Arniches Moltó, Carlos. Madrid, 24.IX.1895 – 12.X.1958. Arquitecto e intelectual.
Era el hijo mayor de Pilar Moltó y del prestigioso escritor Carlos Arniches, familia culta de la burguesía madrileña. El clima de ingenio y llaneza en el que se formó fue determinante para su rumbo profesional, marcado por el sentido personal de los temas tradicionales y por su estrecha conexión con el mundo intelectual de las tertulias madrileñas, verdadero foro crítico de la época.
Comenzó sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Madrid en 1911 y se tituló en 1923. Su etapa de estudiante estuvo marcada por una enseñanza arcaica heredera del academicismo novecentista, poco práctica y cuyos efectos se esforzó por neutralizar, lo que fue posible gracias a su colaboración profesional con Secundino Zuazo, acicate de los jóvenes arquitectos hacia la modernidad. Con él colaboró en numerosas obras a lo largo de su carrera y en su estudio trabó contacto con su socio y amigo, Martín Domínguez.
La primera obra que hizo fue el estudio para el pintor Daniel Vázquez Díaz y su mujer, la escultora Eva Aggelhorm, en el jardín de su casa en Madrid. Algunos de sus principios arquitectónicos habían sido expuestos en el Trabajo de Urbanismo en Elche publicado cuando era aún estudiante, y seguía fiel a la idea de emplear los recursos de la tradición cultural española interpretados “a la moderna”. Así consiguió despegarse del historicismo aprendido y acercarse a las corrientes centroeuropeas. Sentó las bases del expresionismo español, y buena muestra de ello es su intervención en el Café Granja El Henar, que iría depurando y refinando durante el resto de su vida marcado por los mismos elementos clave que regían el alemán, con la plaza —centro de la vida española y crisol social del país— como mito en oposición al germano de la montaña, y arcos, mocárabes, faroles y vivos colores en los paramentos como elementos reconocibles propios de la idiosincrasia española, para el que buscaba un estilo moderno con carácter, patente ya en sus primeras obras. Cuando Le Corbusier visitó durante su estancia en Madrid la Casa de Edgar Neville reformada por él, no pudo por menos de exclamar que era asombroso (“C’est épatant!”).
Los elementos compositivos superficiales fueron desapareciendo a lo largo de su trayectoria, dando paso a un refinamiento y una pureza de líneas que ya no abandonaría. En esa línea se desarrolló su trabajo para la Junta de Ampliación de Estudios hasta 1939, de la que en 1927 fue nombrado arquitecto.
El crecimiento de la Junta desde 1928 requirió la construcción de nuevos edificios, como la Sección Preparatoria del Instituto Escuela, el auditorio y biblioteca de la calle de Serrano, el nuevo pabellón de la Residencia de Señoritas Estudiantes, el Parvulario del Instituto Escuela y la Fundación Nacional, todos obra suya. En ellos, con los mínimos medios disponibles, alcanzó la máxima expresividad por medio de una técnica y una realización impecables. El tema de la plaza adoptaba ahora la variante del claustro como foro de estudio y de reflexión, como ocurrió en el auditorio.
Su evolución ideológica y profesional quedó reflejada en los artículos que constituyen su colaboración quincenal con el diario El Sol entre los años 1926 y 1928, titulados genéricamente “La Arquitectura y la Vida”. En ellos expresa sus ideas sobre los avances que la nueva arquitectura ofrecía a la sociedad para modernizarse y tener una vida más cómoda, y sirvieron para poner sus conocimientos al alcance del público. Fue también el inicio de su asociación con Martín Domínguez, con quien hizo numerosas obras antes de la Guerra Civil en el estudio del Hotel Palace de Madrid. La relación con El Sol terminó al ganar en 1928, con su socio, el Concurso de Albergues para Automovilistas convocado por el Patronato Nacional de Turismo. El encargo consistía en construir doce pequeños hoteles de carretera distribuidos por las principales vías españolas, en parajes escogidos por su belleza natural. Su proyecto planteaba dos soluciones que se adaptarían a las necesidades y a las características de cada zona en la elección de los materiales, de modo que la ejecución de las obras se agilizase todo lo posible y se garantizase la armonía con el entorno.
Su prestigio se consolidó al ganar el Concurso del Nuevo Hipódromo de Madrid, de nuevo en colaboración con su socio. El proyecto presentado combinaba tanto el deporte como el espectáculo, utilizando el viejo tema de la plaza como leitmotiv, ahora lineal y abierta a la pista de carreras mediante unas arquerías que, con las viseras de las gradas, acompañan con sus ondulaciones el máximo esfuerzo del caballo al galope, a su llegada a la meta, favoreciendo la unión entre público y caballos.
Tras la Guerra Civil, que le convirtió en “arquitecto de trincheras”, se negó a exiliarse con el resto de su familia. No quería abandonar España ni a sus amigos e iba a casarse con su novia, Manuela Falces, aunque ello le obligó a afrontar la depuración profesional y sus consecuencias. Sólo el apoyo de algunos colegas y amigos le permitió rehacerse y superar la situación. Inicialmente otros hubieron de firmar sus obras, pero nunca le faltaron clientes dado su prestigio y, además de los muchos encargos privados, tuvo ocasión de participar en la relanzada colonización agraria con la que la Dictadura quería impulsar la economía. Realizó dos poblados que figuran entre sus mejores obras, sin duda las más importantes de su posguerra: Gévora (Badajoz) y Algallarín (Córdoba).
Esta fase final de su vida le permitió conocer a algunos de los jóvenes más pujantes de entonces, con los que mantuvo una estrecha relación, como, principalmente, José Luis Fernández del Amo, lo que explica la transferencia de principios arquitectónicos entre ambas generaciones y el papel clave de Carlos Arniches como punto de partida del Movimiento Moderno español.
Obras de ~: Cobertizo para un pintor, Madrid, 1923; Café Granja El Henar, Madrid, 1926, reformado con M. Domínguez en 1935; Casa en Alfonso XII, Madrid, 1926; con M. Domínguez: Camisería Regent, Madrid, 1927; Automóviles Ballot, Madrid, 1927; Proyecto de Hotel Municipal en Córdoba, Córdoba, 1928; La Alamiriya, Córdoba, 1930; Sección Preparatoria del Instituto Escuela, Madrid, 1930; Café Zahara, Madrid, 1930; Auditorio de la Residencia de Estudiantes, Madrid, 1931; Residencia de Señoritas Estudiantes, Madrid, 1932; con S. Zuazo, Estudios de cine C.E.A., Madrid, 1932; con S. Zuazo, Parvulario del Instituto Escuela, Madrid, 1934; con S. Zuazo, Estación de enlaces ferroviarios de los Nuevos Ministerios, Madrid, 1934; con S. Zuazo, I Exposición Nacional del Cultivo del Tabaco, Madrid, 1935; Hipódromo de La Zarzuela, Madrid, 1935; con M. Domínguez, Albergues de carretera, doce localidades españolas, 1928-1935; Fundación Nacional, Madrid, 1936; Farmacia, Madrid, 1943; Real Coliseo de Carlos III, San Lorenzo de El Escorial, 1943; Café La Elipa, Madrid, 1944; Centro de Estudios del Tabaco, Sevilla, 1944; Casa en El Escorial, Madrid, 1944; Casa en Torrelodones, Madrid, 1946; El Pinarillo, S. L. de El Escorial, 1947; Café Gijón, Madrid, 1948; Casa de fin de semana, El Escorial, 1949; La Marca, Valencia, 1949; Palacio Longoria, Madrid, 1950; Huerto de Santa Isabel, Madrid, 1951; Valdepajares de Tajo, Cáceres, 1952; Algallarín, Córdoba, 1953; Gévora, Badajoz, 1954.
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Concepción Díez-Pastor Iribas