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Francisco Iturrino González

Biografía

Iturrino González, Francisco. Santander (Cantabria), 10.IX.1864 – Cagnes-sur-Mer (Francia), 21.VI.1924. Pintor.

Fue hijo del farero Miguel Iturrino, profesión por la que su familia se trasladó a Castro Urdiales en 1867, aunque en esta ocasión fue a trabajar como jefe de los descargadores de mineral, para Cosme Echevarría, industrial bilbaíno. Después de esta fecha, la familia se mudó de nuevo en 1872 a Bilbao, al pasar su padre a conseguir el puesto de intendente de las minas de la familia Echevarrieta.

Desde muy niño, Iturrino dibujaba incansablemente, motivo por el que se encargó de orientarle y ayudarle su tío Elviro González, músico, poeta y pintor aficionado, quien, de este modo, se convirtió en su primer maestro; este magisterio en artes plásticas por parte del tío fue compaginado con las clases que recibió en una academia a partir de 1879.

Alternó sus clases de pintura con los estudios de bachillerato en el colegio de los agustinos de Bilbao, donde consiguió su título en 1882.

Miguel Iturrino decidió enviar a su hijo a Lieja para que estudiara ingeniería. Esto ocurría en 1883, y supuso esta decisión un cambio sustancial en la vida de Francisco Iturrino, puesto que esta estancia hizo que surgiera en él el deseo de convertirse en pintor. Juan de la Encina —seudónimo de su amigo Gutiérrez Abascal—hablaba del nacimiento de esta vocación a través de una anécdota. Al parecer, fue una apuesta entre los estudiantes de la pensión en la que se hospedaba, empeñados en ver quién copiaba mejor un cuadro, lo que condujo a Francisco Iturrino a desear cambiar el rumbo de su futuro.

En 1887 su padre conoció la noticia de que en todos estos años ni tan siquiera había comenzado sus estudios, por lo que decidió suprimir la ayuda económica que hasta entonces le permitía vivir. Sin embargo, fue la madre de Francisco Iturrino quien se encargó de enviarle a escondidas dinero, hasta que, poco tiempo después, el padre cambió de parecer y siguió protegiéndole económicamente hasta su muerte en 1909.

En 1890 se trasladó de Lieja a Bruselas. En la capital belga recibió clases de pintura en la Academia St.

José-ten-Noode, donde conoció al pintor Henri Evenepoel, que años más tarde le pintó el famoso retrato L’Espagnol a Paris. Este período en la vida de Iturrino resultó especialmente oscuro; apenas aportan datos sus biógrafos y con frecuencia, como se verá, tampoco en lo relativo a su matrimonio y nacimiento del primer hijo se ponen de acuerdo en cuanto a fechas.

En 1894 contrajo matrimonio civil con la joven Marie Josephine Delwit Schwartz. Fue en 1906 cuando, presionado largamente por su tío Prudencio, decidió contraer matrimonio religioso en Córdoba.

Al año siguiente se trasladó a París y fue precisamente ese año cuando nació Elviro, su primer hijo, que murió poco tiempo después. También durante esta estancia en París, según recoge Juan de la Encina, expuso en los salones de la Rose Croix. Con su traslado a París en 1895 se puede considerar cerrada su etapa belga, a pesar de que, años después, regresó a este país e incluso permaneció por espacio de algún tiempo. En esta primera etapa se puede hablar de la enorme influencia que recibió de los primitivos flamencos, que a su llegada a París se completó con una influencia clara de Delacroix y especialmente de Cézanne.

En enero de 1898 volvió a Bruselas, donde nació su hijo Marcelo, y realizó alguno más de sus constantes viajes. En esta ocasión se trasladó por un tiempo a Ledesma (Salamanca), donde pintó Las charras y Mujeres a caballo.

La amistad con Henri Evenepoel fue de gran ayuda para Iturrino en París, pues le llevó al taller de Gustave Moreau, donde en 1895 conoció a Matisse.

En 1900 participó en las exposiciones que promovía Manuel Losada en Bilbao y en La Libre Esthetique de Bruselas. Pero fue al año siguiente cuando se realizó la que posiblemente sería la exposición más importante que realizó hasta esos momentos, aunque también expuso ese año en el Salón de los Independientes y presentó en la Societé Nationale des Beaux Arts de París el cuadro titulado Mediant. Se trata, claro está, de la exposición conjunta celebrada en la Galería Vollard del 24 de junio al 14 de julio; los pintores eran el joven Picasso —quien en esta ocasión presentaba sesenta y cinco lienzos y una carpeta de dibujos, entre los que se encontraba el retrato de Iturrino, titulado Hombre en azul— e Iturrino, que mostraba treinta y seis cuadros. Partió, de nuevo, hacia Salamanca, para exponer más tarde en Bilbao, en la Exposición de Arte Moderno, en la que se mostraron también tres cuadros de Picasso; todas estas obras habían viajado desde París con Iturrino. Éste frecuentaba en estos momentos la amistad no sólo de Picasso, sino de todos los fauves. No se debe olvidar que el estudio de Gustave Moreau, al que acudía Iturrino, era visitado a menudo no sólo por Matisse, sino por Rouault, Marquet, Marquin, Camoin y Puy.

1902 fue un año fructífero a nivel de exposiciones.

Participó en la muestra La Libre Esthétique de Bruselas, en el Salón Nacional de Bellas Artes de París.

Asimismo con Manuel Losada, Isidro Nonell, Ignacio Zuloaga y Pablo Picasso tomó parte en una colectiva organizada en la Galería Berthe Weil de París.

En el mes de junio de este mismo año realizó su segunda exposición individual en la Galería Vollard.

Ese verano viajó a Andalucía; permaneció un tiempo en Sevilla y en el cortijo de Miguel Mihura; después estableció su estudio en Sevilla, frente al de Zuloaga, en la calle Socorro, n.º 7.

En julio del año siguiente, 1903, estuvo con su familia en Bilbao, pero a finales del mes se trasladó a París, a su domicilio de la rue La Rochefoucault, n.º 64, donde vino al mundo su hija Luisa. Este año participó en la Tercera Exposición de Arte Moderno, en Bilbao, donde presentó doce cuadros de temas taurinos: toreros, toros y majas. Asimismo, del 31 de octubre al 6 de diciembre expuso en el Salon d’Automme de París sus lienzos Aprés la fête y Femmes à cheval, siendo esta última pintura reproducida en Le Monde Illustré de París el 7 de noviembre de 1903.

Al año siguiente realizó su primera visita a Córdoba.

Pasó una temporada en la sierra, en el cortijo El Brillante, del que era propietario el torero El Lagartijo.

Córdoba le entusiasmó de tal forma que entre 1904 y 1908 se trasladó allí cuatro veces.

Como venía siendo habitual, expuso en la Galería Vollard, este año fue del 14 al 20 de mayo, y en octubre, mientras, como ya se ha dicho, se encontraba en Salamanca, en el Salon d’Automme en París. A este Salón presentó Charras, Chevaliers regardant une course de taureaux y Coin de foire à Salamanque.

En 1905 participó en la Cuarta Exposición de Arte Moderno en Bilbao. Expuso las siguientes cuatro obras: Feria de Salamanca, Retrato y dos Escenas andaluzas, pero la prensa no veía con buenos ojos su obra.

Participó también en La Libre Esthetique en Bruselas y presentó en el Club de Regatas de Bilbao una colección de aguafuertes. Participó también en la Exposición Vasco-Francesa de Bayona, al lado de Zuloaga, Guiard, Losada, Uranga, Asarta, Larroque y el escultor H. Basterra.

Este año nació en Sevilla Elvira, la segunda de sus hijas, y la familia pasó una temporada en Motrico, el pueblo del padre del pintor. Iturrino fue siempre un hombre incapaz de permanecer mucho tiempo en el mismo sitio; necesitaba viajar. Por eso en octubre y noviembre fue con toda su familia a Villavieja de Yestes (Salamanca) y desde allí hizo excursiones a Las Hurdes y Las Batuecas. Volvió a presentarse al Salon d’Automme en París, con el lienzo Herradero.

En 1906 se celebró en París la retrospectiva de Gauguin y fue un año de gran importancia para los fauves.

Con Matisse, se presentó Iturrino, como era habitual, al Salon d’Automme de París; este año mostró Arruzafa en Córdoba, Verbena, Le soir y Sous le bois.

El 16 de febrero de 1907 se inauguró una exposición individual de Iturrino en la Galería Vollard, pero, como también había hecho en alguna otra ocasión, no cumplió sus obligaciones como expositor y abandonó París, para trasladarse a Salamanca, donde le recibió Miguel de Unamuno, que dejó escrito un interesante retrato literario del pintor. Alquiló casa en Ledesma, para trasladarse después a Villavieja de Yestes.

Este año donó cinco aguafuertes al Museo Provincial de Córdoba.

Al año siguiente residió y pintó tanto en Córdoba y Sevilla, ciudad a la que se trasladó con Matisse, como en Motrico y París. Fue precisamente en Motrico donde nació su hijo Miguel, que murió un año más tarde a causa de una meningitis.

En 1910 nació su hija Elena. Participó en las reuniones preparatorias, encaminadas a la fundación del Círculo de Bellas Artes y Ateneo de Bilbao, llegando a formar parte de la comisión de pintura. Expuso también en la Sexta Exposición de Arte Moderno de Bilbao, en la que mostró doce obras.

A mediados de noviembre de ese mismo año se encontraba en Sevilla con Matisse, donde permanecieron aproximadamente hasta enero. Visitaron también Córdoba y Granada. En septiembre del año siguiente expuso, de nuevo, en la Galería de Vollard, y en el Salon d’Automme le dedicaron una sala especial, en la que se mostraron veintiocho cuadros suyos. Algunas de las obras expuestas fueron: En ettendant la barque, Seville; Le pasaje des cigariéres, Seville; La chanteuse gitaine, Seville; La promenade, Cordove; Le bain, Cordove; Dans la sierra, Cordove; Femmes nues à l’Alberca, Cordove; Jeune fille sevillane; Les quatre gitanes.

Realizó este año con Matisse un nuevo viaje a Sevilla, desde donde se trasladaron a Túnez, buscando el orientalismo y la luz del norte de África; a ellos se unieron el pintor Charles Camoin y el canadiense James Wilson Morrice. El deseo por conocer el norte de África, tratando de aprehender su luz, color y peculiaridades venía siendo una constante desde el siglo anterior entre los artistas europeos. De Tánger se trasladó a Marruecos, para permanecer después un tiempo en Salamanca. Resultado de este viaje fueron unos hermosos bodegones pintados en Sevilla por Iturrino, idénticos temáticamente a otros realizados por Matisse, que se encuentran en una colección particular, y que evidencian la íntima relación existente entre ambos pintores.

El año siguiente, 1913, no fue bueno a nivel personal.

Su esposa comenzó a mostrar síntomas de desequilibrio mental, por lo que se vio obligado a ingresarla en el Hospital Psiquiátrico de Santa Águeda de Mondragón. Permaneció un tiempo en la finca La Concepción, propiedad de la familia Echevarrieta- Echevarría de la Lana en Málaga. Fue en 1914 cuando le retrató André Derain al óleo y Matisse hizo su retrato al aguafuerte. Participó este año en la exposición Homenaje a Darío de Regoyos, que había fallecido el año anterior, organizada en La Libre Estethique de Bruselas y fue invitado a participar en la Exposición Franco-Española de Bayona, que se celebró en agostoseptiembre, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial impidió que se llevara a cabo esta muestra.

La guerra obligó a Iturrino, como a tantos otros artistas, a abandonar París y trasladarse a España. Del 16 de agosto al 15 de septiembre expuso un total de veinticinco cuadros en la Asociación de Artistas Vascos de Bilbao; la mayoría de las obras eran de Málaga y Tánger, tal como lo atestiguan los títulos de los mismos: Mora acostada; Moritos; Grupo de moras; Una parte del Zoco; Concierto moruno; Zoco de Tánger; Dos moras; Paisaje de Málaga; Jardín de Málaga; Gitanilla.

Viajó a Barcelona, donde se presentó en las Galerías Layetanas, por primera vez, su obra. De nuevo se trasladó a pintar a Málaga al año siguiente, invitado por sus amigos los Echevarrieta-Echevarría. Asimismo en las Galerías Layetanas expuso de nuevo, si bien en una muestra colectiva, al año siguiente, en 1917, y también la Asociación de Artistas Vascos le organizó una exposición individual en el mes de agosto. En julio de este mismo año apareció publicada en la revista Vell y Nou una fotografía de Iturrino en Barcelona, al lado de Picasso y Maeztu. Expuso por tercera vez en enero del año siguiente en las Galerías Layetanas de Barcelona; en primavera lo hizo en la muestra colectiva Arts i els Artistes, en esta ocasión colgó dos obras.

Se trasladó a Madrid, donde vivió en el n.º 3 de la calle Lope de Rueda, y estableció su estudio más tarde en el n.º 140 de la calle de Alcalá. En Madrid frecuentó el mundo de las tertulias, especialmente la del Café de Pombo, liderada por Ramón Gómez de la Serna, y la del Café El Gato Negro, bajo la supervisión del bilbaíno José María Soltura. Participó este mismo año en la Exposición Hispano-Francesa de Zaragoza, celebrada en el mes de junio en el Círculo Mercantil, y en agosto-septiembre en la Exposición Internacional de Pintura y Escultura de Bilbao, que se mostró en las Escuelas de Albia; en esta ocasión disponía de una sala especial. La comisión organizadora de esta muestra compró cuatro aguafuertes, con destino al Museo de Bellas Artes de Bilbao. Se exhibió su obra, junto a la de Antonio de Guezala y Julián de Telaeche en la Nyakoustonst Galleriet de Estocolmo.

Fue también durante este año cuando Juan de Echevarría realizó el Retrato de Iturrino, que actualmente se puede contemplar en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.

En 1920 comenzaron a manifestarse los primeros síntomas de gangrena en una de sus piernas, problema por el que tuvo que ser intervenido en su propio domicilio.

A pesar de sus problemas físicos, expuso en la muestra colectiva de Artistas Vascos en la Galería Barbanzanges de París. Pero los problemas con su pierna no se solucionaron con esta intervención, sino que continuaron, de tal forma que tuvo que volver a ser intervenido; esta segunda vez la operación se llevó a cabo en Barcelona y le supuso la amputación de su pierna.

En 1922 volvió a sufrir alguna nueva intervención quirúrgica. Su situación económica no era nada envidiable, por lo que sus amigos se encargaron de ayudarle.

Fue Elie Faure quien se ocupó de organizar una exposición-homenaje en la Galería Rosemberg de París. Se expusieron diecinueve cuadros de Iturrino y se subastaron los de sus amigos Picasso, Bonnard, Dufy, Derain, Matisse, Signac, Vlaminck y Pichot, entre otros.

Buscando un clima más suave y propicio para sus dolencias, se trasladó a vivir al sur de Francia; primero encontró una vivienda en Niza y después, gracias a la ayuda de su amigo Matisse, en Cagnes-sur-Mer. Este mismo año participó en la exposición de Bellas Artes del Tercer Congreso de Estudios Vascos celebrado en Guernica (Vizcaya), durante el mes de septiembre. En 1923 seguía residiendo en Cagnes-sur-Mer, aunque realizó algún viaje a París y a Chassant.

Fue al año siguiente cuando realizó la exposición de aguafuertes en Bruselas, inaugurándose el 11 de abril en la Galería Giroux; pero su salud cada vez se encontraba más deteriorada, hasta que el 21 de junio de 1924 murió a las tres del mediodía en presencia de sus dos hijas mayores.

 

Obras de ~: Moulin Rouge. París, 1900; Paisaje de bosque, 1903-1905; Desnudo, 1909-1912; Bodegón, 1910-1912; Harén, 1912; Zoco de Tánger, 1912; Galgos, 1913-1914; Escena campera, 1914; Desnudos, 1916-1918; Retrato de Juan Bayo, 1918; Jardín de Málaga, 1919.

 

Bibl.: M. Unamuno, De mis santas compañas: Paco Durrio. Obras completas, t. X, Madrid, Editorial Aguilar, 1959; VV. AA., Francisco Iturrino (1864-1924), Madrid, Instituto de Cultura Hispánica, noviembre-diciembre 1964; J. Camón Aznar, “El arte de Iturrino”, en Goya, n.º 63 (1964), págs. 162- 169; S. Amón, Dibujos de Francisco Iturrino, Madrid, Ibérico Europa, 1970; J. de la Puente, Francisco Iturrino, catálogo de exposición, Santander, Banco de Santander, 1982; M. A. Marrodán, Iturrino y su proyección actual, Aranguren (Vizcaya), El Paisaje, 1983; K. M. de Barañano y J. González de Durana, Francisco Iturrino. Obra gráfica, Vitoria, Gobierno Vasco, 1988; K. M. de Barañano, “Matisse e Iturrino”, en Goya, n.os 205-206 (1988), págs. 94-98; P. Joos, “Francisco Iturrino: su etapa belga”, en Anuario (Museo de Bellas Artes de Bilbao), n.º 1990 (1990), págs. 87-92; VV. AA., Francisco Iturrino. Santiago Rusiñol. Jardines de España, catálogo de exposición, Madrid, Bancaixa, 1993; P. Joos, M. Zugaza Miranda y J. M. Bonet, Francisco Iturrino (1864-1924), catálogo de exposición, Madrid, Mapfre Vida, 1996; VV. AA., Francisco Iturrino, catálogo de exposición, San Sebastián, Fundación Social y Cultural Kutxa, 1996.

 

Esther López Sobrado

 

 

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