Jorge Aragoneses, Manuel. Madrid, 1927 – 8.I.1998. Museólogo, arqueólogo.
Fue uno de los museólogos que han llenado de manera más amplia y variada unas décadas en las que la investigación, la introducción de nuevas técnicas y el diseño de instalaciones, se tuvo que hacer con muy escasos medios en la mayoría de los casos. Coetáneo y compañero de profesores e investigadores de reconocido prestigio como J. M. Blázquez, A. Blanco Freijeiro, A. Arribas, P. Palol o M. Tarradell, tuvo una amplia formación de historiador, que inició en su Madrid natal y en cuya Universidad estudió e inició su vocación (1944-1949).
Los primeros años en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos los pasó en Oviedo, donde dirigió el Museo Arqueológico Provincial (1951- 1954) y realizó diversos estudios sobre arte asturiano, cuya vigencia aún continúa.
Fue en Murcia, desde 1954 hasta 1974, donde dejó una huella imborrable de su amplísima formación y el dinamismo que le caracterizaron a lo largo de toda su vida profesional. Durante aquellos años murcianos, Aragoneses —como le llamaban sus compañeros— compaginó la remodelación e instalación del Museo Provincial con la docencia en la Universidad; igualmente dio impulso a otros museos, que necesitaban la aportación y las nuevas ideas que traía un hombre, joven, pero profundo conocedor de una profesión que había iniciado en el Museo Arqueológico Nacional bajo la tutela de los profesores Diego Angulo y José María Navascués.
Llevó a cabo numerosas instalaciones, exposiciones y reformas de museos por toda la geografía española, donde innovó la metodología museística mediante la introducción de nuevos materiales y de modernas técnicas expositivas en años en los que la autarquía y la escasez presupuestaria forzaron la agudeza y el ingenio: destacan la primera iluminación de las cuevas de Altamira, la instalación del Museo de Santa Cruz de Toledo, la exposición Carlos V y su ambiente con motivo del V centenario de su muerte con la instalación definitiva del palacio museo de Yuste en 1958 o la remodelación e instalación definitiva en su nueva sede del Museo Nacional de Arte Romano de Tarragona en 1960.
También dedicó su trabajo y experiencia al nuevo Museo de Murcia de aquellos años cincuenta y a la reorganización del Museo Diocesano, el Museo Salzillo, el de la Muralla Árabe, el Etnológico de la Huerta y el del Traje Folclórico, todos ellos durante los años de estancia en aquella capital.
Hombre de altísima formación, fue un gran polígrafo.
Sus publicaciones científicas sobrepasan el centenar y están dedicadas a temáticas varias: historia, conflictos y luchas sociales en la baja Edad Media; arte asturiano y visigodo, epigrafía, técnicas museísticas, pintura y escultura. Otro gran número de ellas están dedicadas a temas murcianos de arqueología, de arte, de etnografía, a temas como la casa popular y a los objetos domésticos de la vida huertana, los enseres y los aperos de labranza del siglo xix en Murcia.
Por ello, su discurso de ingreso en la Academia de Alfonso X el Sabio fue sobre el mueble popular de Murcia (1978). En arqueología también estudió y publicó importantes hallazgos ibéricos del santuario de la Luz, excavó en el yacimiento argárico del Puntarrón Chico y dio a conocer el oinochoe griego de Alcantarilla.
Sus estudios sobre cerámica cartagenera han sido considerado pioneros por la metodología empleada, al iniciarse con ellos una nueva forma de investigar en las artes industriales. Dedicó parte de sus investigaciones a pintores murcianos y publicó el único corpus dedicado a pintura decorativa en la Murcia de los siglos xix y xx. Estudió obras desconocidas a las que tuvo acceso, y que identificó y puso en valor, como la primera Virgen del Joyel, de Guillermo Benson. Fueron, sin duda, los años de Manuel Jorge Aragoneses en Murcia un verdadero privilegio para la ciudad y para la región, que dejaron la huella de un hombre de amplísimas formación e inquietudes.
En 1974 se le nombró para dirigir la Comisaría Nacional de Museos, dependiente de la Dirección General de Bellas Artes. Durante ese tiempo se llevó a cabo la inauguración del Museo Español de Arte Contemporáneo y la reorganización de la política museística española.
En 1976-1977 se incorporó al Museo del Prado en calidad de subdirector durante la dirección de Federico Sopeña Ibáñez y, posteriormente, de Alfonso Emilio Pérez Sánchez. Dirigió los primeros trabajos de acondicionamiento, climatización y modernización del Museo y fue también en ese momento cuando se renovaron los sistemas de almacenamiento, con un nuevo sistema de peines para guardar los cuadros, diseñados por él, y los depósitos. Igualmente se inauguraron las nuevas instalaciones del salón de actos del Museo y del Tesoro del Delfín, así como los espacios de la Dirección y los de la Biblioteca, actualmente ubicados fuera del edifico del Museo. Igualmente se responsabilizó de la Sección de Escultura y de Artes Decorativas donde se comenzó un inventario sistemático, un proceso de reagrupación, reubicación y restauración.
En 1983 ganó la Dirección del Museo Cerralbo de Madrid, donde permaneció hasta su jubilación en 1993. El ministro de Cultura Jordi Solé Tura le nombró en ese año director vitalicio honorífico de este Museo, en el que había realizado importantes reformas y reparaciones del edificio y de las instalaciones existentes, completando el inventario de piezas de la colección.
Fue miembro de numerosas academias españolas y extranjeras: Instituto de Estudios Asturianos, Deutschen Archäologishen Institut de Berlín, Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, American Internacional Academy, Hispanic Society of America, de Nueva York, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid, Real Sociedad Arqueológica de Tarragona, Real Academia de San Carlos de Valencia, Instituto de Estudios Manchegos, Centro de Estudios Sorianos, Academia de Bellas Artes y Buenas Letras Vélez de Guevara de Écija, Academia de Alfonso X el Sabio y Academia Iberoamericana de Historia Postal.
Estuvo en posesión de medallas y distinciones, como la Encomienda de la Orden del Mérito Civil, la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio o la Medalla al Mérito de las Bellas Artes, junto con numerosas distinciones locales como el Escudo de Oro de la Ciudad de Mérida o la Placa de la Ciudad de Medina de Rioseco.
De entre ellas, tuvo especial recuerdo y afecto a las que le fueron otorgadas con motivo de sus trabajos y estudios realizados en los años en que dirigió el Museo murciano, como el Premio de la Asociación de la Prensa de Murcia, la Medalla de Oro del Bando de la Huerta del Ayuntamiento de Murcia o el Premio Chys de Crítica e Investigación Artística.
Falleció el día 8 de enero de 1988 en Madrid, tras una larga enfermedad.
Obras de ~: “Un exvoto ibérico de La Luz de la Colección Palarea, de Murcia”, en Archivo Español de Arqueología (AEA), n.º 32 (1959); “La badila ritual de La Luz y la tipografía arqueológica de aquella zona según los últimos descubrimientos”, en Anales de la Universidad de Murcia, Filosofía y Letras (1968); “La proporcionalidad de los exvotos ibéricos de La Luz (Murcia) a través de dos ejemplares de reciente hallazgo”, en AEA (homenaje a Fernández Avilés) (1968); “Bronces inéditos del santuario ibérico de La Luz (Murcia)”, en Asociación Nacional de Bibliotecarios, Archiveros y Arqueólogos (1973).
Bibl.:http://www.museodelprado.es/enciclopedia/enciclopedia-on-line/voz/jorge-aragoneses-manuel/.
María del Carmen Jorge García-Reyes