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Peregrín Mustieles y Cano

Biografía

Mustieles y Cano, Peregrín. Valencia, 1847 – Godella (Valencia), 1905. Maestro de obras.

Uno de los maestros de obras más acreditados en la Valencia del último tercio del siglo XIX, sus atribuciones, como correspondía a los de su profesión, fueron las de proyectar, dirigir, medir, tasar y reparar libremente todo género de construcciones de uso particular, sin mantener en este terreno ninguna diferencia con los arquitectos y siendo requerido para realizar obras privadas de la burguesía financiera. Personaje culto, y muy relacionado socialmente, fue gran amante de la literatura y de las artes.

En 1864 principió la carrera de maestro de obras en la Escuela Profesional de Bellas Artes de Valencia. Realizó los estudios propios de la especialidad hasta 1867, cursando las materias de Geometría Descriptiva y sus Aplicaciones, Topografía y Agrimensura, Mecánica y Construcción y Parte Legal. Dichos estudios fueron revalidados ante un tribunal, a través de un repente que consistió en la traza de una “Casa de recreo y masía en despoblado con una pequeña capilla, habitaciones para el dueño y colono, lagar y bodega, molino de aceite, graneros, cuadras y demás dependencias necesarias a su objeto”, obteniendo la calificación de aprobado por mayoría y siéndole expedido el correspondiente título de maestro de obras el 15 de septiembre de 1870, cuando contaba veintitrés años de edad. Posteriormente amplió sus conocimientos estudiando perito agrónomo y mecánico, y realizó varios viajes por Europa para tener un más exacto conocimiento de los historicismos entonces en boga, utilizando más tarde en sus decoraciones repertorios ornamentales extraídos del Álbum Enciclopédico Pintoresco de Luis Rigalt, de 1857.

Considerado entre los maestro de obras como uno de los de mayor sensibilidad artística que trabajaron en la ciudad de Valencia de 1879 a 1903, la historiografía especializada de arte siempre destacó el carácter peculiar de su eclecticismo en la arquitectura urbana.

Peregrín Mustieles llevará a cabo una serie de palacetes urbanos que buscarán la apariencia del lujo y la ostentación, y para cuya decoración el artífice se basará en manuales de ornamentación. La tipología característica atenderá al desarrollo de edificios de tres plantas, compuestos de planta baja con semisótano y entresuelo, principal y ático abuhardillado, que quedarán centralizados por un portalón de ingreso provisto de un amplio zaguán, utilizando repertorios neogriegos extraídos de la arquitectura clásica.

Dos fueron los edificios de porte palaciego debidos al maestro de los que se tiene noticia documentada, y ambos atienden al desarrollo de estructura de planta cuadrada, de tres alturas, quedando centralizados en las fachadas principales por un gran portalón con zaguán: el Palacete para Fernando Ibáñez Payés (hoy Colegio de Farmacéuticos), ubicado en la calle del Conde de Montornés, n.º 7, con vuelta a la calle del Gobernador Viejo, cuya construcción data del año 1886 y que sería el primero de una serie de palacetes “fin de siglo”, de parecidas características, que se construirán en Valencia en años sucesivos; y el Palacete de Pescara, situado en la calle del Pintor Sorolla, n.º 24, y que fue construido en el año 1893 a expensas de Ángeles Grau, tratándose de una edificación exenta, de cuatro plantas (semisótano, entresuelo, piso principal y ático abuhardillado), con dos miradores de madera que flanquean el balcón principal sobre la puerta de ingreso, siendo singularísima la escalera que organiza las diferentes plantas. En opinión de Daniel Benito, la decoración de este palacete combina elementos clásicos, barrocos y neogriegos, en un conjunto lujoso que corresponde al intento de ese estilo internacional que en la última década del siglo XIX pretende realizar edificaciones de carácter cosmopolita, a la moda, “con lujo, ornato y buen gusto”.

Numerosas fueron también las villas de recreo que Peregrín Muestieles edificó tanto en Valencia como en poblaciones aledañas (Burjasot, Godella, Torrente) situadas en las proximidades de los recién inaugurados —hacia 1890— trazados de ferrocarriles económicos y tranvías suburbanos, y que constituían auténticas y vistosas residencias de descanso rodeadas de jardines, como es el caso del Palacete y Jardines de Ayora, que constituye una variante de las residencias suburbanas de principios del siglo xx, construida como quinta de recreo en el extremo de un jardín, ubicado por donde discurría el Camino de Algirós. El pabellón de recreo o casino, de planta cuadrada y elevado sobre una terraza abalaustrada, se organiza en los niveles de planta baja, piso noble y un ático abuhardillado, y fue erigido entre 1899 y 1900 a instancias del comerciante e industrial José Ayora y Olcina, cuyas iniciales “J. A.” campean sobre la clave del arco rebajado que describe la puerta de ingreso al edificio. Del centro del mismo emerge un cuerpo torreado o miramar sobre el que voltea un gracioso cupulino ochavado de “paños” reflejo, recubierto con teja de reflejo metálico de tono cobrizo.

En la ciudad de Valencia realizó las siguientes obras, todas destinadas a la burguesía enriquecida (industriales y profesiones liberales): Casa para Eugenio Burriel, edificio de viviendas situado en la calle de las Avellanas, n.º 9, que data del año 1888; Edificio de viviendas de Fernando Ibáñez Payés, sito en la calle de la Paz, n.º 7, de 1892; Casa para Francisco Navarro, enclavada en la calle del Reloj Viejo, n.º 9, de sobria decoración neogriega, de 1900; y la Casa para Ángeles Grau, situada en la calle de la Paz, n.º 36, cuya construcción fue iniciada en 1903 y no pudo concluir por su temprano fallecimiento; finalizaría la obra el maestro Vicente Alcayne y constituiría uno de los primeros proyectos modernistas valencianos, inspirados por las obras de la Casa Sagnier que el arquitecto Francisco Mora comenzaba entonces a erigir en la calle de la Paz.

Mucho fue lo edificado por el maestro de obras Peregrín Mustieles en localidades de las provincias de Castellón y Valencia, abundando esta labor en villas de recreo, edificios fabriles y naves industriales, entre las que cabe citar: en Benicásim, diversas villas de recreo; en Burjasot y Godella, algunos chalés de tipo alpino, junto al trazado de la línea del ferrocarril económico de Valencia a Burjassot y Godella, y varias fábricas; en Burriana, diversas residencias urbanas; en Campanar (poblado anexionado a Valencia en 1897) y Catarroja, varias casas de colonos; en Navajas y Yátova, varias reformas en las respectivas iglesias parroquiales; en Quart de Poblet, varias fábricas; en Torrente, algunos edificios fabriles, y en Vinaroz, la Plaza de Toros, construida en el último tercio del siglo xix, junto al mar, que cuenta con el mayor albero de España, de 44 metros de diámetro.

La actividad artesana de este maestro de obras discurrió por todos los ámbitos propios de la profesión, de suerte que, junto a palacetes urbanos, villas de recreo y residencias urbanas —lo que cabría definir como “modelos cultos”—, se observan, también, otras obras de tono menor como la ejecución de naves industriales, casas de renta, bajos comerciales decorados, colocación de miradores y obras de cerramiento.

 

Obras de ~: Palacete de Fernando Ibáñez, calle Conde de Montornés, n.º 7, Valencia, 1886; Casa para Eugenio Burriel, calle Avellanas, n.º 7, Valencia, 1888; Palacete de Pescara, Valencia, 1893; Casa para Francisco Navarro, Valencia, 1900; Palacete de Ayora, Valencia, 1900; Plaza de Toros, Vinaroz, 1900; Casa para Ángeles Grau, calle de la Paz, n.º 38, Valencia, 1903; Villas de recreo, Benicásim (Castellón).

 

Bibl.: D. Benito Goerlich, La arquitectura del Eclecticismo en Valencia. Vertientes de la arquitectura valenciana entre 1875 y 1925, Valencia, Ayuntamiento, 1983, págs. 376-178; F. J. Delicado Martinez, “Palacetes, villas de recreo y residencias urbanas valencianas en la trayectoria arquitectónica del maestro de obras Peregrín Mustieles y Cano (1847-1905)”, en Archivo de Arte Valenciano (Valencia, Real Academia de Bellas Artes de San Carlos) (2001) págs. 55-65.

 

Francisco Javier Delicado Martínez