Cantova, Juan Antonio. Intra, Novara (Italia), 15.III.1686 – Ulithi, Islas Carolinas Occidentales (Estados Federados de Micronesia), 8.VI.1731. Misionero jesuita (SI) y mártir.
Su entrada en la Compañía de Jesús se produjo en Bolonia, en su Italia natal, desarrollando su formación en Retórica y Filosofía en Milán. Como otros jesuitas italianos y extranjeros en la Monarquía hispánica, su horizonte misionero fue México, tierra que alcanzó en 1717. Allí estudió Teología y una vez finalizadas esas lecciones, continuó a Filipinas, espacio de proyección y expansión de los jesuitas mexicanos —hay que recordar cómo desde aquella provincia de Nueva España se creó la de Filipinas en 1605—. Mientras era misionero en Guam conoció una nave de nativos procedentes de las islas Carolinas, llegados allí por la fuerza de los vientos. Cantova expuso la posibilidad de regresar con ellos a sus tierras, en 1722. El capitán no le condujo hasta el horizonte deseado, sino que arribaron a Manila.
Inició, entonces, una etapa como profesor de Teología en aquel colegio de la capital filipina. Regresó a Guam en 1730, comenzando desde allí y en el mes de febrero siguiente, una expedición a las islas Carolinas, acompañado del padre Víctor Walter. Alcanzaron Ponapé —las Cartas edificantes hablaban de Falalep—, la más alejada de las ínsulas del llamado grupo de los Garbanzos, situada a ochenta leguas al sureste de las islas Marianas. Los principios no fueron dificultosos, pues hallaron adecuado recibimiento. Sin embargo, advirtió uno de los nativos de las Marianas que los españoles —y ésa era la imagen del blanco— imponían un trabajo obligatorio y muy duro a los nativos que conocían. Presintiendo el peligro que se avecinaba, Cantova decidió enviar a Walter de regreso a Guam, para pedir ayuda y refuerzos. La ruta se desvió, de nuevo, hacia Manila y con un retraso de dos meses. Entre aquel envío y el regreso con un barco de auxilio que alcanzase Ponapé, transcurrieron dos años —es ya en 1733—. Allí pudieron conocer la suerte de Cantova. Había sido requerido a la entonces llamada isla de Mogmog, conocida actualmente como de Ulithi, con el objeto de bautizar a un adulto que se encontraba en peligro de muerte. Cuando desembarcó, el pueblo respondió con hostilidad, mostrando sus armas y negándose a recibir la condición de cristianos. Acusaban al misionero de ser un destructor de las tradiciones y costumbres de los indígenas. Todo ello lo pudo conocer el jesuita, pues llevaba consigo un intérprete. No solamente lo asesinaron en aquel lugar, sino que también acudieron a Ponapé, donde mataron a sus compañeros: “los Christianos que perecieron en esta ocasión fueron catorce; es á saber, el Padre Antonio Cantova, ocho Españoles, quatro indios nacidos en Philipinas y un esclavo de poca edad: otro joven criado del misionero, por nombre Domingo Lezano, de la Provincia de Tagala, en las Philipinas, fue el único à quien se le perdonò la vida, porque de lastima le adoptò por su hijo uno de los principales de la Isla. La casa del misionero fuè saqueada por los Barbaros, que repartieron entre sì lo que en ella hallaron”. Tales acontecimientos obligaron a los superiores de la provincia de Filipinas a tomar una decisión: desde 1733 no enviaron misioneros con destino a las Carolinas.
Obras de ~: Santa vita e morte del venerabile sacerdote Luigi Cantova, Canonico di S. Stefano Maggiore in Milano, Milano, nella stamperia di Giuseppe Pandolfo Malatesta, 1717; Libro de las honras y obsequios sepulcrales en la muerte del Rey Luis I, ¿1724?; El inventor de la Gracia, Sermón Panegyrico de el Señor San Joseph, que en la fiesta, que annualmente le celebra su Real Colegio de Manila, México, por Joseph Bernardo de Hogal, 1728; Mapa de las islas de los Dolores o Garbanzos, 1731, Archivo General de Indias, secc. Filipinas, 320 (ms.); “Carta de el Padre [...], Misionero de la Compañía de Jesús: al R. Padre Guillermo Daubenton, de la misma Compañía, Confesor de su Majestad Católica, Agdana, á 20 de Marzo de 1722”, en Cartas edificantes y curiosas escritas de las Missiones estrangeras y de Levante, trad. por el padre Diego Davin, vol. 11, Madrid, Imprenta Viuda de Manuel Fernández, 1756, págs. 192-216; “Carolinas: découverte et description des Iles Garbanzos ed. par Francisco Carrasco et traduit par Eug’ene Gubert et A. W. Taylor”, en Bulletin de la Société Académique Indo-Chinoise, 5 (julio de 1881) (Boletín de la Sociedad geográfica de Madrid, t. X [1881], págs. 263-279); “Descubrimiento y descripción de las islas de Garbanzos”, en A. Astrain, Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España, vol. 7, Madrid, Razón y Fe, 1925, págs. 774-777.
Bibl.: F. Spirembergo, Carta sobre la vida y muerte del P. José Antonio Cantova, Manila, 1740; D. Davin, Cartas edificantes y curiosas escritas de las Missiones estrangeras y de levante por algunos misioneros de la Compañía de Jesús, traducidas por el padre [...], Madrid, Imprenta Viuda Manuel Fernández, 1756; C. Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, vol. II, Bruxelles, Oscar Schepens, 1890, págs. 693-695; A. Astrain, Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España, vol. 7, Madrid, Razón y Fe, 1925, págs. 769-781; F. X. Hezel, The First Saint of Civilization, Honolulu, University of Hawaii, 1983, págs. 49-59; P. G. Pisoni y C. Mariano, “Gianantonio Cantova”, en Verbanus, 6 (1985), págs. 283-319; Verbanus, 8 (1987), págs. 225-253.
Javier Burrieza Sánchez