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Antonio de Quintanadueñas

Biografía

Quintanadueñas, Antonio de. Alcántara (Cáceres), 1600 – Sevilla, 16.VIII.1651. Jesuita (SI), escritor hagiógrafo y moralista.

Fue estudiante en el Colegio sevillano de la Compañía, el cual se encontraba bajo la advocación de San Hermenegildo, antes que decidiese su entrada en el noviciado como jesuita en la propia ciudad hispalense, en febrero de 1616. Un período de probación transcurrió en Sevilla en el noviciado de San Luis. Prosiguió en su formación en Artes y Teología en el mencionado de San Hermenegildo, entre 1618 y 1625. Comenzó su carrera como maestro en los Colegios de Jerez y Écija. Realizó la tercera probación en Baeza, comenzando después su dimensión como operario jesuita, como prefecto inicialmente de la congregación estudiantil en el Colegio de Osuna. En estas funciones, era lógica su presencia en la casa profesa de Sevilla, un domicilio donde vivían predicadores y confesores que no podían tener rentas propias sino únicamente limosnas.

Se suponía que en las casas profesas se tenían que alcanzar los ideales de los padres profesos, una auténtica elite dentro del Instituto ignaciano. Fue, además, por espacio de seis años rector del Colegio irlandés de la Purísima Concepción, el cual estaba destinado a la formación de sacerdotes católicos irlandeses para Irlanda.

Una casa semejante a otras que existían de las mismas características siguiendo el modelo de Salamanca para los irlandeses o de Valladolid para los ingleses. También en Sevilla, y desde 1592, existía un Seminario de ingleses —el de San Gregorio—, dirigido por los jesuitas y con idéntica función. Participó, así pues, en la condición de la ciudad hispalense como capital jesuítica de Andalucía. Ejerció, además, como examinador sinodal de la archidiócesis hispalense.

Quintanadueñas destacó en la dimensión de catequista y de misionero popular, desarrolladas en la mencionada archidiócesis, en la atención a los enfermos, a los moribundos en su lecho de muerte, a los presos en las cárceles —fue por espacio de catorce años prefecto de las prisiones—. Se especializó en la difusión y prestigio de los “jubileos”, a través de numerosas pláticas que pronunció, por lo que se empezaron a conocer, desde entonces, como “jubileos de las pláticas”. Se empleó, especialmente, con las víctimas de la peste que invadió Andalucía en 1649. A tanto llegó la intensidad de estos trabajos que Quintanadueñas sufrió contagio y a punto estuvo de perder la vida. Una peste que afectó, especialmente, a muchos de los miembros de la comunidad de la casa profesa de Sevilla por estas mismas razones. No sólo fue operario en ministerios activos, sino que destacó como escritor. Su obra Instrucción de ordenantes y ordenados era eminentemente práctica, por lo que fue repetidamente editada. Incluía, además, un examen para confesores y predicadores.

A su listado de producción bibliográfica se unían otros títulos de casuística moral, sobre los mencionados jubileos —en lengua castellana—, sobre los sacramentos y preceptos de la Iglesia —en lengua latina—.

Aportación que, en el campo de la moral, fue bien acogida por autores de gran éxito como fue san Alfonso María de Ligorio. Explicó la bula Cum Ecclesiae de Urbano VIII, promulgada en enero de 1642, por la cual se prohibía el uso del tabaco dentro de las iglesias y de los edificios anejos de la archidiócesis de Sevilla. Recibió encargos del arzobispo primado de Toledo, el cardenal Bartolomé de Moscoso y Sandoval.

Quintanadueñas escribió sobre los santos de los mencionados arzobispados de Sevilla y Toledo, las dos archidiócesis más importantes de la Iglesia española.

Su dimensión y producción como hagiógrafo fue criticada por Martín de Arnaya Maldonado, afirmando que en el tratado de los santos sevillanos se basaba en los falsos cronicones. Dejó otras páginas manuscritas y no publicadas como las que respondían al Supplementum Scriptorum Provinciae Beticae. El mencionado cardenal Moscoso le llamó en dos ocasiones a Madrid, la segunda finalizó unos pocos meses antes de su muerte. Desde la propia Compañía de Jesús, se le distinguía por sus aportaciones y aprovechamiento en el campo de la historia y la moral, de los ministerios activos como operario. A su fallecimiento, sus virtudes fueron destacadas por el prepósito de la casa profesa de Sevilla, Francisco de Silva.

 

Obras de ~: Retiro de las conversaciones profanas de monjas, Madrid, 1631; Vida de la Infanta Doña Sancha Alfonso del hábito y orden de Santiago, hermano del Santo Rey D. Fernando, Madrid, 1631; Gloriosos mártires de Osuna, Arcadio, León, Donato, Nicephoro, Abundancia y nueve compañeros suyos, Sevilla, por Francisco Lyra, 1632; Santos de la civdad de Sevilla y su Arzobispado: Fiestas que sv Santa Iglesia Metropolitana celebra, Sevilla, por Francisco Lyra, 1637; Instrucción de Ordenantes y Ordenados, Compendio de las cosas que deven saber y guardar en sus Órdenes y les preguntan en sus Examenes: con un aprendiz del Examen de Confesores y Predicadores, Sevilla, por Francisco Lyra, 1640; Casos ocurrentes en los Jubileos de dos semanas, Sevilla, por Simón Fajardo, 1641; Nombre Santíssimo de María: su Excelencia, Significados, Veneración y Efectos, Sevilla, por Francisco Lyra, 1642; Singularia Theologiae moralis ad septem Ecclesiae Sacramenta, Sevilla, por Francisco Lyra, 1645; Santos de la Imperial Ciudad de Toledo y su Arzobispado: Excelencias que goça su Santa Iglesia: Fiestas que celebra su ilustre Clero, Madrid, por Pablo de Val, 1651; Serenísima infanta, gloriosa virgen. Doña Sancha Alfonso, Madrid, 1652; Singularia moralis Theologiae ad quinque Ecclesiae preacepta, Madrid, por Pablo del Val, 1652; Vida de la venerable Infanta Doña Sancha Alfonso, Comendadora de la Orden militar de Santiago, hija del Rey de León, D. Alfonso IX, Madrid, por la Junta General de la Asociación de Católicos en España, 1882.

 

Bibl.: C. Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, vol. VI, Bruxelles, Oscar Schepens, 1894, págs. 1345- 1347; F. B. Medina, “Quintanadueñas, Antonio de”, en Ch. O’Neill y J. M.ª Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, vol. IV, Roma-Madrid, Institutum Historicum Societatis Iesu, Universidad Pontificia de Comillas, 2001, págs. 3269-3270.

 

Javier Burrieza Sánchez