda, y Gabriel Manrique, comendador mayor de Castilla de la Orden de Santiago, que después sería conde de Osorno.

También tuvo el conde de Castañeda una hija, Beatriz Manrique, señora de Celadilla, que casó con el mariscal de Castilla Sancho de Zúñiga, señor de Bañares.

 

Bibl.: L. de Salazar y Castro, Historia genealógica de la Casa de Lara, Madrid [Imprenta Real], 1694; Pruebas históricas de la Casa de Lara, Madrid [Imprenta Real], 1696; Crónica de don Álvaro de Luna, ed. de J. de Mata Carriazo, Madrid, Espasa Calpe, 1940; P. Carrillo de Huete, Crónica del Halconero de Juan II, ed. de J. de Mata Carriazo, Madrid, Espasa Calpe, 1946; L. Barrientos, Refundición de la Crónica del Halconero, ed. de J. de Mata Carriazo, Madrid, Espasa Calpe, 1946; E. Benito Ruano, Los Infantes de Aragón, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Escuela de Estudios Medievales, 1952; F. Pérez de Guzmán, Crónica de Juan II, Madrid, Atlas, 1953 (Biblioteca de Autores Españoles, t. LXVIII); L. Suárez Fernández, Nobleza y monarquía. Puntos de vista sobre la historia política castellana del siglo xv, Valladolid, Universidad, Departamento de Historia Medieval, 1975; J. Zurita, Anales de la Corona de Aragón, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1977; A. García de Santamaría, Crónica de Juan II (1406- 1411), Madrid, Real Academia de la Historia, 1982; I. Pastor Bodmer, Grandeza y tragedia de un valido. La muerte de don Álvaro de Luna, Madrid, Caja de Madrid, 1992; P. Porras Arboledas, Juan II, 1406-1454, Palencia-Burgos, Diputación Provincial-La Olmeda, 1995; J. M. Calderón Ortega, Álvaro de Luna: riqueza y poder en la Castilla del siglo xv, Madrid, Dykinson-Centro Universitario Ramón Carande, 1998.

 

Rosa María Montero Tejada

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