Salzillo, Nicolás. Santa Maria Capua Vetere, Nápoles (Italia), 12.VII.1672 – Murcia, 7.X.1727. Escultor.
Durante mucho tiempo a la sombra de su hijo el genial escultor Francisco Salzillo y olvidado por los investigadores, Vincenzo Domenico Nicola Salzillo, hijo de Francesco Antonio Salzillo y María Gallina, fue bautizado al día siguiente de su nacimiento en la parroquia de Santa María Maggiore. De su formación escultórica se sabe que en 1689, con diecisiete años, entró en el taller de los hermanos Perrone, Aniello y Michele, ajustándose el contrato de aprendizaje por ocho años hasta 1697.
Michele muere en 1693 y Aniello en 1696. Una vez fallecidos los hermanos parece ser que la viuda de este último, Elena Serino, se ocuparía de gestionar los asuntos pendientes y de dirigir el obrador, tarea en la que parece que estuvo ayudada por el propio Nicolás que ejercería un activo papel en este sentido. Así, por ejemplo, aparece en los documentos de envío de algunas piezas a España, tal vez incluso esculpidas por él mismo. En cualquier caso, nada más se sabe de su actividad y de las obras realizadas en su patria, siendo muy reciente la atribución de algunas esculturas ejecutadas durante su primera etapa italiana. Precisamente, la última noticia documental de Nicolás en tierras napolitanas data de junio de 1697 en que aparece como testigo en un documento en relación con Elena Serio.
Entre la segunda mitad de 1697 y 1698, Nicolás Salzillo abandonó su patria para siempre, trasladándose a Murcia. Aún hoy es objeto de debate historiográfico las causas que llevaron al joven escultor a emprender el viaje y abandonar su tierra. Entre ellas se mencionan verosímilmente el papel de responsabilidad que pudo ejercer en el taller de su maestro, ocupándose por ejemplo de la terminación y entrega de obras encargadas con anterioridad al taller de los Perrone que pudieran haber quedado inacabadas y sin cobrar. Contando también con los lazos comerciales establecidos previamente con España y Murcia y tal vez aprovechando el viaje de entrega e instalación de obras in situ, intuyera las mayores posibilidades de fortuna y promoción profesional en el ambiente escultórico murciano, mucho menos competitivo y exigente que en Nápoles.
Sea como fuere, el caso es que se instaló en Murcia, donde el 30 de marzo de 1699 se casó con la citada Isabel Alcaraz. Al año siguiente compra una casa en la calle de Las Palmas que se convertiría en la casa-taller, y ese mismo año recibe el primer encargo al ganar sin oposición el concurso para la realización del paso de la Cena para la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Murcia, más tarde sustituido por otro de su hijo, pero que hoy se sigue conservando en Lorca.
A partir de esos momentos y a pesar de que repetidamente se ha indicado la limitada calidad de algunas de sus esculturas, consiguió un gran prestigio y los encargos se sucedieron regularmente de manera que llegó a alcanzar una desahogada posición.
En 1703 se le pagó un San Patricio, probable encargo del Ayuntamiento para que presidiera su sala de juntas y hoy conservado en la Catedral murciana. Inmediatamente después, en 1704, nacería el primero de los siete hijos que llegarían a la edad adulta. Se trató de una niña de nombre María Teresa. En 1707 nació su hijo Francisco que llegaría a ser el más destacado continuador de la saga familiar y para el que su padre reservó una buena formación intelectual y artística. Al igual que sucedería con el resto de sus hermanos, debió desde muy pronto ayudar en el taller familiar aprendiendo todo lo relacionado con los variados procesos de la escultura policromada, pasando a configurarse como su más directo colaborador.
Ejecutó una gran cantidad de encargos para las más importantes cofradías, templos murcianos y otras localidades de la región. Ello llevó a Nicolás, aparte de a sus propios hijos, a admitir otro buen número de colaboradores, aprendices o discípulos configurando un amplio taller con el que atender la demanda. Sólo se conoce documentalmente el nombre de dos de ellos, ambos hijos de escultores-ensambladores muy conocidos: Antonio Caro Utiel, hijo de Antonio Caro, que entró en el obrador de Nicolás Salzillo en 1707; y José López Martínez, hijo a su vez de Mateo López, que lo haría al año siguiente. A finales de ese mismo año suscribió dos contratos importantes: las tallas de La Virgen de la Asunción, San Fulgencio y Santa Fiorentina para el retablo mayor de la iglesia de Santa María de Cartagena; y el San Miguel para su iglesia titular en Murcia. A punto estuvo de no poder llegar a concluir dichas imágenes, pues poco después de protocolizar el contrato para el San Miguel debió enfermar gravemente llegando incluso a redactar testamento, fechado el 25 de noviembre de 1708. Parece que se recuperó con rapidez pues en 1709 entregaba las cuatro obras mencionadas.
En 1710 nació su segundo hijo varón, José Antonio, que seguiría los pasos de su padre y hermano, aunque quizá se especializase en la labra de la piedra y parece que murió pronto. Ese año entregaba Nicolás otra de sus obras documentadas, la Santa Isabel de Hungría para el destruido Convento de las Isabelas de Murcia, hoy en las Verónicas. Otras dos hijas nacieron por aquellas fechas, María Magdalena, en 1712, y, en 1713 Francisca de Paula, que profesaría en las capuchinas de Murcia. En 1716 concluía el trabajo en piedra del trascoro de la Colegiata de San Patricio de Lorca, donde tallaba los relieves con las figuras de San Pedro y San Pablo, los arcángeles San Miguel y San Gabriel, así como cuatro parejas de angelotes portadores de símbolos marianos. En 1717 nacía su hija Inés y en 1722 el último vástago de la familia, un niño llamado Patricio que llegaría a ordenarse sacerdote. Por esos años se suelen fechar otras de sus obras más conocidas como el San Judas Tadeo de la iglesia de San Miguel (1718) o el San Sebastián de la iglesia de San Bartolomé (c. 1720). Documentada con contrato en 1721 está la Santa Catalina, titular de su iglesia en Murcia.
Dicha prosperidad se truncó pronto pues el 7 de octubre de 1727, con cincuenta y cinco años, fallecía Nicolás Salzillo. A los pocos días se hacía inventario de los bienes del finado, documento de gran interés en el que se relacionan los objetos del taller como cuadros, modelos escultóricos en yeso o cera y diversas herramientas de trabajo. El inventario aparece firmado por los testigos y por el mayor de los hermanos, Francisco, al que tras la participación de los bienes irían a parar todos los útiles propios de la profesión de escultor, poniéndose al frente del obrador paterno y continuando la tradición familiar.
Desde el punto de vista estilístico obviamente ha de relacionarse en un primer momento con la formación artística recibida en Nápoles y con lo que se hacía en el entorno del taller de su maestro. Por otra parte, siempre se ha venido señalando la mediana calidad de sus obras, de técnica un tanto limitada. Efectivamente en sus primeras tallas se advierte un mayor envaramiento, sequedad en la talla e hieratismo en la expresión. Del mismo modo se ha señalado un progresivo perfeccionamiento y la adquisición de una creciente calidad técnica a partir sobre todo del constante estudio del gran escultor Nicolás de Bussy, del que incluso llegaría a imitar sus modelos, técnicas y rasgos formales. En este sentido se aprecia una evolución hacia formas más naturales en técnica y composición creando con todo ello unos característicos tipos humanos y un peculiar estilo propio.
Obras de ~: San Pascual Bailón, Iglesia de Santa Maria de las Gracias, Santa Maria Capua Vetere, Nápoles, c. 1692-1698 (atrib.); San Pedro de Alcántara, Convento de Santa Maria de las Gracias, Santa Maria Capua Vetere, Nápoles, c. 1692- 1698 (atrib.); San Francisco de Asís, Iglesia de Santa Maria de las Gracias, Santa Maria Capua Vetere, Nápoles, c. 1692-1698 (atrib.); San Sebastián, Duomo, Santa Maria Capua Vetere, Nápoles, c. 1692-1698 (atrib.); Paso de la Cena, Museo del Paso Morado, Lorca (Murcia), 1700; San Felipe, Fundación Cultural Espin, Lorca (Murcia), 1700; San Patricio, Catedral, Capilla de San Antonio de Padua, Murcia, 1703; San Miguel Arcángel, Iglesia de San Miguel, Murcia, 1708-1709; La Virgen de la Asunción, San Fulgencio y Santa, Iglesia de Santa María, Cartagena (Murcia), 1708-1709 (desapar.); Santa Isabel de Hungría, Convento de las Verónicas, Murcia, 1710; Cristo de la Paciencia, Iglesia de Santa Catalina, Murcia, c. 1700-1710 (atrib.); Busto de Pío V, Convento de Santo Domingo, Murcia, c. 1713; San Pedro, San Pablo, San Miguel, San Gabriel, y cuatro parejas de angelotes, Trascoro de la Colegiata de San Patricio, Lorca (Murcia), 1716; San Judas Tadeo, Iglesia de San Miguel, Murcia, c. 1718; San Sebastián, Iglesia de San Bartolomé, Murcia, c. 1720; Santa Catalina, Iglesia de Santa Catalina, Murcia, 1721; Santa Catalina de Bolonia, Museo de las Claras, Murcia, c. 1721 (atrib.); San Ramón Nonato, Iglesia del Convento de la Merced, Murcia, c. 1713-1727 (atrib.); Nuestro padre Jesús Nazareno, Iglesia de la Merced, Murcia, c. 1713-1725 (atrib.); San José y el Niño, Iglesia de San Miguel, Murcia, c. 1721-1727 (atrib.); San José con el Niño, Iglesia de la Concepción, Caravaca de la Cruz (Murcia), c. 1721-1727 (atrib.); Inmaculada, Iglesia de la Concepción, Caravaca de la Cruz (Murcia), c. 1721-1727 (atrib. en colaboración con Francisco); San José, Museo de Las Claras, Murcia, c. 1721-1727 (atrib.); San Francisco, Convento de las Verónicas, Murcia, c. 1721-1727 (atrib. en colaboración con Francisco); Cristo del Amparo, Iglesia de San Nicolás, Murcia, c. 1721-1727 (atrib. en colaboración con Francisco).
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Álvaro Pascual Chenel