Pérez Martínez, Silvestre. Épila (Zaragoza), 1767 – Madrid, 17.II.1825. Arquitecto.
Uno de los arquitectos ilustrados más importantes del siglo xix, es posible que realizara sus primeros estudios en Zaragoza bajo la dirección del arquitecto Agustín Sanz (1724-1801), quien le pondría en contacto con Ventura Rodríguez, que fue clave en su proyección artística y a cuyas órdenes pudo trabajar en las obras de remodelación de la Basílica del Pilar, a juzgar por el número de diseños que guardaba de este templo y que, posteriormente, donaría a la Real Academia de San Fernando. Llegó a Madrid en 1781 incorporándose al grupo de colaboradores de Ventura Rodríguez y en 1785 al de su sobrino Manuel Martín Rodríguez al tiempo que asistió a las clases de arquitectura de la Real Academia. De su aplicación como alumno dan fe los numerosos dibujos y diseños que de él conserva la Corporación como reintegro de los muchos premios que obtuvo durante estos años de aprendizaje. Entre 1782 y 1787 consiguió once “ayudas de costa” —becas mensuales en metálico con los que la Academia ayudaba a los alumnos a costearse sus estudios— presentándose también por la Arquitectura a los Premios Generales de la Academia obteniendo el Primer Premio de la 3.ª Clase en 1784 y el Segundo de la 1.ª, en 1787. Finalizados los estudios, en 1790 obtuvo el grado de académico de mérito, máxima graduación profesional otorgada por la Academia. En 1791 y por recomendación del conde de Floridablanca, ministro de Estado y protector de la Academia, le fue concedida una pensión extraordinaria en Roma, pensión que disfrutó durante seis años, junto con otro de los brillantes alumnos de la Academia, Evaristo del Castillo. Durante los años de estancia en Roma, junto con del Castillo, remitió a la Academia una serie de dibujos de las construcciones romanas más interesantes, dibujos que fueron expuestos como modelos en las salas de arquitectura.
Desde su vuelta de Roma, Silvestre Pérez fue uno de los miembro mas activos de la Corporación madrileña siendo nombrado, en 1799, su vicesecretario, teniente de Arquitectura en 1805 y director de Arquitectura en 1812, cargo que tuvo que abandonar forzado por su exilio a Francia en 1813 y, finalmente, en 1822 la Corporación le concedió los honores del cargo que había tenido que abandonar en 1813. De su interés por mejorar la enseñanza de la Arquitectura, también dieron prueba de ello, los regalos que hizo a la Institución de diverso material didáctico. En 1798 donó una serie de fragmentos de “ornatos antiguos” que había vaciado en yeso durante su estancia en Roma; en 1801 “la cartilla de principios de diseño grabados por Morghen y Volpato por originales antiguos en treinta y seis láminas” y, más tarde, en 1817, y después de su exilio en Francia, “treinta y dos dibuxos grabados de principios de adorno”, en esta ocasión especificando que eran como ayuda en las nuevas escuelas de dibujo que la Academia había establecido en Madrid. También y para que sirvieran de modelos a los alumnos de Arquitectura, en 1799 recibió el encargo real de realizar una colección de dibujos de las vistas de los mejores edificios de Madrid y Sitios Reales, con especial interés en las vistas de San Lorenzo de El Escorial.
Siendo aún discípulo de la Academia, inició su trabajo profesional realizando, en 1788, las trazas, el avance, material y costes para la construcción de la nueva iglesia parroquial que se intentaba edificar en Niembro (Principado de Asturias), y en 1789, los diseños para la construcción de un palacio del duque de Villahermosa en Madrid. A su vuelta de Roma, reinició su trabajo con el proyecto (1798) para la iglesia parroquial de Motrico (Guipúzcoa) elaborando también los planos topográficos del lugar más apropiado para su ubicación. En este mismo año diseña un altar de piedra para la iglesia de los padres carmelitas de Mallorca, una hospedería para Almagro (Ciudad Real) y una caja de órgano con destino a la iglesia de San Salvador de Úbeda (Jaén). A principios de 1800 realizó los planos para la construcción del “Convento de los P.P. Agustinos Misioneros de Morcote en América”; en 1802 los de una panera para la villa de Rodón (Aragón); en 1803, el proyecto de un puente nuevo sobre el río Rioseco y varias calzadas en Villar de Trades (Valladolid); en 1804 los planos de la iglesia de Santa María de Tolosa (Guipúzcoa); en 1805 los de la iglesia parroquial de Carrizosa (Ciudad Real) y en 1806, por encargo de la Comisión de Arquitectura, unos dibujos para la conclusión de la iglesia parroquial de Chiclana de la Frontera (Cádiz), en los que corregía y simplificaba el proyecto elaborado con anterioridad por otro arquitecto y los diseños para la iglesia parroquial de San Bartolomé en Almagro (Ciudad Real). En 1807, realizó el proyecto del tabernáculo para la parroquia de Santa Ana y San Amador de Martos (Jaén), y, en colaboración con Alejo de Miranda, los planos para la iglesia parroquial de Santa María de la Atalaya en Bermeo (Vizcaya). En este mismo año elaboró un proyecto para la construcción de una nueva población y Puerto de la Paz que se pretendía realizar en Albia (Bilbao), proyecto que nunca fue llevado a la práctica y en cuyo lugar más tarde se construyó el actual Ensanche.
Además de todas estas obras públicas, realizó otros muchos proyectos, unos de reformas y otros de nueva construcción de conventos, casas y palacios de particulares de Madrid y Burgos.
La invasión francesa cambió el devenir político de España y Pérez puso su saber al servicio de los nuevos gobernantes. El nuevo rey José Bonaparte proyectó grandes reformas urbanísticas para la ciudad de Madrid y, para ello, contó con la colaboración de Silvestre Pérez. En 1810 fue nombrado arquitecto mayor de Madrid, y en este año diseñó, por encargo del Ayuntamiento, el proyecto de un Arco de Triunfo, para conmemorar la entrada del Rey en la ciudad. En estos años, por encargo del propio Rey, elaboró un proyecto urbanístico para unir el Palacio Real con la iglesia de San Francisco el Grande, proyecto que por la caída de Bonaparte tampoco fue realizado. Durante este período participó en la remodelación de las plazas de Santa Ana (1810) y San Miguel (1811) y en 1812, se exilió en Francia permaneciendo en París hasta 1815.
La nueva etapa profesional del arquitecto que se inicia en 1815, va a estar muy ligada al País Vasco, realizando en estos últimos años de su vida varios e importantes proyectos sobre todo para Bilbao, Vitoria y San Sebastián. Uno de los primeros edificios que diseñó fue el Teatro de Vitoria (acabado en 1817 y destruido en un incendio en 1914). A esta etapa corresponden los proyectos de las Casas Consistoriales de San Sebastián y Bilbao (1819), varias viviendas de particulares en Bilbao y Vitoria, puentes sobre ríos de Vizcaya, la Casa Aduana de Irún (1820) y la Plaza Nueva de Bilbao (1821), año en el que volvió a Madrid, aunque su actividad principal permanecería ligada al País Vasco. Los últimos proyectos de los que hay noticias son dos encargos de la Comisión de Arquitectura y están relacionados con Sevilla, uno es el proyecto de un puente de piedra sobre el río Guadalquivir, cuyo emplazamiento había buscado el propio Pérez “frente a la Puerta de Triana” y el otro el de una plaza también para Sevilla, proyectos ambos que tuvo que abandonar por su delicado estado de salud. Silvestre Pérez murió en Madrid a la una de la madrugada del día 17 de febrero de 1825 y fue enterrado la noche del martes 22 en la parroquia de San Luis.
Obras de ~: Iglesia, Motrico (Guipúzcoa), 1798; Iglesia de Santa María, Tolosa (Guipúzcoa), 1804; Iglesia, Carrizosa (Ciudad Real), 1805; Iglesia de San Bartolomé, Almagro (Ciudad Real), 1806; Proyecto de reforma de iglesia, Chiclana de la Frontera (Cádiz), 1806; con A. de Miranda, Iglesia de Santa María de la Atalaya, Bermeo (Vizcaya), 1807; Teatro, Vitoria, 1817 (desapar.); Casas consistoriales, San Sebastián, 1819; Casas consistoriales, Bilbao, 1819; Aduana, Irún, 1820; Plaza Nueva, Bilbao, 1821.
Fuentes y bibl.: Archivo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Actas de la Sección de Arquitectura: desde 1786 hasta 1805, sig. 139/3; desde 1806 hasta 1823, sig. 140/3; Juntas ordinarias, generales y públicas: desde 1776 hasta 1785, sig. 84/3; desde 1786 hasta 1794, sig. 85/3, desde 1795 hasta 1802, sig. 86/3; desde 1803 hasta 1818, sig. 87/3; desde 1819 hasta 1830, sig. 88/3; Libro de Académicos de Mérito, 1753-1845, sig. 18/3; Informes de Académicos, sig. 43-1/1; Listado de obras guardadas en la Biblioteca de la Real Academia de San Fernando en la “Cartera n.º 3”, s. f., sig. 192-1/5; Inventario General de los Cuadros o pinturas, Estatuas, bajos relieves y otras obras de Escultura, Medallas, Muebles y demas utiles que existen en la Rl. Academia de Sn. Fernando formado en el año de 1824, sig. 620/3.
P. Navascués Palacio, C. Pérez Reyes y A. M.ª Arias de Cossío, Del Neoclasicismo al Modernismo, Madrid, Alhambra, 1978, págs. 29-31 (Historia del Arte Hispánico, n.º 5); C. Sambricio, La arquitectura española de la Ilustración, Madrid, Consejo Superior de los Arquitectos de España, 1986, págs. 389- 399; Hacia una nueva idea de la Arquitectura. Premios Generales de Arquitectura de la R.A.B.A.S.F. (1753-1831), Madrid, RABASF, 1992, págs. 124-125; P. Navascués Palacio, Arquitectura Española, 1808-1914, en J. Pijoán (dir.), Summa artis: historia general del Arte, t. XXXV-2, Madrid, Espasa Calpe, 1993; S. Arbayza y C. Heras, “Legado de D. Silvestre Pérez a la Real Academia de San Fernando (Exposición Enero-Abril 1994)”, en Academia, n.º 79 (. semestre de 1994), págs. 341-386; “Inventario de los dibujos arquitectónicos (de los siglos xvii y xix) en el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (I)”, en Academia, n.º 91 (2.º semestre de 2000), págs. 95, 106, 121, 123, 166, 175, 184 y 187, “... (II)”, en Academia, n.os 92 y 93 (1.º y 2.º semestre de 2001), págs. 124, 130, 157-158 y 162-165; “...(III)”, Academia, n.os 94 y 95 (1.º y 2.º semestre de 2002), págs. 109, 115-116, 118, 128, 145, 208-209, 211, 220 y 224; “...(IV)”, en Academia, n.os 94 y 97 (1.º y 2.º semestre de 2003), págs. 178, 195 y 202-203.
Carmen Heras Casas