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Luis Velasco y Maeda

Biografía

Velasco y Maeda, Luis. Madrid, 13.III.1724 – Asunción (Paraguay), 16.VI.1792. Provincial franciscano (OFM), profesor, visitador, obispo de Paraguay.

Aunque nació en Madrid, por circunstancia accidental, Luis es sobre todo hijo de Cantabria y del pueblo de Noja, donde vivían sus padres José de Velasco e Ignacia de Maeda. Tomó el hábito franciscano en Vitoria, convento de la provincia de Cantabria el 13 de diciembre de 1740. Fue instituido lector de Artes en 1749 cuando tenía apenas veinticinco años, y durante tres años enseñó en La Bastida, después, desde 1758 hasta el 20 de enero de 1769 enseñó Teología en Santander. Ejerció el cargo de guardián 1764 y de definidor de la Montaña en 1767.

Fue nombrado visitador de la provincia de Santiago (La Coruña), ocasión en que mientras hacía la visita a esa provincia franciscana, en el capítulo provincial que se celebraba en Vitoria el 2 de junio de 1770 fue designado ministro provincial de Cantabria. Sus mayores desvelos del mandato provincial los dedicó a renovar la vida franciscana mediante disposiciones, cartas pastorales, organización de estudios y otras medidas disciplinares.

En agosto de 1779 fue presentado por el Rey para obispo de Paraguay y tomó posesión de la diócesis de Asunción en 31 de noviembre de 1784. Hay constancia de numerosos gastos que realizó a su llegada de sortija, de pectoral y otros ornamentos. Muy pronto inició una gira pastoral visitando todos los pueblos de Misiones pertenecientes a esta diócesis. Al cabo de la misma organizó los límites de parroquias rurales, condenó abusos, estableció las vicarias foráneas a fin de utilizar mejor a los pocos agentes clérigos. Hizo un inventario de los bienes de la Reducciones jesuíticas que a partir de su exclaustración habían quedado desprotegidas. Reglamentó los bautismos, los velorios de los niños que habían degenerado notablemente, organizó la catequesis. Igualmente dio normas para reducir las fiestas conmemorativas.

Dedicó su interés a acondicionar el estado ruinoso en que encontró la catedral, lo que le obligó a reconstruirlo en gran parte, retecharlo, y proyectar un nuevo frontis. En un informe que levantó en 1786, comunicaba que los franciscanos tenían enseñanza pública de estudios mayores, menores y de primeras letras.

Cuidó de dotar de imágenes la Catedral trayendo estatuas de los ex templos jesuíticos. El templo de la Catedral remodelado fue bendecido por él mismo el 30 de noviembre de 1791. Pretendiendo un episcopado de más calidad y mayor prestigio solicitó influencias, tampoco estuvieron ausentes los motivos de salud, que le aquejaban “pues mi salud se halla muy quebrantada” decía en su escrito.

Tras dieciocho años de ministerio activo en la diócesis paraguaya, antes de recibir el cambio de sede que esperaba, falleció en Asunción el 16 de junio de 1792.

 

Bibl.: A. Córdoba, Los franciscanos en el Paraguay, 1537- 1937, Buenos Aires, 1937; M. Durán Estragó, Presencia Franciscana en el Paraguay (1538-1824), Asunción, Universidad Católica, 1987; J. Ruiz de Larrinaga, “Franciscanismo Vasco Cántabro (manuscrito, 667-670)”, en A. Uribe, La Provincia Franciscana de Cantabria, I. El franciscanismo vasco-cántabro desde sus orígenes hasta el año 1551, Oñate, Franciscana Aránzazu, 1988; A. Viola, Real Patronato y Obispos del Paraguay Colonial, Asunción, Centro Interdisciplinario de Derecho Social y Economía Política, 2002, págs. 202-213.

 

José Luis Salas, OFM