Gil de la Sierpe, Diego. ¿América?, s. m. s. xvi – s. m. s. xvii. Gobernador y capitán general, interino, de Venezuela en 1623.
Era hijo del licenciado Gil de la Sierpe, oidor de la Real Audiencia de Santo Domingo. Al conocer esta Audiencia el fallecimiento del gobernador y capitán general de la provincia de Venezuela, Juan de Triviño, conforme a sus competencias, nombró a Gil de la Sierpe para ocupar el interinato, hasta que el Rey procediera a un nombramiento firme. Consta que tomó posesión en Coro, y dio cuenta por carta al Cabildo de Caracas, donde se le reconoció por gobernador interino el 12 de septiembre de 1623. Dice L. A. Sucre (1928) que en ninguna historia de Venezuela aparece su nombre, “y sin embargo no fue de los que pasan sin dejar huella; muy al contrario: por muchos años quedó grabado en la memoria de los caraqueños el ingrato recuerdo de su gobierno”. Sí aparece mencionado su nombre en historias.
En sólo unas semanas de gobierno cometió tal cantidad de desafueros, tropelías y agravios, que el Ayuntamiento de Caracas, el 31 de diciembre de 1623, adoptó por unanimidad y “para mejor servicio de Dios y del Rey”, privarlo del gobierno y apresarlo.
Decisión muy importante, insólita casi. Se comisionó al alguacil mayor García de Loaysa para que ejecutase la prisión, y se mandó a pregonar en la Plaza Mayor para que nadie obedeciera sus mandatos u órdenes, “ni sea osado de favorecelle en manera alguna”. Se detuvo al gobernador y no lo mandaron a la cárcel, pues fue retenido “en los altos de las Casas del Cabildo para que esté con más decencia”.
Hechas las oportunas averiguaciones y declarado culpable, resolvieron trasladarlo preso a España, para lo que se ordenó al capitán Miguel de la Torba su custodia en viaje a La Guaira, y al capitán y piloto de la Marina Real Pedro de Lovera, para mandar la nave, custodiarlo y entregarlo en Sevilla al Consejo de Indias.
Se remitieron al procurador general en Madrid del Cabildo Bartolomé de Monasterio las actuaciones y poderes para la querella “de toda esta República al dicho Don Gil de la Sierpe”. Por desgracia, se ignora el resultado de esta importante querella. Sin embargo, sí consta en el Cabildo de Caracas que sus Regidores fueron multados con 300 ducados cada uno, lo cual no quiere decir que Gil de la Sierpe resultase absuelto, pues dichas multas obedecen más bien al modus operandi del Cabildo caraqueño, mas no al fondo de la cuestión. L. A. Sucre (1928) supone que, con esta actuación de un Cabildo contra el gobernador, “principió a manifestarse el sentimiento de nacionalidad criolla, irrogándose el Cabildo, en resguardo de los intereses de los naturales, facultades que no tenía”; aunque “las competencias fueron en un principio provocadas por el sentimiento de nacionalidad [...] estableciéndose la lucha entre el Ayuntamiento, representante de los naturales, y los otros poderes, más o menos extraños a la nacionalidad”.
El 22 de febrero de 1680 se nombró tesorero y factor en Acapulco y el 15 de octubre de 1681 Tesorero de la Hacienda a un Diego Gil de la Sierpe, homónimo o, posiblemente, descendiente, de este mal gobernador (Títulos de Indias, 1954).
Fuentes y bibl.: Archivo del Ayuntamiento de Caracas, Actas del 10 de octubre, 27 y 31 de diciembre de 1623, y 1, 6, 10 y 24 de enero y 10 de febrero de 1624.
L. A. Sucre, Gobernadores y Capitanes Generales en Venezuela, Caracas, Litografía y Tipografía del Comercio, 1928; VV. AA., Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, vol. LVII, Madrid, Espasa Calpe, 1929, pág. 1066; Títulos de Indias, Valladolid, Archivo de Simancas, 1954, págs. 146 y 681; Historia de Venezuela, Caracas, Madrid, Edime, 1968, fascículo 29, págs. 800-802; M. Briceño Perozo, Documentos para la Historia de la Fundación de Caracas existentes en el Archivo General de la Nación, Caracas, Archivo General de la Nación, 1969, págs. 100 y 103; J. Llavador Mira, La Gobernación de Venezuela en el Siglo xvii, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1969, pág. 26; G. Morón, Historia de Venezuela, vol. III, Caracas, Italgráfica, Impresores, Editores, SRL, 1971, págs. 144-145 y 291; vol. IV, págs. 169 y 278- 279; L. Vaccari San Miguel, Gobernadores y Residencias en la Provincia de Venezuela (siglos xvi, xvii, xviii), Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1992, págs. 30, 82, 93 y 194.
Fernando Rodríguez de la Torre