Richard, Claudio. Ornans (Francia), 1589 – Madrid, 1664. Matemático, astronómo.
Ingresó en la Compañía de Jesús en Roma en 1606.
De 1616 a 1627 enseñó hebreo en el Colegio Jesuita de Tournon y desde este último año hasta 1629, matemáticas en el de Lyon. Había obtenido licencia para ir a las misiones de China, pero cuando iba a embarcar en Lisboa, Felipe IV le nombró profesor de matemáticas de los Reales Estudios del Colegio Imperial de Madrid, quizá con el cargo asociado de cosmógrafo mayor, desempeñando dicho puesto desde 1636 hasta su muerte. Publicó en Amberes dos voluminosos tratados de matemáticas. El primero, Euclides elementorum geometricorum (1645), además de la edición de los Elementos de Euclides, contiene una gran cantidad de comentarios de otros autores, además de los del propio Richard. A los comentarios a Euclides siguen otros sobre Isidorus de Miletus, Hypsicles de Alejandría y François de Foix (o Franciscus Flussatem Candallam) sobre los cinco sólidos regulares y su inscripción en una esfera y cuestiones de proporcionalidad de segmentos según Werner y Juan Bautista Villalpando, seguidos de las reflexiones y notas de Richard.
La segunda obra es una magnífica edición de las Cónicas de Apolonio (1655) (los cuatro primeros libros), basada en la anterior, de Federico Commandino, con gran cantidad de lemas y colorarios añadidos al texto. Además, Richard realizó investigaciones de óptica y magnetismo y dejó numerosos manuscritos de astronomía, arte militar y otras materias, algunos de ellos preparados para sus clases. Así, uno de ellos es un tratado de la esfera “leydo en Madrid a los señores pajes de Su Majestad el Rey Nuestro Señor, Don Felipe IV en el año de 1639”. Algunas de sus ideas cosmológicas aparecen expuestas en un opúsculo sobre el cometa de 1652 y en varios manuscritos.
En el trabajo sobre el cometa el jesuita describe las observaciones que realizó sobre el fenómeno entre el 20 y el 30 de septiembre de dicho año. Dice que lo observó “con los antojos de larga vista excellentes del Rey”. Discute la “substancia de los cielos” y menciona observaciones de cometas, “novae”, satélites de Júpiter y Saturno y la Vía Láctea, realizadas por Brahe, Galileo y otros autores, para defender la tesis que los cielos por donde se mueven las estrellas, planetas y cometas no pueden ser “duros e impenetrables”. Opina que la “materia de todas las estrellas, planetas y cometas es de fuego elementar” y que los motores de todos los astros son los ángeles. En otros manuscritos Richard discute con detalle la cuestión de la naturaleza de los cielos y defiende que éstos son fluidos, que no hay esferas celestes y que en ellos se producen procesos de generación y corrupción, basándose asimismo en los trabajos de Tycho Brahe, Galileo y otros muchos autores. Aquí describe también los trabajos de Galileo sobre las manchas solares y explica el sistema de Tycho Brahe que le parece el que mejor da cuenta de todos los fenómenos sin recurrir al movimiento de la Tierra, inadmisible para un católico.
Obras de ~: Euclides elementorum geometricorum libros tredecim Isidorum et Hypsidem et Recentiores de Corporibus Regularibus, et Procli propositiones geometricas, Immisionem que duarum rectorum linearum continue proportionalium inter duas rectas [...], Amberes, 1645; Apollonii Pergaei Conicorum libri IV cum commentariis Claudii Richardi, Amberes, 1655; (sobre los manuscritos de Richard conservados en la Real Academia de la Historia, véase abajo, V. Navarro Brotons).
Bibl.: J. A. Sánchez Pérez, Las matemáticas en la Biblioteca de El Escorial, Madrid, E. Maestre, 1929, págs. 32 y 255; D. Eugene Smith, History of Mathematics, vol. I, New York, Dover, 1951-1953 (2.ª ed.), págs. 370-371, 2 vols.; J. Simón Díaz, Historia del Colegio Imperial de Madrid, vol. I, Madrid, CSIC, 1952-1959, pág. 569; V. Navarro Brotons, “La ciencia en la España del siglo XVII: el cultivo de las disciplinas físico-matemáticas”, en Arbor, CLIII, 604-605 (1996), págs. 197-252.
Víctor Navarro Brotons