Mendinueta y Múzquiz, Miguel de. Elizondo (Navarra), X.1739 – Madrid, 13.VI.1806. Gobernador del Consejo de Castilla, caballero de la Orden de Santiago.
Nacido en la localidad de Elizondo del navarro valle de Baztán, cuna de numerosos miembros de la Administración central de la Monarquía hispana, Miguel de Mendinueta y Múzquiz fue bautizado en Elizondo el 22 de octubre de 1739. Hijo de Juan Martín de Mendinueta, regidor del valle de Baztán y de Josefa Múzquiz y Goyeneche, estaba emparentado con numerosos miembros de la Administración de la Monarquía, además de ser nieto de Francisco de Mendinueta, uno de los principales financieros hispanos del reinado de Felipe V.
Su peculiar formación, caracterizada por un continuo periplo por varias universidades, comenzó con diferentes estudios sobre Retórica y Filosofía en el Colegio de la Concepción de Orihuela. De allí se trasladó a estudiar Derecho Civil y Canónico en la Universidad de Toulouse, en donde se graduó de bachiller.
Tras la consecución de dicho título fue a la Universidad de Valladolid, donde continuó sus estudios de Jurisprudencia hasta que, de nuevo, en 1761, consiguió una beca de estudios en el Colegio Español de Bolonia y fue presentado para tal plaza por el todopoderoso secretario de Estado y del despacho Ricardo Wall. Fue recibido en el Colegio Español de Bolonia el día 8 de diciembre de 1761 para finalizar sus estudios.
Permaneció en la ciudad italiana opositando a varias cátedras, hasta su definitivo nombramiento como catedrático de Cánones de la Universidad de Bolonia en diciembre de 1766.
A partir del año siguiente, 1767, su nombre se tuvo en cuenta en diversas ternas presentadas por la Cámara de Castilla para diferentes cargos en audiencias hispanas, hasta que, finalmente, el 3 de agosto de 1768 fue consultado por la Cámara en primer lugar por cuatro votos (conde de Aranda, Manuel Ventura de Figueroa, Miguel María de Nava y Campomanes) y en tercer lugar por un voto (Francisco José de las Infantas) del total de seis para alcalde del Crimen de la Chancillería de Valladolid. Dicha consulta fue resuelta favorablemente por el Monarca y, así, el 29 de agosto se publicó el nombramiento y entró a formar parte de esta manera de la judicatura hispana, por lo que tuvo que abandonar tierras italianas. Aun así, antes de regresar a España fue comisionado, por licencia de 26 de septiembre de 1768, para llevar a cabo un viaje por Italia durante el que visitó Roma y Nápoles, antes de su regreso a España que no se produjo hasta enero del siguiente año, 1769, cuando ya, finalmente, se incorporó a sus labores en la Chancillería vallisoletana.
Tras dos años en su cargo de alcalde del Crimen, a partir del verano de 1771 volvió a aparecer, sin éxito, entre consultas de la Cámara de Castilla para diferentes empleos, pero no fue hasta 1773 cuando consiguió el ansiado ascenso. En una consulta elevada por la Cámara de Castilla el 11 de agosto de 1773 para una vacante de oidor en la Chancillería de Valladolid, Mendinueta y Múzquiz fue consultado en primer lugar por dos votos (conde de Aranda y Manuel Ventura de Figueroa) y en segundo lugar por tres (Francisco Mata, Andrés Maraver y Campomanes). En este caso Carlos III estuvo de acuerdo con la opinión de sus camaristas y designó al candidato como oidor de la Chancillería de Valladolid. Su nombramiento se publicó el 6 de septiembre, y tomó posesión el primero de octubre de ese mismo año.
El siguiente ascenso en su cursus honorum, el traslado a Madrid, se llevó a cabo de una manera mucho más rápida. Al año siguiente, el 20 de abril de 1774.
fue consultado por la Cámara en primer lugar por todos los votos como fiscal del Consejo de Órdenes.
Ratificada tal elección por el Monarca, el nombramiento se publicó el 27 de junio Mendinueta se incorporó al tribunal en agosto. El nombramiento de fiscal del Consejo de Órdenes trajo consigo su designación como caballero de la Orden militar de Santiago el 14 de agosto de dicho año, coincidiendo con sus preparativos para hacerse cargo de la fiscalía del Consejo.
Cinco años después, ya asentado en Madrid, fue el momento oportuno para contraer matrimonio. Así, tras la correspondiente licencia matrimonial concedida el 17 de diciembre de 1779, se casó con Josefa Felipe Martínez de Haedo.
Tras el matrimonio, los ascensos de su carrera continuaron periódicamente. Así, en 1781 consiguió la designación como consejero de Castilla. Tras ser propuesto por una consulta de 2 de mayo sin éxito, en la de 21 de noviembre fue consultado por todos los camaristas en primer lugar por todos los votos. La recomendación de la Cámara fue tenida en cuenta por Carlos III, quien le designó para el puesto, cuya resolución fue publicada el 28 de enero de 1782. Dos días después, el 30 de enero, el propio Mendinueta aceptó el cargo en misiva dirigida al secretario de Justicia de la Cámara de Castilla.
Los consejeros de Castilla tenían que llevar a cabo, además de su trabajo como tales, toda una serie de comisiones y juzgados privativos que ocupaban una buena parte de su labor diaria. Así, Mendinueta, además de sus labores como consejero, tuvo que desempeñar a lo largo del tiempo una serie de comisiones entre las que se conocen su nombramiento como director de la Universidad de Cervera en 1783, su designación como consejero asesor del Consejo de Castilla en el Consejo de la Inquisición de 18 de septiembre de 1787. Entre las comisiones que como consejero de Castilla debía llevar a cabo destaca su nombramiento como juez conservador de Montes de las veinticinco leguas alrededor de la corte, cargo del que dimitió el 11 de julio de 1802 tras solicitar la asesoría del Real Sitio de El Pardo, que le fue concedida el 18 del mismo mes.
Tras veintiún años como consejero de Castilla, el 15 de julio de 1802 fue nombrado por Carlos IV camarista de la Cámara de Castilla, mientras que su dilatada carrera administrativa en el Consejo de Castilla le llevó a ser nombrado consejero decano, lo que le trajo consigo más adelante su nombramiento como gobernador interino del Consejo de Castilla y, por ende, de la Cámara de Castilla el 12 de marzo de 1805. En ese día fue cesado como gobernador el conde de Montarco se decidió no nombrar a ningún sustituto y elevar al consejero decano, Mendinueta, al cargo de gobernador interino. Esta decisión era una prueba más de los intentos por parte de Godoy de desacreditar un cargo que, en circunstancias normales, podía competir en dignidad con el del valido. Esta circunstancia fue aprovechada por Mendinueta para hacerse cargo del Consejo y Cámara de Castilla, hasta su fallecimiento a causa de un ataque de perlesía en el propio Palacio de los Consejos el 13 de junio de 1806.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Gracia y Justicia, legs. 159 y 163; Archivo Histórico Nacional, Consejos Suprimidos, lib. 1183, legs. 13532 y 13533; Estado, legs. 6380 y 6403; Órdenes Militares, lib. 170; Santiago, exp. 5145; Fondos Contemporáneos, Hacienda, legs. 505 y 649; Inquisición, lib. 455; Archivo General de Palacio, Expedientes Personales, caja 669, exp. 6; Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Madrid, Protocolo 20087.
M. Rubio y Borrás, Historia de la Real y Pontificia Universidad de Cervera, vol. I, Barcelona, Joaquín Horta, 1915-1916, págs. 220-221; A. Pérez Martín, Proles aegidiana, Bolonia, Publicaciones del Real Colegio de España, 1978, págs. 1669- 1671; J. Fayard: Los ministros del Consejo Real de Castilla (1621-1788). Informes biográficos, Madrid, Hidalguía-Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Salazar y Castro, 1982, págs. 205-206; C. Domínguez Rodríguez, Los oidores de las salas de lo civil de la Chancillería de Valladolid, Valladolid, Secretariado de Publicaciones e Intercambio Científico de la Universidad, Asociación para la Defensa y Conservación de los Archivos, 1997, pág. 68; S. Arrequeta (coord.), Francisco Mendinueta: finanzas y mecenazgo en la España del siglo xviii, Pamplona, EUNSA, 2002, pág. 99.
Manuel Amador González Fuertes