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Juan Fernández

Biografía

Fernández, Juan. Toledo, 1538 – Palencia, 9.III.1595. Predicador jesuita (SI).

Fue un hombre destacado por los superiores desde su entrada en la religión de Ignacio de Loyola, en el mismo año de la muerte del fundador en 1556 y en la ciudad de Alcalá de Henares, núcleo tan importante como primera cantera de jesuitas en España. Para entonces, era ya licenciado en Artes, contaba con dos años de Teología y, con apenas veinte años, era un experto en las tres lenguas (griego, latín y hebreo). En el colegio de Plasencia completó su formación teológica y comenzó a destacar como un llamativo predicador, cuya voz potente no era adecuadamente complementada por su aspecto físico: baja estatura y un aspecto juvenil. Sin embargo, su fuerza predicadora conducía a infundir temor entre los que le escuchaban. Aunque ordenado en 1563, antes se había integrado entre los misioneros populares a los que había recurrido el arzobispo de Burgos, el cardenal Mendoza y Bobadilla.

En torno a 1561, se le encomendaron lecciones de Teología en el colegio de San Antonio de Valladolid, una casa fundada en 1545-1547 y cuya evolución había sido tan lenta en una ciudad de tantas competencias sacralizadas. Para enfrentarse a estas lecciones, obtuvo el grado de doctor en la Universidad de la Compañía, en la villa ducal de los Borja, en Gandía (Valencia). Era 1562.

La correspondencia nos informa de sus más conocidas predicaciones. En 1569, cuando se hallaba en Burgos, el tercer prepósito general Francisco de Borja le requirió a Roma para encargarse de la cátedra de Teología positiva y controversias. Hasta entonces había sido ocupada por el padre Francisco de Toledo, llamado a su vez por el Papa. Juan Fernández, sin embargo, no era un jesuita de lecciones y cátedras. Su campo era el de la predicación, con especial atracción hacia las tierras donde se estaba “desobedeciendo” la autoridad del Romano Pontífice, tanto en Francia como en Alemania. Los jesuitas se estaban convirtiendo en hombres de vanguardia en las guerras de religiones de la Europa del siglo xvi. Contribuían a la formación de sacerdotes para la restauración católica en Alemania y, posteriormente, Inglaterra. Así, lo solicitó Juan Fernández en 1564.

La labor de gobierno de Juan de Austria, en los Países Bajos, abrió el horizonte deseado por Juan Fernández.

Por entonces, ocupaba la cátedra de Lovaina, aunque la guerra y la necesidad de atender la misión castrense le condujo a seguir al ejército. Fernández se entregó con pasión a estos ministerios. Incluso, en 1578, pudo atender espiritualmente al hermanastro de Felipe II y gobernador de Flandes en los últimos momentos de su vida. En 1580, se encontraba en París, aunque un año después volvía a ser capellán militar.

Regresó a España en los primeros años ochenta, se dedicó a la predicación e inició la preparación de sus obras. Sus contemporáneos destacaban su particular personalidad. Jerónimo de Acosta destacaba en 1587 algunos de estos aspectos a su prepósito general Claudio Aquaviva: “es singularísimo en todo; no asiste á los quietes con los demás, sino hace quietes por sí con dos coadjutores que se le llegan; no acude a las primeras mesas jamás. A veces tarda dos horas en decir misa, duerme sobre tablas, en su oración procede por caminos no seguros, porque da en arrobamientos y éxtasis y en revelaciones, y los sueños que tiene, juzga ser revelaciones. En todas estas y semejantes cosas tiene una seguridad este Padre y satisfacción de que acierta, que esto es lo que más en mí causa temor y sospecha, porque quisiera verle más temeroso y más rendido a la obediencia y más humilde”.

Sus superiores, sin embargo, no destacaban este espíritu independiente, pues valoraban la convocatoria y éxito que tenían sus misiones. Murió con ese prestigio de las virtudes que era el olor de santidad. Una desaparición que plasmó el autor que habría de informar a Roma, a través de las “Litterae annuae” o Cartas Anuas de 1595. Se hicieron eco de los acontecimientos más ordinarios y extraordinarios de su existencia, los autores habituales como los padres Sacchino, Alegambe y Pedro de Ribadeneira, este último a través de su Catálogo de escritores o en sus historias de las provincias de España.

 

Obras de ~: Divinarum Scripturarum iuxta sanctorum Patrum sententias locupletissimus Thesaurus, Medina del Campo, 1594.

 

Bibl.: J. E. N ieremberg, Firmamento religioso de luvzidos astros en algunos claros varones de la Compañia de Jesus, Madrid, por María Quiñones, 1644, págs. 9-26; B. A lcázar, Chrono- Historia de la provincia de Toledo, Madrid, Juan García Infanzón, 1710, vols. 1-2; A. A strain, Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España, Madrid, Razón y Fe, 1913, vol. 4, págs. 762-764; J. Burrieza Sánchez, Valladolid, tierras y caminos de jesuitas, Valladolid, Diputación Provincial, 2007.

 

Javier Burrieza Sánchez

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