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Enrique de Benavides de la Cueva y de Bazán

Biografía

Benavides de la Cueva y de Bazán, Enrique. Conde de Chinchón (VIII). Madrid, 19.XI.1613 – 27.XII.1700. Marino, político y caballero de Calatrava.

Tercer hijo varón de Francisco Benavides y de la Cueva, VII conde de Santisteban del Puerto, y de su esposa Brianda de Bazán, hija del II marqués de Santa Cruz de Mudela. Sus hermanos mayores fueron Diego (1607-1666), que sucedió en los títulos paternos y sería virrey de Galicia y del Perú, y Antonio (1610-1691), comisario general de la Cruzada y nuncio papal en España. Enrique no detentó por derecho propio ningún título nobiliario, excepto la grandeza de España que le concedió Carlos II en 1697; sin embargo, aparece citado con tres diferentes, en virtud de iure uxoris, en distintos momentos de su vida. El primero, marqués de Bayona, lo usó desde su primer matrimonio (1645) con Mencía Pimentel y Bazán, II marquesa de Bayona y III de El Viso, hasta que —al morir dicha señora hacia 1673— ambos títulos recayeron en el primogénito de ambos, Francisco Diego de Bazán y Benavides, V marqués de Santa Cruz de Mudela desde 1677. Con licencia de éste, pudo titularse marqués de El Viso desde 1673 hasta 1680, etapa en la que trocó el orden de sus apellidos y aparece mencionado como Enrique Bazán de Benavides.

Por último, desde 1680 hasta 1697 y merced a su matrimonio con la condesa Francisca de Castro y Enríquez de Cabrera, usó el título de conde de Chinchón, no obstante la prematura muerte de su esposa en 1683; por ello, hay algunas deliberaciones, informes y dictámenes del Consejo de Estado firmados por Benavides de la Cueva como “conde de Chinchón”, aunque formalmente sólo podía titularse “conde viudo de Chinchón” al haber sucedido dicho título en Julio Savelli Fernández de Cabrera, príncipe de Venafro.

Comenzó a servir voluntariamente en Flandes el año 1630, y obtuvo una compañía de caballos en 1632.

Sin embargo, a principios del año siguiente, antes de cumplir los veinte de edad, decidió embarcarse sobre las galeras de Sicilia, a su costa, comenzando una carrera naval que se prolongaría durante cuarenta y tres años ininterrumpidos. En 1637, siendo dosalbo (jefe de dos galeras), capturó tres navíos holandeses y hallándose de cuatralbo —jefe de media escuadra (cuatro galeras)— acudió a los dos socorros de Tarragona (1641-1642). Tras su matrimonio, en 1645, fue promovido al generalato de la escuadra de Sicilia, que mandó en el socorro de Orbetello, en Toscana, cuyo asedio hubieron de levantar los franceses al ser derrotada su armada de bloqueo. En el curso de la batalla (18 de julio de 1646), su galera capturó a otra enemiga y evitó que dos galeones propios (el San Martín y la Testa de Oro) cayesen en poder del enemigo. En 1648 coadyuvó a sofocar el levantamiento de Nápoles y en 1650 tomó un bajel francés de cuarenta cañones —llamado Lion Couronné— tras un desigual combate en aguas ibicencas que le sería recompensado con el generalato de la Escuadra de galeras de Nápoles.

Dirigió dicha escuadra en el bloqueo de Barcelona mientras duró su asedio terrestre (1651-1652), en la toma de Cadaqués (1653) y en el socorro y recuperación de Castellammare di Stabia (1654), sorprendida por los franceses. En 1660 suplió interinamente al conde de Linares al frente de la escuadra de galeras de España, de la cual fue designado capitán general en 1662, asistiéndole su hijo Francisco como teniente general de la misma. En 1674, dicho hijo mandaba ya la Escuadra de Sicilia y era virrey interino de la isla cuando se produjo el levantamiento de Messina.

Enrique acudió en su auxilio con las galeras de España, pero no pudo impedir que los franceses lograran introducir socorros en la ciudad en dos ocasiones, burlando su bloqueo (3 de enero y 11 de febrero de 1675), por lo que fue apartado del mando y detenido en el castillo de Castelnovo en Nápoles mientras se le instruía el consejo de guerra; en el entretanto, su hijo fue designado para sucederle como capitán general de las galeras de España.

Trasladado a Madrid en 1677, permaneció bajo reclusión domiciliaria hasta que, en mayo del año siguiente, fue absuelto de todos los cargos. A título de reparación, el 16 de noviembre de 1678 era admitido en el Consejo de Estado, a cuyas sesiones asistiría regularmente durante los siguientes dieciocho años, salvo el corto período en que fue virrey de Navarra.

En efecto, a finales de 1684, tras la muerte de Íñigo de Velandia, marchó a Pamplona para servir dicho virreinato, que ejerció durante unos meses hasta que, el año siguiente, le relevó el príncipe de Chimay.

En 1696 renunció su cargo conciliar en su sobrino, Francisco de Benavides (1644-1716), IX conde de Santisteban del Puerto, y se retiró a la vida privada, honrándole Carlos II con la Grandeza de España a título personal. Había ingresado en la Orden de Calatrava en 1645, donde gozó los frutos de la rica encomienda de la Peña de Martos que su suegra, María Eugenia de Bazán, IV marquesa de Santa Cruz, cedió a favor de su primera esposa.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, secc.

Estado, Informe del Consejo de Estado, acordado el 15 de abril de 1684 y sometido a S.M. el 18, firmado por el Condestable de Castilla, D. Pedro de Aragón, el marqués de los Balbases, el conde de Chinchón, el duque de Alburquerque y el marqués de los Vélez, 1684, leg. 3874; Archivo del Museo Naval, Vargas Ponce, XXIX, 145, Asiento y cuenta del sueldo que goza el marqués de Bayona [Francisco Diego de Bazán] por el cargo de capitán general de las galeras de España desde el 8 de febrero de 1676 en que empezó a ejercerlo, 1680, fol. 235).

P. de Vilars, marqués de Villars, Mémoires de la Cour d’Espagne de 1679 à 1681, ed. de A. Morel-Fatio, Paris, Plon, 1893 (col. Bibliothèque elzévirienne, vol. 87), págs. 22, 203, 290, 306; D. V. de Vidania, Memorial de la Casa de Benavides, Nápoles, Domingo Antonio Parrino y Miguel Luis Mucio, 1696, págs. 234-243; J. A. Álvarez y Baena, Hijos de Madrid, ilustres en santidad, dignidades, armas, ciencias y artes, vol. I, Madrid, Benito Cano, 1789, págs. 399-400; M. Fernández de Navarrete, Disertación sobre la Historia de la Náutica, Madrid, Real Academia de la Historia 1846, pág. 376-379; C. Fernández Duro, Disquisiciones Náuticas, vols. I y II, Madrid, Aribau y Compañía, 1876-1881, págs. 231 y ss. y págs. 126-131, respect.; P. San pío y C. Zamarrón, Catálogo de la Colección de Documentos de Vargas Ponce que posee el Museo Naval, Madrid, Instituto Histórico de la Marina, 1979; M. Fernández de Navarrete, Biblioteca Marítima española, vol. II, Barcelona, Palau y Dulcet, 1995, págs. 421-422; L. Ribot, La Monarquía de España y la guerra de Messina (1674- 78), Madrid, Actas, 2002.

 

Juan Luis Sánchez Martín


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