Hernández Ortiz, Francisco. Villacastín (Segovia), 27.VII.1555 – ?, p. t. s. xvii. Oficial en la guerra de Arauco (Chile), corregidor, encomendero.
Hijo de Francisco Hernández Reciente e Inés Hernández Pizarro, se dirigió a Chile en 1575, en el refuerzo conducido por el general Antonio de Quiroga y Losada.
Vecino fundador de la ciudad de San Bartolomé de Gamboa (Chillán), en 1580, el mismo año detentó el cargo de corregidor de Villarrica; tres años después, el de Osorno, y a continuación, el de La Imperial.
Corregidor de San Bartolomé de Gamboa de 1592 a 1594, este último año pasó a detentar el de la ciudad de los Infantes (Angol).
Vecino encomendero de Valdivia en 1599, le tocó actuar desde ese momento, en primer plano, en las incidencias suscitadas con motivo de la sublevación general de los indios araucanos denominada “ruina de las siete ciudades”, desencadenada como consecuencia del asesinato, en noviembre de 1598 del gobernador Martín García Oñez de Loyola a manos de las huestes capitaneadas por el caudillo Pelantaro, en el lugar de Curalaba.
Enviado desde Valdivia con un destacamento de cuarenta hombres, con el objeto de desarticular una junta de los rebelados reunida en las inmediaciones, escapó de perecer en la destrucción de aquella ciudad, ocurrida la noche del 24 de noviembre de 1599.
Socorrió enseguida Osorno y, una a una, las demás posesiones españolas amenazadas por el ataque de los naturales, hasta ser nombrado por el goberna dor Alonso de Ribera, en 1601, cabo de las ciudades de Arriba, esto es, La Imperial, Villarrica, Valdivia, Osorno y Santiago de Castro, con asiento en la última.
Promovido a maestre de campo general del reino, fundó sobre el arruinado sitio de Valdivia, en 13 de marzo de 1602, el fuerte de la Santísima Trinidad, con mil quinientos hombres, varios de ellos cautivos rescatados después de la destrucción, destinado a servir de base para la repoblación de la destruida ciudad; 1.er cabo de esta fortaleza, al año siguiente entrega el mando a Gaspar Doncel; aquel importante puesto, sitiado continuamente por los rebelados, y fracasados los intentos de abastecerlo por mar, debió ser finalmente abandonado por sus cuarenta y cuatro últimos sobrevivientes, en febrero de 1604, después de haber perecido casi todos los demás de hambre.
Hernández Ortiz siguió concurriendo a las innumerables urgencias del momento como uno de los primeros soldados del reino, siendo objeto de la inspiración de Hernando Arias de Saavedra, que cantó sus proezas en su poema Purén Indómito, homologándolo a los “catorce de la fama”.
Había casado con María Cortés de Tobar.
Bibl.: G. Guarda, Una ciudad chilena del s. xvi, Valdivia 1552-1604. Urbanística. Res Pública. Economía. Sociedad, Santiago, Editorial Universidad Católica de Chile, 1993, pág. 183.
Gabriel Guarda, OSB