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Fernando Pérez del Pulgar y Cepeda

Biografía

Pérez del Pulgar y Cepeda, Fernando. Francisco de Santa María. Granada, 13.VIII.1567 – Madrid, 11.IX.1649. Carmelita descalzo (OCD), hombre doctísimo, polígrafo, historiador general de la Orden.

Era biznieto del héroe legendario que, irrumpiendo en Granada con otros quince caballeros, clavó en la mezquita el famoso cartel: Ave María. Hijo del tercer señor de la villa de El Salar, Fernando Pérez del Pulgar, y de Jerónima de Cepeda, sobrina de santa Teresa “por hija de su prima segunda”; y especifica él mismo: “Los hijos de doña Jerónima, entre los cuales fui el primer varón, sobrinos de la Santa, por hijos de sobrina”. Este parentesco para él fue siempre un compromiso espiritual muy sentido que nunca olvidó.

Bautizado en la Catedral de Granada y conformado por el arzobispo Pedro Guerrero. En el estudio de la Gramática y Retórica se vio ya su gran capacidad para las letras. Su abuelo, encandilado con él, se lo llevó consigo a Loja, estudiando allí Lógica y Metafísica con los franciscanos. Manifestó a su padre que estaba decidido a renunciar el mayorazgo en otro hermano suyo, antes que dejar los estudios. Se le envió a Salamanca con el licenciado Bolaños, como ayo, se matriculó en Artes y después en Teología. Por aquello de su parentesco teresiano comenzó a frecuentar la iglesia de los descalzos, tratando especialmente con dos de ellos: Alonso de San Pablo y Juan Bautista. De Alonso escribirá más tarde, que en 1585 “fue el pescador que me sacó del lago del mundo y el anzuelo su rara modestia, suave condición, encendidas palabras y rigurosa penitencia, que todo esto fue menester para rendir mi rudeza”.

Hecho el discernimiento vocacional necesario, tomó el hábito en Salamanca el 10 de marzo de 1586 a los diecinueve años y pasó al noviciado de Valladolid, tomando el nombre de fray Francisco de Santa María.

Enfermó seriamente durante el noviciado y su padre se llegó a verlo; encontrándole ya mejorado y tan contento entendió que Dios “crió a aquel hijo para carmelita descalzo”. Profesó el 25 de marzo de 1587. A los pocos días pudo conocer a san Juan de la Cruz en el capítulo provincial allí reunido. El santo se fijó en él y le distinguió con su aprecio y, vuelto a Granada, fue a visitar a su padre, asegurándole de la buena salud de fray Francisco y de lo que la Orden se prometía de él.

Abierto el Colegio de Filosofía en la Reforma, Francisco fue uno de los primeros alumnos. Terminados estos cursos filosóficos, pasó a Salamanca a estudiar la Teología. En aquella Universidad recibió las órdenes sagradas en Andalucía: el subdiaconado en Loja; el diaconado en Córdoba y el presbiterado en Málaga.

De 1592 en adelante comenzó a explicar Artes y Teología en Salamanca. En 1600 fue elegido rector del Colegio de Salamanca. A continuación, en 1604- 1606, prior del Convento de los Mártires de Granada; una segunda vez, en 1616-1618 y una tercera en 1637-1640. Justo tres veces en el mismo Convento en el que había sido también tres veces prior san Juan de la Cruz. Socio en el capítulo general de 1610, siendo prior de Málaga, fue uno de los que se opuso a que de las dos provincias que tenía la Orden en Andalucía se hiciera una sola. En 1610 estuvo en Roma por asuntos de su provincia religiosa. Al mismo tiempo anduvo recogiendo materiales para sus libros. Vuelto a España, deseaba dedicarse de lleno al estudio y a sus libros, pero le eligieron rector del Colegio de Sevilla y dos veces del de Baeza. Fue dos veces provincial de Andalucía, en 1631 y más tarde en 1644. Aficionadísimo al estudio, a pesar de nadar en tantas prelacías y cargos, se ocupó sobre todo del campo de la historia.

A su pluma se deben no pocos libros publicados y otros inéditos, como la famosa Historia Profética, en la que, arrancando de san Elías profeta, al que retiene fundador de la Orden del Carmen, va siguiendo la línea profética hasta Cristo por los profetas, esenos y recabitas. Escribe la vida de los profetas mayores y menores. El libro encontró mucha contradicción y fue delatado al Tribunal de la Inquisición. Las principales proposiciones impugnadas, especialmente por algunos jesuitas, eran: que en la Ley escrita hubo voto de castidad y virginidad perpetua; que las mujeres hicieron voto de virginidad en la ley escrita; que en la ley escrita hubo voto de obediencia perpetua, y de pobreza voluntaria; que en la ley escrita hubo verdadero monacato y religión.

No sólo participaban los doctos en estas controversias, sino que se llevó la cosa a los púlpitos y hasta el simple pueblo se mezcló en la lucha, unos a favor de los carmelitas y otros a favor de los jesuitas. Francisco escribió una Apología de sus opiniones. Un tomo segundo y parte de un tercero quedaron inéditos.

Aparte de las intervenciones de la Inquisición, fue necesario que el papa Inocencio XII, a petición del rey de España, publicara una bula en la que impuso silencio a los contendientes, afirmando al propio tiempo que no optaba por una parte o por otra de las opiniones.

En 1625 el padre general de la Orden, Juan del Espíritu Santo, le extendía la patente de historiador general de la Orden. A él se deben los dos primeros tomos de las crónicas llamadas corrientemente Reforma.

El primero abarca hasta 1582, año de la muerte de santa Teresa; el segundo llega hasta 1594 a la muerte del padre Nicolás Doria. Excesivamente inclinado al espíritu del padre Nicolás Doria, no lo sabe disimular en su historia, aunque no se sabe la fuerza de la censura reinante en todos estos temas.

Se hallaba retirado en Málaga, libre de oficios, cuando terminó el segundo tomo de la Reforma. En 1649 habiendo salido de una grave enfermedad, fue a Madrid para entender en la impresión del segundo volumen. Se acercó unos días al noviciado de Pastrana; visitó también el desierto de Bolarque. Volvió a Madrid, donde cayó enfermo. Pidió el viático y la unción de enfermos, se confesó pobre y necesitado del perdón de Dios y de los hermanos y murió el 11 de septiembre de 1649, a los ochenta y dos años de edad y sesenta y tres de profesión religiosa. En 1664 se trasladó su cuerpo al Convento de los Mártires de Granada y fue enterrado en la sacristía.

 

Obras de ~: Primera parte de la Historia general profética de la Orden de nuestra Señora del Carmen, Madrid, F. Martínez 1630 (Biblioteca Nacional de España, ms. 8690 el original de la obra. La segunda y tercera parte, mss. 8691, 8692); Apología del tomo primero de la Historia general profética de la Orden de Nuestra Señora del Carmen en defensa y apoyo de las proposiciones aprobadas y autorizadas por el Supremo Consejo de la Santa Inquisición, Valencia, Herederos de Crisóstomo Gárriz por Bernardo Nogues, 1643; Reforma de los descalços de Nuestra Señora del Carmen de la Primitiva observancia. Hecha por Santa Teresa de Jesús en la antiquísima Religión fundada por el Gran Profeta Elías [...], t. I, Madrid, por D. Díaz de la Carrera, 1644 (t. II, 1655); Breve Tratado de Teología Mystica (fols. 235-241), de Francisco de Santa María, en Leandro de Granada (OSB), Luz de las maravillas que Dios ha obrado desde el principio del mundo [...], Valladolid, 1607; M. del Niño Jesús (OCD), Índice de manuscritos carmelitanos existentes en la Biblioteca Nacional de Madrid, en Ephemerides Carmeliticae, 8, n.os 152-162 (1957), págs. 202-203 (recoge buena parte de esta obra inédita: ms. 18749, Espejo de los estados [fragmento]; ms. 13344, Memorial a nuestro Capítulo General sobre la concordia de los dos distritos de la Provincia de Andalucía en las elecciones; ms. 9140, Defensa del Patronato de Nuestra Madre Santa Teresa; ms. 8691, Defensorio de Juan Jerosolimitano; ms. 8527, Vida de San Pedro Tomás; ms. 6989, Camino de salvación y vida eterna que persuade y enseña al cristiano qué debe hacer para alcanzarla; ms. 6184, Notas sobre los Santos de Jaén).

 

Bibl.: S. de Santa Teresa, Historia del Carmen descalzo en España, Portugal y América, t. X. Burgos, El Monte Carmelo, 1942, págs. 229-269; M. del Niño Jesús, “Índice de manuscritos carmelitanos existentes en la Biblioteca Nacional de Madrid”, en EC, 8 (1957), págs. 187-255; A. de la Madre de Dios, “François de Sainte Marie”, en VV. AA., Dictionnaire de Spiritualité, Ascétique et Mystique, t. V, Paris, Beauchesne, 1964, págs. 1035-1036; E. de la Virgen del Carmen y D. M.ª del Niño Jesús, “El P. Francisco de Santa María (Pulgar) OCD, comentador desconocido del Pseudo-Dionisio Areopagita”, en El Monte Carmelo (EMC), 63 (1965), págs. 113-158; F. de Jesús Sacramentado, “Repercusión de la ‘Historia Profética’ de Francisco de Santa María dentro del Carmen descalzo español. Un ‘Discurso’ sobre el fin de la Orden”, en EMC, 70 (1972), págs. 57-97; A. de la Encarnación, Memorias Historiales, Salamanca, Junta de Castilla y León, 1993.

 

José Vicente Rodríguez, OCD

 

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