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Ladislao Vajda Weisz

Biografía

Vajda Weisz, Ladislao. Budapest (Hungría), 18.VIII.1906 – Barcelona, 25.III.1965. Director, productor y guionista cinematográfico.

Hijo de una soprano y del dramaturgo y guionista homónimo, que era además director del Teatro Nacional de Hungría, al abandonar sus estudios de Ciencias Políticas su progenitor le hizo aprender, instalada la familia en Berlín, los diferentes oficios del mundo del espectáculo antes de que debutara como director de cine. Lo hizo en 1932 con la producción británica El estudiante mendigo (The Begger Student). Incorporado como director a la industria cinematográfica de su país, en donde dirigió una decena de títulos, abandonó Hungría en 1938 ante la amenaza del nazismo y a causa de su condición judía. En Francia dirigió Sebastopol (1939), pero la Segunda Guerra Mundial le empujó a Italia. Allí fue investigado a raíz de su película Conjura en Florencia (La Congiura dei Pazzi), de 1941, que fue mutilada y remontada por la censura, que además le cambió el título por el de Giuliano de Medici. Ante su delicada situación política en 1942 marchó a España, huyendo de la expansión militar nazi-fascista, en un exilio que consideraba provisional, pero en 1952 se le concedió la Cruz de Isabel la Católica y acabaría por nacionalizarse español en 1954. Su carrera cinematográfica española se inició con Se vende un palacio (1943) y no tardó, por su acreditada competencia técnica forjada en estudios centroeuropeos, en convertirse en un realizador muy activo, teniendo en su haber la dirección de la película en la que debutó la entonces desconocida Sara Montiel, la comedia sentimental Te quiero para mí (1944), basada en la novela rosa Mi novio el emperador de Luisa María Linares. Dirigió varias coproducciones con Portugal, Inglaterra e Italia, entre las que merecen destacarse las hispano-lusas Cinco lobitos (1945) y sobre todo Barrio (1947), basada en una novela de Georges Simenon y con un guión escrito por Tono (Antonio de Lara) y Enrique Llovet, a caballo entre el melodrama y el cine policíaco. Su encuentro con el guionista José Santugini Parada resultaría fecundo y se inició brillantemente con Séptima página (1951), que describía, a modo de mosaico coral, la vida de una ciudad a través de las noticias publicadas en un periódico local, y que suscitó el interés de la crítica. Su siguiente Ronda española (1951) describió una gira por Iberoamérica de un grupo de Coros y Danzas de la Sección Femenina de Falange, y el consiguiente reencuentro con exiliados políticos, en un registro sensiblero y patriotero eficaz que le valió la citada condecoración por parte del régimen franquista. Prolongó este registro musical en su versión de la zarzuela Doña Francisquita (1952) y en Aventuras del barbero de Sevilla (1954), protagonizada por Luis Mariano y Lolita Sevilla. Entre ambas ofreció, en la coproducción hispano-italiana Carne de horca (1953), una recia estampa, con aires de western, del bandolerismo andaluz. Pero su mayor éxito internacional lo obtuvo al adaptar el relato infantil de José María Sánchez Silva Marcelino, pan y vino (1955), que lanzó a la fama al actor infantil Pablito Calvo, en el papel de un niño abandonado recogido en un convento de frailes franciscanos. Enmarcado en el género del cine religioso, muy querido por el franquismo, supo elevarse sobre sus estereotipos por su tratamiento imaginativo del tema. Tras este éxito volvió a dirigir a Calvo en Mi tío Jacinto (1956), que adaptó libremente un relato de Andrés Laszlo y combinó hábilmente el costumbrismo realista y la fantasía, y Un ángel pasó por Brooklyn (1957), ambas en régimen de coproducción con Italia, y la última de ellas con el panorama neoyorquino reconstruido convincentemente en los alrededores de Madrid. Y del mismo modo que había regenerado el género anquilosado del cine religioso, renovó Vajda con su rigor realista el tradicional y estereotipado género taurino con Tarde de toros (1955). Pero su mejor película habría de ser la coproducción con Suiza y Alemania El cebo/Es Geschah am hellichten tag (1958), basada en un argumento del dramaturgo Friedrich Dürrenmatt y sobre un desequilibrado asesino de niñas (interpretado por Gert Fröbe), brillante encrucijada del cine policíaco, del cine de terror y del de indagación psicoanalítica. En 1959 Vajda creó su propia productora, Halcón Films, pero la mayor parte de sus producciones a partir de esta fecha, carentes de relieve, se rodaron en estudios alemanes. Clausuró su carrera con una convencional y poco brillante coproducción musical hispano-franco-italiana rodada en Barcelona, La dama de Beirut (1965), en donde se reencontró con la Sara Montiel que había hecho debutar veinte años antes, pero en el curso de cuyo rodaje falleció el realizador.

 

Bibl.: L. Gómez Mesa, Recuerdo y presencia de Ladislao Vajda, San Sebastián, Festival Internacional de Cine, 1965; F. Llinás, Ladislao Vajda. El húngaro errante, Valladolid, Semana Internacional de Cine, 1997; M. Vidal Estévez, “Vajda, Ladislao”, en J. L. Borau (dir.), Diccionario del cine español, Madrid, Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España-Alianza Editorial, 1998, págs. 883-885; A. Martínez Torres, “Vajda, Ladislao”, en Diccionario Espasa cine español, Madrid, Espasa, 1999, págs. 850-851; R. Freixas y J. Bassa, Diccionario personal y transferible de directores del cine español, Madrid, Jaguar, 2006, págs. 457-460.

 

Román Gubern Garriga-Nogués