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Juan de Prócida

Biografía

Prócida, Juan de (Giovanni). Salerno (Italia), 1210 – Roma (Italia), 1299. Médico y consejero de los reyes Manfredo de Sicilia y Pedro el Grande de Aragón, canciller.

Era hijo de Andrea da Prócida y de Beatrice de Chiaramonte. Médico de profesión, había estudiado en la Universidad de su ciudad natal, Salerno, donde después ejerció una Cátedra. Se convirtió en el médico personal del emperador Federico II, que le recompensó con propiedades cerca de Nápoles y con la isla de Prócida, y cuidó también del cardenal Orsini (después papa Nicolás III) y del rey Conrado. Fue consejero del rey Manfredo, que le nombró su canciller.

Después de la batalla de Benevento, en la que murió el rey Manfredo, se acogió a la amnistía concedida por el vencedor, Carlos de Anjou, aunque se mantuvo fiel a los Hohenstaufen en su corazón.

Aprovechó un viaje a Viterbo con motivo de la boda de su hija con Bartolomé Caracciolo, que servía en la Corte papal, para unirse al Ejército de Conradino.

Tomó parte en la batalla de Tagliacozzo, pero pudo huir después del desastre y se refugió en Venecia, mientras su familia sufría los rigores de la venganza del vencedor. Carlos de Anjou expropió sus tierras, su mujer fue maltratada, una hija violada y un hijo muerto por el noble francés que fue a echarles de su casa.

Prócida pasó a Alemania para intentar convencer al nieto de Federico II, Federico de Turingia, de invadir Italia y restablecer a la dinastía de los Hohenstaufen.

Habiendo fracasado en ese intento, Giovanni adoptó la candidatura del infante Pedro de Aragón, como esposo de la hija de Manfredo y, con dos de los hijos que estaban con él y se habían salvado, Francisco (Francesc) y Tomás, fue a refugiarse en la Corte del infante Pedro y de Constanza de Sicilia, donde ya se encontraba en 1274, puesto que ese año recibió del infante los castillos de Alís y de Pomar, en Aragón; la donación era una de las efectuadas por el infante después del asesinato de Ferran Sanxis de Castro, hijo natural de Jaime I, cuando distribuyó entre sus fieles los bienes de su difunto hermano y enemigo y de sus partidarios; Giovanni de Prócida recibió nuevas donaciones de Pedro el Grande, ahora ya Rey, en el Reino de Valencia: el lugar de Benissanó, en 1276, y Llutxent, Quatretonda, Palma y Ador, entre 1277 y 1278. Desde 1276 era consejero de Pedro el Grande y algunas de las fuentes de la época aseguran que fue una de las figuras principales de la conspiración que llevó a las Vísperas Sicilianas, entrando en contacto con el papa Nicolás III y el emperador Miguel Paleólogo; es evidente que hubo contactos con la Corte griega, pero no parece que los llevara a cabo el mismo Prócida, sino que aconsejaba a la reina Constanza un acercamiento basado en un matrimonio que el rey Pedro no aceptó; en realidad, la alianza con Bizancio no fue operativa hasta más adelante. Hubo con seguridad contactos con personalidades sicilianas para preparar la revuelta, y pudo ser él mismo quien los organizara.

Una crónica coetánea en siciliano le atribuyó toda la conspiración y le convirtió en un hombre de leyenda.

No hay constancia de que participara en la expedición al norte de África y posteriormente a Sicilia, después de la revolución de las Vísperas. Debió de quedarse junto a la reina Constanza y su hijo mayor, el infante Alfonso, para aconsejarles. En 1284 acompañó a la reina Constanza y a los infantes Jaime, Federico y Violante a Sicilia, ya que el rey Pedro debía marchar a Cataluña para viajar a Burdeos, a causa del desafío con Carlos de Anjou. En enero de aquel mismo año, fue nombrado canciller del Reino de Sicilia con carácter vitalicio; su misión era la de aconsejar a la Reina en el gobierno del Reino y allí permaneció hasta 1297 y recibió en la isla, en premio a sus servicios, el lugar de Scicli, en 1292. Realizó dos embajadas al Papa en 1289 y en 1290 para solicitar la absolución de la excomunión y el levantamiento del entredicho que pesaba sobre el Reino, aunque sin éxito. Después de que Jaime II accediera al Trono de la Corona de Aragón, a la muerte de su hermano el rey Alfonso el Liberal, continuó en Sicilia aconsejando al infante Federico, que permaneció en la isla como lugarteniente de su hermano; en mayo de 1295 le acompañó a Roma, con Roger de Lauria, para que se entrevistase con el papa Bonifacio VIII, que quería hacerle una oferta dentro de las negociaciones que se llevaban a cabo para terminar el enfrentamiento entre la dinastía catalana y la angevina, oferta consistente en el matrimonio de Federico con Catalina de Courtenay y un subsidio papal para la conquista del Imperio Bizantino, al que Catalina tenía derechos hereditarios.

Giovanni de Procida permaneció unos meses más en la Corte pontificia, con Manfredo Lanza, para definir los términos del acuerdo que finalmente fueron: matrimonio con Catalina en septiembre, que aportaría una dote de 40.000 onzas de oro y un subsidio papal de 30.000 onzas para la conquista del Imperio Bizantino. El infante Federico había estado de acuerdo, en principio, con esa solución, pero Catalina se negó a aceptar la boda con un Rey sin reino y esa solución fracasó. Cuando Jaime II firmó el Tratado de Anagni, en 1295, por el que abandonaba Sicilia a la Iglesia y por tanto a sus antiguos enemigos, los sicilianos se negaron a aceptar el retorno al dominio de los Anjou y proclamaron rey a Federico. Tanto Roger de Lauria como el mismo Prócida le reconocieron como Rey en un primer momento, pero aquellos hombres, que habían hecho posible el dominio catalán en la isla, empezaron a encontrarse incómodos en la nueva situación, sobre todo cuando ambos Reyes hermanos iniciaron su enfrentamiento. En 1297, Jaime II pidió a su hermano Federico que dejase salir de la isla a la reina Constanza y a la infanta Violante puesto que ésta había de casarse en Roma con el heredero de Nápoles, Roberto. Tanto Prócida como Lauria aprovecharon la ocasión para salir de la isla acompañando a la Reina y ya no volvieron. Prócida murió poco después en Roma. Antes de su muerte, Carlos II de Nápoles le había restituido sus bienes de Salerno.

Se ignora el nombre de su primera esposa, mientras que la segunda fue Landolfina di Fasanella. Sus hijos fueron Francesc, Tomàs, Beatriu, Pere, un hijo muerto antes de 1270 y una hija cuyo nombre se desconoce.

Tuvo además un hijo ilegítimo llamado Tomás. El primero de los hijos le sucedió en las posesiones de Valencia, mientras que el segundo lo hizo en las italianas, aunque también tuvo dominios en Valencia, por concesión directa de Jaime II, como Sumacàrcer.

Giovanni de Prócida fue un hombre extraordinariamente inteligente y sabio, según sus contemporáneos, y lo reconoce así el cronista Ramon Muntaner cuando dice que “era dels pus savis hòmens del món”. Ha llamado la atención que, cuando Federico se rebeló contra la política de su hermano y aceptó la Corona siciliana, él, que había luchado tanto por la independencia del Reino de Sicilia, no se identificó totalmente con su causa sino que predominaron en su ánimo los fuertes lazos de fidelidad hacia Jaime II y la Corona catalano-aragonesa, donde sus hijos ya habían enraizado.

 

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María Teresa Ferrer i Mallol

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