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Alonso Dávila y Guzmán

Biografía

Dávila (o Ávila) y Guzmán, Alonso. Señor de Arevalillo y Hernán Gallego. Jaca (Huesca), 10.VIII.1600 – Madrid, 23.VII.1668. Militar, caballero de Calatrava, consejero del Consejo Supremo de Guerra.

Fue hijo del maestre de campo Diego de Ávila y Guzmán (Ávila, c. 1553 – Valladolid, 1604), capitán del Tercio Viejo de Flandes, Castellano de Jaca (1598-1602) y de Pamplona (1602-04), caballero de Santiago (23 de julio de 1601), fallecido antes de que se le despachara el título, y de su esposa María de Bracamonte, ambos naturales de Ávila, donde se crió el joven Alonso con sus dos hermanas al enviudar su madre, aunque había nacido “de paso” en el castillo de Jaca durante el gobierno de su progenitor.

Siguió la carrera de éste, asentando de soldado en el tercio de Juan Claros de Guzmán, marqués de Fuentes, con el cual partió a Italia en el año 1622 y, enseguida, a Flandes por el “Camino español”. En dicho tercio fue alférez y capitán de Infantería, empleo que le concedió la gobernadora Isabel Clara Eugenia antes de 1631, por la intercesión de una de sus hermanas, monja carmelita en San José Ávila, ante Ana de San Bartolomé, que gozaba de gran ascendiente sobre la infanta (Urkiza, 2008: 173). Tomó parte en la invasión de Francia de 1636, siendo su maestre de campo el conde de Fuensaldaña, y se halló en las conquistas de La Capelle, Chatelet y Corbie. Dos años más tarde se distinguió en la toma del fuerte de Saint Jean de Ruminghem y en el socorro de Saint Omer (1638), por lo que recibió la compañía de “caballos lanzas” de Pedro de Heredia que sirvió hasta su promoción a maestre de campo, por patente de 12 de enero de 1642, en que sucedió a Juan de Velasco, conde de Salazar, al frente de un tercio de Infantería española.

Mandó el tercio en las invasiones de Francia de los años 1642 y 1643 y participó en la victoriosa batalla de Honnecourt (26 de mayo de 1642), pero el año siguiente no pudo llegar a tiempo de socorrer al ejército empeñado en la de Rocroi (19 de mayo de 1643), aunque su presencia en las inmediaciones del campo de batalla permitió salvar a la mayor parte de las tropas de Francisco de Melo, vencido por el duque de Enghien. El 24 de abril de 1644 se le concedió una licencia para España, de donde faltaba hacía más de veinte años. Pasó a servir en el Ejército de Extremadura y fue promovido al empleo de general de Artillería por patente de 2 de enero de 1646. Poco después se recibía en la Orden de Calatrava, y el 16 de marzo de 1648 se hizo cargo de la capitanía general de aquel ejército, que desempeñó interinamente desde que partió a la Corte el marqués de Távara hasta el 12 de abril siguiente, cuando se incorporó el barón de Molinghem.

El 25 de noviembre de 1649 fue nombrado capitán general de las Islas Canarias y presidente de su Real Audiencia por la promoción de Pedro Carrillo de Guzmán al gobierno de Panamá; tomó posesión del empleo en junio de 1650. En Canarias permaneció más de una década, al prorrogarle el rey su primer mandato. residió habitualmente en La Laguna (Tenerife), aunque la sede de la Audiencia se hallaba en la Palma de Gran Canaria. El hecho militar más descollante de su gobierno se produjo en el año 1657, cuando el almirante inglés Robert Blake intentó capturar la flota de Indias, que había atracado en Santa Cruz el 22 de febrero de dicho año al mando del general Diego de Egues y Beaumont. Dávila actuó con la mayor previsión, ordenando desembarcar y asegurar la plata, así como el castillo de Paso Alto; pero no pudo impedir que la flota inglesa, fuerte de treinta y seis navíos, incendiase en el puerto los catorce galeones de la Armada de la Carrera de Indias, hecho acaecido el 30 de abril siguiente, tras un combate desigual que se prolongó desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde. Durante el año siguiente, atendiendo a lo ordenado en diversas cédulas reales, satisfizo numerosos pagos a cuenta de la plata salvada, hasta que ésta pudo expedirse a Cádiz. En mayo de 1661 entregó el gobierno insular al maestre de campo Jerónimo de Benavente y Quiñones y pasó a la Corte a servir el puesto de consejero del Supremo de Guerra, que desempeñaba cuando falleció en Madrid.

Había casado en 1651 con Beatriz María Carrillo de Medina y Guzmán, hija del gobernador de Panamá Pedro Carrillo, su antecesor en el gobierno canario, y hermana del almirante Luis Tomás Carrillo de Medina, con la que tuvo dos hijos y tres hijas; éstas profesaron en órdenes religiosas.

En 1884, a consulta de la Diputación de Ávila, la Real Academia de la Historia prescribió que su nombre debía inscribirse en uno de los cuatro frentes del pedestal de la estatua dedicada a Santa Teresa en Ávila (en la plaza del mismo nombre, también conocida como del Mercado Grande), concretamente en el que rememora a los más notorios militares abulenses, donde aparece junto a otros siete más.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, secc. Órdenes Militares, Calatrava, exp. 747, Pruebas para la concesión del título de Caballero de la Orden de Calatrava de Alonso Dávila y Guzmán Bracamonte Arévalo y del Peso, natural de Ávila (sic), general de la Artillería del Ejército de Badajoz, 1646; secc. Órdenes Militares, casamientos de Calatrava, exp. 150, Pruebas de Beatriz Carrillo de Medina, natural de Sevilla, para contraer matrimonio con Alonso Dávila y Guzmán, Caballero de la Orden de Calatrava, año 1651; Estado, 1297, “Relación de servicios de Diego Dávila y Guzmán”; Estado, 1285, “Relaciones de servicios del capitán Diego de Bohórquez”; Estado, 1299, “Relaciones de servicios del capitán Eugenio de Figueroa”; Archivo General de Indias, Indiferente, 438, lib. 19, “Diversas cédulas reales con instrucciones a D. Alonso Dávila y Guzmán sobre pagos con cargo a la plata salvada”.

V. de la Fuente, “Avileses célebres inscritos en el monumento erigido á Santa Teresa de Jesús en Ávila”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, t. V (1884), págs. 228-233; A. Cánovas del Castillo, Estudios del reinado de Felipe IV, t. II, Madrid, Pérez Dubrull, 1888, págs. 27, 128-130, 157 y 244 (citado por Alonso de Ávila); C. Firth, “Blake and the Battle of Santa Cruz”, en The English Historical Review, vol. 20, n.º 78 (1905), págs. 228-250; G. de Jesús, La Santa de la Raza: Vida gráfica de Santa Teresa de Jesús, vol. I, Madrid, J. Sánchez de Ocaña, 1929, págs. 96-97; P. A. del Castillo, Descripción histórica y geográfica de las Islas Canarias, ed. M. Santiago, vol. III, Madrid, Ediciones El Gabinete Literario de Las Palmas, 1948-1960, págs. 1118-1123; J. R. Castro, Catálogo de la seccion de comptos. Documentos. Archivo General de Navarra, vol. XLIX, Pamplona, Editorial Aramburu, 1969, pág. 340; J. Viera y Clavijo, Noticias de la historia de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, Goya Ediciones, 1982; J. L. Sánchez Martín, “Apuntes para una reconstrucción histórica de los tercios del siglo xvii (I)”, en Researching & Dragona, vol. I, n.º 2 (1996), págs. 4-24; J. L. Sánchez Martín, “Un plano inédito de la batalla de Honnecourt en 1642”, en Researching & Dragona, vol. V, n.º 12 (2000), págs. 26-41; J. Urkiza, “Soldados españoles de Flandes y sus mujeres bajo el amparo espiritual y solidario de Ana de San Bartolomé”, en Monte Carmelo (Burgos ), vol. 116, n.º 5 (2008), págs. 165-202.

 

Juan Luis Sánchez Martín

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