Cornejo y Carvajal, Honorio. Zalamea la Real (Huelva), 29.XI.1861 – Madrid, 13.III.1937. Notable marino y científico, ministro de Marina y vicealmirante de la Armada.
Nació en el seno de una familia acaudalada. Poco se sabe de su infancia. Sí que tuvo un hermano, llamado Juan, que ejerció de periodista y que publicó un libro titulado Los humos de Huelva en el que recopiló los artículos que había firmado en defensa de los pueblos en la conocida cuestión de los humos producidos por las teleras de las minas de Riotinto.
Y tuvo otro, mucho más joven que él, llamado Jesús, que alcanzó el empleo de capitán de corbeta en la Armada, dejándolo en 1931 con la Ley Azaña y fijando su residencia en Vigo. Cornejo realiza estudios superiores e ingresa como aspirante de Marina, por oposición, en la Escuela Naval Flotante, ubicada en Ferrol, a bordo de la fragata Asturias (9 de julio de 1878). Al completar sus estudios elementales, asciende a guardia marina de 2.ª clase (27 de julio de 1880) y, poco tiempo después, embarca en la fragata Navas de Tolosa como oficial más moderno y para realizar sus prácticas. Asciende a guardia marina de 1.ª clase (27 de julio de 1883), continuando en el mismo barco. Un año más tarde, es promovido al empleo de alférez de navío (27 de julio de 1884) y embarca en la fragata de madera de 2.ª clase Lealtad (27 de octubre), que realizaba funciones de buque-escuela de marinería con base en Ferrol. En marzo de 1885 es destinado al apostadero de Filipinas y a su llegada embarca en la goleta Sirena de 445 tons de desplazamiento.
Tomó parte en las operaciones de guerra llevadas a cabo contra los moros rebeldes del archipiélago de Joló y es trasladado al vapor transporte Manila de 1.057 tons (30 de septiembre de 1887). A comienzos del año 1888, regresa a la Península, por encontrarse enfermo, destinándosele una vez curado al acorazado Pelayo, en comisión, tras lo cual pasó a la Escuela de Torpedos de Cartagena para realizar la especialidad de torpedista (30 de septiembre). Permanece hasta el verano cuando se le confiere la especialidad que pretendía.
En octubre siguiente, se reincorpora de nuevo al apostadero de Filipinas (10 de octubre de 1889) y asciende a teniente de navío (7 de febrero de 1890), embarcando en el transporte San Quintín (18 de febrero).
Al año siguiente, se le confiere el mando del cañonero Samar, su primer mando en la mar (20 de julio de 1891). Con él auxilió las operaciones de guerra efectuadas en la isla de Mindanao y se le concede la medalla del Mérito Militar de 1.ª clase, con distintivo rojo. Es nombrado oficial de derrota del crucero Reina Cristina (29 de agosto de 1892) y, finalmente, regresa a la Península en marzo de 1893, por encontrarse cumplido de campaña y enfermo. A su llegada es agregado a la comisión de Marina de Huelva (23 de junio) y tan sólo cuatro días más tarde, el 27, pasa a la Ayudantía y el 5 de julio a la Comandancia de Marina de Huelva. Desempeña este cargo hasta el 13 de abril de 1894, en que se le designa ayudante del almirante comandante general de la escuadra de instrucción, contralmirante José María Heras y Donesteve, a bordo del crucero Alfonso XII, que acabaría siendo su suegro, ya que la hija María Heras y Mac Carthy se casó con Cornejo. Con el mismo cargo pasa al acorazado Pelayo (24 de agosto de 1895). En enero de 1896, es destinado al crucero acorazado Vizcaya, y luego se hace cargo del mando del torpedero Barceló (21 de agosto de 1896). Desempeña el mando hasta el 24 de noviembre de 1897 en que pasa a la Brigada de Marinería del arsenal de la Carraca, donde permanece hasta ser nombrado segundo comandante del crucero Aragón (20 de diciembre de 1897). Se le concede una segunda medalla del Mérito Militar de 1.ª clase, con distintivo rojo.
A petición propia es destinado a la fragata Asturias (24 de enero de 1898) como profesor de Física de la Escuela Naval, disciplina que, alternándola con la de Astronomía, explicó hasta el 5 de agosto de 1905. En ese período de tiempo se le concede la Medalla del Mérito Naval de 1.ª clase, con distintivo blanco, y asciende a teniente de navío de primera (20 de octubre de 1904); además se le concede una segunda medalla del Mérito Naval de 1.ª clase, con distintivo blanco, esta vez pensionada. Finalmente es designado segundo comandante del crucero Extremadura (26 de agosto de 1905). Allí se le concede la medalla del Mérito Naval de 2.ª clase, con distintivo blanco y, más tarde, es trasladado también de segundo comandante a la corbeta Nautilus (1 de diciembre de 1906), buque- escuela de guardia marinas en aquella época con base en Ferrol. Al año siguiente es nombrado auxiliar del ayudante mayor del arsenal de Ferrol en el astillero (12 de julio de 1907) y publica sus conocidas Tablas Náuticas, junto con los también tt.nn.
Graiño, Herrero y Ribera; también se le concede otra medalla del Mérito Naval de 2.ª clase, con distintivo blanco y, al año siguiente, una medalla del Mérito Militar de 2.ª clase, con distintivo blanco. Se le designa secretario técnico de la comisión inspectora de construcción de la escuadra en Ferrol (29 de junio de 1909) y se le concede la tercera medalla del Mérito Naval de 2.ª clase, con distintivo blanco, así como se le nombra comendador de 2.ª clase de la Orden de San Estanislao de Rusia. Continúa en el mismo destino hasta ser designado jefe de la Estación torpedista de Ferrol (30 de enero 1911). Asciende a capitán de fragata (27 de agosto de 1912) y es asignado al acorazado Alfonso XIII (en construcción), como segundo comandante (20 de septiembre), continuando en su destino anterior. Al cesar en la Estación torpedista (3 de noviembre), vuelve a ser nombrado secretario de la comisión inspectora del arsenal de Ferrol (17 de diciembre) y continúa asignado al Alfonso XIII. Recibe su cuarta medalla del Mérito Naval de 2.ª clase, con distintivo blanco y es nombrado comandante del cañonero Infanta Isabel de 1.155 tons (15 de octubre de 1914) con el que prestó servicio de vigilancia en el estrecho de Gibraltar y costas marroquíes; tomó parte muy activa en la campaña de Melilla (años 1914, 1915 y 1916). Asciende a capitán de navío (1 de febrero de 1916) y continúa con su mando hasta ser designado jefe de la 1.ª sección del EMC (Estado Mayor Central) y secretario del mismo (22 de enero de 1917). Se le concede la medalla del Mérito Militar de 3.ª clase, con distintivo rojo, y la del Mérito Naval de 3.ª clase, con distintivo rojo y pasador con lema Profesorado y pensionada con el 10 por ciento del sueldo de su empleo hasta el ascenso al inmediato, como recompensa al celo e inteligencia demostrados en cuantos destinos de carácter industrial y de profesorado le han sido conferidos (21 de junio de 1917).
Se le nombra comandante del acorazado Alfonso XIII (18 de noviembre de 1918). Con motivo de las huelgas que asolaban Barcelona en los primeros meses del año 1919, el Gobierno ordenó se trasladase a la Ciudad Condal una división al mando de Cornejo y formada por el Alfonso XIII, el cañonero Álvaro de Bazán, los torpederos 1 y 18 y la flamante flotilla de submarinos, recién creada y organizada, formada por los A-1, A-2, A-3 e Isaac Peral, para que con sus dotaciones se atendiesen las centrales eléctricas de la Canadiense y se mantuviese el orden en la ciudad.
Asciende a contralmirante (5 de julio de 1920) y es designado primer teniente fiscal militar del Consejo Supremo de Guerra y Marina (30 de octubre). Se le concede la Gran Cruz de la Orden del Mérito Naval, con distintivo blanco (14 de abril de 1921) y es nombrado director general de Navegación y Pesca Marítima (5 de julio), situada en la casa número 36 de la calle Alcalá de Madrid. De este destino pasa a segundo jefe del EMC (29 de octubre de 1923) y posteriormente se le añade el de jefe de Estado Mayor de la jurisdicción de Marina en la Corte (31 de marzo de 1924), aunque no los desempeñaría mucho tiempo, pues es designado para el recién creado cargo de subsecretario del Ministerio de Marina (25 de mayo de 1924), después del interregno de los encargados de despacho, desempeñados por los jefes de Estado Mayor de la Armada.
El cambio de sistema lo justifica Cornejo en la necesidad de disponer un “órgano ejecutivo” que en estrecha colaboración con el EMC liberara a éste de todas las funciones no relacionadas con “el estudio y la previsión de la defensa y la guerra naval”. La Subsecretaría pasa así a entender “en todos los asuntos atribuidos en ese momento al Almirante Jefe del EMC”.
El Estado Mayor deja de ser en esta reorganización el organismo militar —pensante y utilizador— que propugnaron Sánchez de Toca y Ferrándiz años antes para quedar convertido en un ente “semiintelectual” de ejecutoria puramente teórica. Las formas autocráticas del sistema de gobierno implantado por Primo de Rivera son incompatibles con la funcionalidad de órganos de alto nivel, que por su capacidad de control y decisión propios pueden colisionar con las prerrogativas del Directorio y de la Subsecretaría. También Cornejo suprime la escala de tierra del Cuerpo General de la Armada, quedando a extinguir el personal que la constituye y desvirtuado el propósito perseguido por Ferrándiz —en su ley de 1908— que no era otro que segregar a los oficiales menos capaces o con menor vocación marinera de los que reunían más aptitudes y afición a su profesión, para impedir el acceso a los altos cargos de muchos que progresaban en su carrera aferrados a destinos terrestres.
Sin embargo, no todo son desaciertos en las empresas organizativas de Cornejo, mención especial merece la creación de la Escuela de Guerra Naval (25 de mayo de 1925), que queda adscrita al EMC de la Armada, con el fin de formar oficiales en un mismo método de trabajo y dar continuidad a la doctrina que ha de inspirar el ejercicio del mando, tanto en el funcionamiento interno, como en la definición de los objetivos a lograr en su ámbito de acción. La reposición de la flota mercante nacional, iniciada en 1909 a raíz de las disposiciones de Maura, comienza a detenerse en los años veinte, época en la que las construcciones navales decrecen sensiblemente, la edad de gran parte de los buques es ya muy avanzada y la recesión mundial de los fletes crea graves problemas financieros a las compañías navieras. Para aliviar esta situación, Cornejo emprende una política de subvenciones y primas a la navegación y construcción naval, que apenas consiguen mitigar el quebranto económico del sector y sólo servirán para prolongar unos pocos años el descenso del registro de buques.
En vías de solución el problema marroquí, el presidente del Directorio militar decide su sustitución por un gobierno civil, donde Cornejo asumirá la cartera de Marina. Esta vuelta a la constitucionalidad origina una nueva reorganización del Ministerio de Marina (4 de febrero de 1926). La nueva organización central de la Armada difiere de la anterior en que la Subsecretaría pasa a denominarse Dirección General de Campaña y la Secretaría particular y política del ministro se llama ahora Secretaría Auxiliar; ésta absorbe parte de las funciones de la desaparecida subsecretaría. La confusión funcional creada obliga en octubre de 1927 a suprimir el EMC; pero la realidad es que hay un rechazo al órgano —Estado Mayor— que se cree mediatiza el ejercicio del mando.
Lo que queda fuera de toda duda es que la filosofía del Estado Mayor tal y como la expuso Sánchez de Toca —o como se concibe hoy día, que es igual— y el espíritu de la organización que impulsó Ferrándiz han quedado totalmente degradados. En el ámbito de la fuerza naval, la situación de paz que prevalece en Marruecos y la modificación de la organización del Protectorado aconsejan a Cornejo reducir las fuerzas navales asignadas al norte de África y reestructurarlas.
También se reorganiza la Flota, que queda integrada por: la escuadra, la división de cruceros y la flotilla de contratorpederos. En el orden del personal, modifica las plantillas fijadas por Dato en 1920, reduciéndolas por la disminución de destinos a flote debido al desguace de unidades al finalizar la campaña en el Protectorado y Primo de Rivera, alentado por el ministro de Hacienda, Calvo Sotelo, emprende la política de reducción de gastos militares. No obstante, las construcciones navales reciben un fuerte impulso durante el ministerio de Cornejo. La evolución de los acontecimientos políticos en Europa y la prevención de las amenazas que en la vida internacional puedan afectar a España llevan al ministro y a Primo de Rivera a pensar en el fortalecimiento de la fuerza naval y la defensa de las bases navales, dotándolas con material moderno y adecuado a las necesidades de la defensa nacional, conforme a las disponibilidades de recursos económicos. Pero junto a las necesidades de defensa, las condiciones socioeconómicas que atraviesa la Sociedad Española de Construcción Naval, amenazada por el problema del paro obrero en los astilleros por falta de trabajo, pesan en la balanza de las decisiones tanto o más que los dictados político-estratégicos.
Sobre esta base, en marzo de 1926, se autoriza al ministro para la construcción en Ferrol del crucero Cervantes y tres contratorpederos en Cartagena, José Luis Díez, Ferrándiz y Lepanto. Más tarde se le concede a la Armada un presupuesto extraordinario para desarrollar un plan de construcciones y obras que han de finalizar el 31 de diciembre de 1936. De las construcciones autorizadas se llevarán a efecto dos nuevos cruceros, los futuros, Canarias y Baleares, que entrarán en servicio en 1936; tres destructores, Churruca, Alcalá Galiano y Almirante Valdés, cuya construcción no se inicia hasta 1928 y el buque escuela Juan Sebastián de Elcano. La construcción del tercer crucero previsto en el programa, así como la construcción de submarinos tipo C, petroleros, buques de vigilancia, minadores y rastreadores quedará modificada por un nuevo programa (16 de marzo de 1928), que incluye la construcción de un submarino prototipo, el E-1, con la ayuda de técnicos alemanes.
Había ascendido a vicealmirante (26 de noviembre de 1924) y en ese mismo año se le había concedido la Gran Cruz de la Corona de Italia. En 1926, se le impone la Gran Cruz de la Legión de Honor francesa y, al año siguiente, pasa a la situación de reserva (29 de noviembre de 1927), aunque continúa desempeñando la cartera de Marina. El presidente del Consejo de Ministros, en nota oficiosa entregada a la prensa, anunció que, en plena eficiencia del Departamento de Marina, muy dolorosamente se había encontrado en la necesidad de prescindir del vicealmirante Cornejo, para cumplir la promesa hecha tiempo atrás de, en la primera ocasión oportuna, concederle el descanso que tenía solicitado, y bien merecido, después de estar al frente del Departamento cuatro años y medio de ininterrumpida y dura labor. La ocasión la proporcionó la crisis producida por el fallecimiento del ministro de la Guerra, el duque de Tetuán, persona con la cual estaba identificada Cornejo (5 de noviembre de 1928).
Siendo todavía ministro de Marina visitó su pueblo natal (5 de agosto de 1927), donde se le rindió un cálido homenaje. Como consecuencia de esta visita impulsó desde el Gobierno la construcción de algunos edificios municipales. Actualmente una de las calles del pueblo lleva su nombre. Al cesar pasa a 2.ª reserva con residencia en Madrid. En agosto de 1931, sería juzgado por una comisión de las Cortes de la República, junto a su sucesor en el Ministerio de Marina, el contralmirante Mateo García de los Reyes, en virtud de una ley que confería atribuciones a la comisión para instruir diligencias y exigir responsabilidades políticas respecto a Marruecos, golpe de estado de 1923, política social en Cataluña, proceso de Jaca y otras, y sería sancionado con la separación del servicio; con lo cual dejó de cobrar su sueldo y llegaría a una situación tan límite, al final de 1932, que sus abogados defensores Róspide y Arranz se verían en la necesidad de efectuar una colecta entre amistades y compañeros para, sí querían, contribuir con una cuota fija mensual aliviar, en parte, la precaria situación económica en que había quedado. Pero cuando contaba setenta y cinco años de edad, llevando ya varios años retirado de toda actividad pública, llega el verano de 1936 y con él el estallido de la última Guerra Civil española.
Al poco de iniciada la contienda, es apresado y encarcelado en una de las cárceles de Madrid. En la prensa de Jerez del 13 de marzo de 1937 se dice lo siguiente: “A consecuencia de los sufrimientos y del hambre ha fallecido, en una cárcel de Madrid, el almirante don Honorio Cornejo Carvajal, ex Ministro de Marina durante la Dictadura, natural de Zalamea la Real (Huelva).”
Obras de ~: “Ligeras ideas sobre táctica naval”, en Revista General de Marina (RGM), t. 26 (enero-junio de 1890), págs. 415-422; “Los acorazados”, en RGM, t. 27 (junio-diciembre de 1890), págs. 902-912; “Los cruceros”, en RGM, t. 29 (julio-diciembre de 1891), págs. 21-32; “Los torpederos”, en RGM, t. 29 (julio-diciembre de 1891) págs. 582-602; “Táctica de torpederos”, en RGM, t. 31 (julio-diciembre de 1892), págs. 3-58; “Un nuevo tratado de navegación”, en RGM, t. 51 (julio-diciembre de 1902), págs. 274-294; “Táctica naval”, en RGM, t. 52 (enero-junio de 1903), págs. 185-186; “Táctica naval (conclusión)”, en RGM, t. 52 (enero-junio de 1903), págs.757-791; con L. Rivera y L. Herrero, Tablas de logaritmos, Ferrol, 1905; Tablas náuticas declaradas oficiales en nuestra Armada en sustitución de las de Mendoza, Ferrol, 1905; “Memoria del estado de la inspección en 31 de diciembre de 1910, de las obras del primer grupo contratadas con la Sociedad española de construcción naval, en virtud de la Ley de 7.I.1908”, en RGM, t. 68 (enero-junio de 1911), págs. 863- 894; “Resumen naval del quinquenio de nuevo régimen” en Diario La Nación (con motivo de la celebración del quinto aniversario del 13 de septiembre de 1923), 1928, págs. I-III.
Bibl.: Estados generales de la Armada para los años 1879 a 1932, Madrid, Imprenta del Ministerio de Marina, 1878/1931; “Extracto de los servicios del capitán de navío Honorio Cornejo Carvajal”, en Gaceta de Madrid, 28 de julio de 1920, págs. 332-333; “Los nuevos nombramientos de Marina”, en Vida marítima, n.º 870 (1928), págs. 1-2; A. D., “Biografía de Honorio Cornejo y Carvajal”, en J. M.ª Martínez-Hidalgo, Enciclopedia general del mar, t. II, Barcelona, Ediciones Garriga, 1957, págs. 51-52,; F. de Bordejé y Morencos, Vicisitudes de una política naval, Madrid, Editorial San Martín, 1978, págs. 467-519; R. Cerezo Martínez, Armada española siglo xx, t. I, Madrid, Ediciones Poniente, 1983, págs. 167-179; J. M. de Mayoralgo y Lodo, Movimiento nobiliario de 1937, fallecimientos, marzo, Internet, 2007; A. Domínguez Ponce de León, Datos con foto sobre Honorio Cornejo Carvajal, Ayuntamiento de Zalamea la Real (Huelva), 2007.
José María Madueño Galán