Sousa, Gabriel Soares de. ¿Lisboa? (Portugal), p. m. s. xvi – Bahía (Brasil), c. 1591. Señor de engenho (fábrica), sertanista (especialista en el interior de Brasil) y escritor que vivió en la capitanía de Bahía.
Portugués, tal vez natural de Lisboa, donde vivían en la década de 1580 dos hermanas. Tenía otro hermano, João Coelho de Sousa, también radicado en Bahía. Estuvo casado con Ana de Argolo, sin descendencia directa o colateral, lo que le hizo donar sus bienes al Monasterio de São Bento de Bahía. De origen hidalgo, fue a Brasil en la armada de Francisco Barreto, que salió de Portugal el 18 de abril de 1569.
Instalado en Salvador, compró seis terrenos en la ciudad y fue propietario de dos engenhos (fábricas) de azúcar, uno en Jaguaribe y otro próximo al río Jequiriçá, éste en sociedad con su hermano. También era responsable de una aldea de “indios administrados”, forma jurídica análoga a la encomienda española, inmediatamente a continuación convertida en exclusiva de las órdenes religiosas.
Mientras Gabriel Soares permaneció al frente de la gestión de sus bienes, su hermano realizó incursiones por el interior bahiano en busca de metales preciosos.
En el momento de su muerte, en una expedición, consiguió enviar a su hermano un itinerario y muestras de minerales. A partir de ahí, Gabriel Soares se decidió a encontrar las minas que supuestamente existían en el interior, admitiendo que debería tomar por eje de penetración el río São Francisco.
Con objeto de conseguir autorización y apoyo de las autoridades metropolitanas para realizar la expedición, viajó en 1584 a la Corte de Madrid. Realizó diversos contactos para fortalecer su pleito y en esa ocasión, ya en 1587, ofreció a Cristóvão de Moura, miembro del Consejo de Portugal y el más influyente de los consejeros portugueses de Felipe II, una enardecida obra que describía las condiciones materiales de Brasil, con la esperanza de motivar a las autoridades a apoyarlo. Durante su estancia europea estableció contacto con Francisco de Sousa, a quien consiguió entusiasmar con el proyecto al que se dedicaba. Pero fue tan sólo en 1590 cuando consiguió de Felipe II el apoyo que buscaba. Éste consistió en colocar a sus órdenes doscientos indios, en autorizarlo a retirar de las prisiones los condenados a destierro, siempre que fuesen artesanos, para acompañarlo, en permitir que hiciese promesas de recompensas a los que se destacasen en la tarea y en poder conceder el foro de caballero hidalgo hasta a cien de sus acompañantes. Además de eso, obtuvo transporte y alimentación para la expedición durante el viaje oceánico y al gobernador de Brasil se le determinó que le diese el equivalente a cincuenta quintales de algodón en rama por cuenta de la Hacienda Real. El propio Soares recibía el título de “capitán-mayor y gobernador de la conquista y descubrimiento del río de São Francisco” y la concesión de ocho hábitos de Cristo, seis a parientes suyos, acompañados de hidalguía y dos a otros capitanes. Tenía competencia para nombrar oficiales de justicia y hacienda, en su territorio, y para designar sucesor. Podría además, a su juicio, atravesar los límites del río São Francisco, si así lo juzgase conveniente.
Gabriel Soares partió de Lisboa el 7 de abril de 1591, en la urca holandesa Grifo Dorado, con alrededor de trescientos sesenta hombres. El navío se averió en la desembocadura del río Vasa Barris, al norte de Salvador, y el grupo se desplazó a pie hacia la capital, donde ya gobernaba Francisco de Sousa. Siempre apoyado por el gobernador-general, dio inicio a la expedición, que penetró más de cien leguas en busca del nacimiento del São Francisco y de las minas que ambicionaba, fundando dos arrabales a una distancia de cincuenta leguas entre sí. No sólo no encontró las minas, sino que tuvo idéntico destino al de su hermano, falleciendo de fiebres que atacaron a varios de los expedicionarios.
Su sucesor, el maestre de campo Julião da Costa estacionó la expedición y solicitó instrucciones al gobernador-general. Francisco de Sousa ordenó el regreso y recogió las rutas elaboradas.
No obstante el fracaso material verificado, la expedición de Gabriel Soares de Sousa fue importante para mejorar el conocimiento geográfico del interior y para los esfuerzos posteriores de penetración en la región donde, más de cien años después, efectivamente se descubrieron grandes yacimientos auríferos.
A pesar de la relevancia de su contribución a la expansión territorial de Brasil, los esfuerzos de Gabriel Soares de Sousa habrían tenido un reconocimiento mucho menor si no fuese por la obra que redactó conteniendo una minuciosa y rica descripción del Brasil de la década de 1580 y que ofreció en carta a Cristóvão de Moura, fechada el 1 de marzo de 1587, en la cual lamentaba la falta de conocimiento, en el reino, de las “grandezas y rarezas de esta provincia”.
Inédita hasta el siglo xix, la obra de Gabriel Soares de Sousa pasó por muchas dificultades hasta ver sus ediciones finalmente establecidas concienzudamente.
El hecho de que permaneciera inédita no significa que hubiese un absoluto desconocimiento. Circularon diversas copias manuscritas del texto desde finales del siglo xvi, lo que se comprueba por su utilización por otros autores, como Pedro Mariz, en 1599, fray Vicente do Salvador, en 1627, y fray Antonio de Santa Maria Jaboatão, en 1761. La obra está constituida por dos partes, el “Roteiro geral da costa brasílica” y el “Memorial e declaração das riquezas da Bahía”.
La primera edición parcial del libro de Gabriel Soares de Sousa tuvo lugar en 1801, en Lisboa, debiéndose al naturalista fray José Mariano da Conceição Veloso. De los ciento noventa y seis capítulos que componen las ediciones definitivas, se publicaron ciento cuarenta y cuatro, setenta y cuatro del “Roteiro” y setenta del “Memorial”, con el título Descrição geográfica da América portuguesa.
La segunda edición, bajo el título Notícias do Brasildescrição verdadeira da Costa daquele Estado, que pertence ao Reino de Portugal, sítio da Bahia de Todos os Santos, fue publicada en 1825 por la Real Academia de las Ciencias de Lisboa, sin el nombre del autor.
En 1839 el entonces joven diplomático e historiador Francisco Adolfo de Varnhagen publicó un artículo en la Coleção de notícias para a história e geografia das Nações ultramarinas, de la misma Academia, en el cual identificó al autor del texto publicado anteriormente como señor de engenho y vereador (concejal) en el Ayuntamiento de Salvador Gabriel Soares de Sousa.
De ahí en adelante Varnhagen se dedicó a la tarea de realizar el establecimiento definitivo del texto, lo que le hizo comparar más de una decena de copias manuscritas existentes en diferentes archivos y bibliotecas en Lisboa, Porto, Évora, Río de Janeiro, Madrid y París.
El libro, en su tercera y mejor edición, fue publicado en Río de Janeiro, en 1851, como el volumen XIV de la Revista do Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro.
En 1879 se publicó una cuarta edición, que también incorporó los comentarios de Varnhagen. En el siglo xx, las diversas ediciones se basaron en la tercera, considerada la mejor documentada (1938, 1945, 1971, 1974, 1978 y 2000), siendo las de 1945 y 1974 anotadas por otros historiadores. Hay una edición española del texto, preparada por Cláudio Gans y con las notas de Varnhagen; ésta se basa en el texto en español existente en la Biblioteca Real de Madrid y fue publicada en 1958 con el título Derrotero general de la costa del Brasil y Memorial de las grandezas de Bahía.
El título que fue dado a la obra por Varnhagen, Tratado descritivo do Brasil em 1587, se convirtió finalmente en la denominación definitiva del libro de Gabriel Soares de Sousa.
El Tratado comprende, por tanto, dos partes, el “Roteiro geral da costa brasílica” y el “Memorial e descrição das riquezas da Bahía”. En la primera, tras una breve narrativa histórica del descubrimiento de Brasil, el autor describe el litoral desde la desembocadura del río Amazonas, donde admite que se encontraba el límite determinado por el tratado de Tordesillas, hasta la región del río de la Plata. La descripción incluye las características más importantes del litoral, la desembocadura de ríos y breves informaciones históricas, como la ocupación portuguesa, los conflictos con corsarios franceses y las relaciones con los indígenas, amistosas o guerreras. Al referirse al río São Francisco, cuya grandeza exalta, se refiere a los indígenas que lo habitaban, indicando las denominaciones con que eran conocidos en la época: tupinambás, tapuias, tupinaés, amoipiras, ubirajaras y amazonas. En el mismo texto menciona otros indígenas, que utilizaban joyas y adornos de oro y que vivirían en el Gran Lago, donde estaría el nacimiento del gran río. Fue en busca de este sueño —que finalmente no se revelaría como un absurdo geográfico, ya que en los ríos que dan origen al São Francisco efectivamente había oro, descubierto más de cien años después y convirtiéndose en la capitanía das Minas Gerais—, por lo que Gabriel Soares de Sousa se desplazó a España, consiguió el apoyo real y acabó muriendo durante la expedición.
La segunda parte del libro comprende una narrativa histórica de Bahía desde la llegada del primer gobernador- general de Brasil, en 1549, hasta 1557, así como una descripción detallada de la ocupación territorial de la región, con sus poblados, iglesias y engenhos (fundiciones/ fábricas). Del título V al XVI este libro contiene importantes informaciones botánicas y sobre aves, mamíferos, peces y otros animales. Los títulos XVI y XVII tratan de informaciones etnográficas sobre los indígenas con los que los portugueses tenían contacto, y se convirtieron en una importante fuente para antropólogos e historiadores que trataron la temática.
Los dos últimos títulos se refieren a la defensa de Bahía, preocupación constante en su época y a los metales ya conocidos, y de los que se tenía noticia.
Muy importante, para entender el punto de vista del autor, es el prólogo de la primera parte o “Roteiro”, en el cual elogia el interés por Brasil manifestado por la política de don João III, muerto en 1557, y critica a los gobiernos posteriores del reino, hasta 1580, por haber dejado “desamparada” la colonia, buscando incitar así al nuevo rey, Felipe II, a volver a la política anterior.
La recepción crítica de la obra de Gabriel Soares de Sousa, a pesar de su tardía edición, fue muy positiva.
Varnhagen, que estableció el texto definitivamente, lo consideró “el más enciclopédico de la literatura portuguesa en ese período”. Manuel de Oliveira Lima afirma que el Tratado vale por “todo el bagaje literario del siglo xvi”. Capistrano de Abreu afirmó que “fue la enciclopedia viva del siglo xvi”. Pirajá da Silva, subrayando el carácter enciclopédico de la obra, recordó que “llegó a despertar dudas si sería trabajo de un solo escritor, o colaboración de varios”. Rubens Borba de Morais consideró el texto “de los más preciosos y completos de la vida brasileña en el siglo xvi”. Su último editor, Leonardo Dantas Silva, se refirió a él como “uno de los estudios mas importantes sobre la América portuguesa en el primer siglo de su descubrimiento”.
El historiador de la historiografía José Honório Rodrigues considero a Gabriel Soares de Sousa “el mayor de todos los cronistas de esa época”.
Obras de ~: Tratado descritivo do Brasil em 1587, Rio de Janeiro, Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro-Laemmert, 1851 (Rio de Janeiro, Tipografia de João Inácio da Silva, 1879; São Paulo, Companhia Editora Nacional, 1938); Notícia do Brasil, São Paulo, Martins, 1945; Derrotero general de la costa Del Brasil y Memorial de las grandezas de Bahia, Madrid, Cultura Hispánica, 1958 (São Paulo, Companhia Editora Nacional, 1971; São Paulo, Edgard de Cerqueira Falcão, 1974; São Paulo, Companhia Editora Nacional, 1978; Recife, Editora Massangana, 2000).
Bibl.: J. Capistrano de Abreu, Caminhos antigos e povoamento do Brasil, Rio de Janeiro, Briguiet, 1931; Capítulos de história colonial, Rio de Janeiro, Briguiet, 1954; F. A. de Varhnagen, História geral do Brasil, São Paulo, Melhoramentos, 1975; J. H. Rodrigues, História da história do Brasil, São Paulo, Companhia Editora Nacional, 1979; F. de Assis Carvalho Franco, Dicionário de bandeirantes e sertanistas, São Paulo, Edusp-Itatiaia, 1989; A. Wehling, Estado, História, Memória: Varnhagen e a construção da identidade nacional, Rio de Janeiro, Nova Fronteira, 1999; A. Wehling y M.ª J. Wehling. Formação do Brasil colonial, Rio de Janeiro, Nova Fronteira, 1999; L. H. Dias Tavares. História da Bahia, São Paulo, Universidade Estadual Paulista (UNESP), 2001.
Arno Wehling